La hija de Lucifer.

Capitulo 8.

Comienzo a pensar y a dirigir mis pensamientos rápidamente y sin control. ¿Qué les voy a decir a mis amigos? He platicado muy poco con Berry, después del mensaje que le envié diciendo que me salí de clases por estar enferma, simplemente respondió “Vale, de acuerdo”. Henry no había respondido.

Aún me sentía mal por todo lo sucedido, pero más que nada, me sentía confundida, no sabía con qué comparar mi situación. Analicemos un caso de adopción, en el cual simplemente pides buscar a tus padres genéticos y ya, simple… pero yo no fui adoptada, literalmente salí del vientre de mi madre, pero sigo sin ser su hija, ¿Qué tan confuso puede ser eso?

Bajo las escaleras con disimulo, intentando hacer el menos ruido posible por aquel piso de mármol pulido y brillante. Son las cinco de la mañana, el sol aún no ha salido, al igual que no hay nadie despierto aún. Voy a la cocina con paso rápido, intentando al menos tomar un vaso de agua antes de irme a la escuela, o al menos fuera de ella, ya que las puertas se abren hasta las siete. No quiero encontrarme a nadie, por eso mi agilidad, y mucho menos a mi padre…

Doy un vistazo a mi celular, mi madre me ha llamado ayer en la noche. Los recuerdos de Zaid consolándome vienen a mi mente y me siento protegida. Suspiro, ahora no se encuentra conmigo, le he dicho que siga investigando de dónde vengo, y eso fue lo que hizo, ahora me siento más calmada después de su confesión de que puede sentir todo lo que siento, si llego a estar en peligro, no tardará.

Escucho como alguien comienza a bajar las escaleras, mi padre no puede ser, ya que él literalmente duerme en la oficina, y parecen ser zancadas pesadas, por lo tanto solo queda Phil. Abrí los ojos como platos y me escondí detrás del mesón.

Phil entró a la cocina, ya estaba con sus pantalones de niño rico, sin camisa, y con el ceño fruncido, aun somnoliento, al parecer apenas estaba comenzando a alistarse para la universidad. Sonreí ante la imagen. Debería tomar una foto, pero no era tan descarada. Abrió un cajón, en el cual el sonido de llaves fue inigualable, agarró un par de ellas y las dejó en el mesón, en el cual estaba escondida por detrás, puso a prepararse un café, acto seguido salió de la cocina, esperé unos segundos para escuchar a dónde iba, la puerta proveniente del baño hizo eco.

Una idea maliciosa cruzó por mi mente. Agarré las llaves y las metí a los bolsillos de mis pantalones holgados color marrón, mientras pensaba en todas las cosas malas y las burlas que me ha hecho, para reducir mi consciencia. Salí agazapada por la sala hasta la puerta, todo con una sonrisa traviesa, esto le iba dar una lección de que ya no se podía meter conmigo. Apreté un botón rojo, al parecer de algún auto de los tantos que tiene se encendió. Seguí el sonido, un precioso y lujoso Porsche negro hizo entrada, con mi boca completamente abierta por la sorpresa, entré y pasé mi mano por los divinos sillones y su textura, pero el momento se esfumó cuando algo lo interrumpió.

  • ¡Maldita niña idiota, sal de mi auto ahora mismo! – volteé con mi corazón latiendo a mil por hora, Phill me había escuchado, se encontraba en la puerta de la mansión, al ver que no hacía nada, comenzó a correr hacia mí. Con la bilis en la garganta, pisé el acelerador con todas mis fuerzas estando en reversa, Phil alcanzó a golpear la parte trasera del Porsche. Una vez que dejó de correr detrás mío, la adrenalina me hizo reír a todo pulmón.

 

Veinte minutos después ya había llegado a la escuela, no había completamente nadie, era el único auto en el estacionamiento, por lo tanto marqué el número de mi madre para saber cómo estaban ella y mis hermanos. Ya sabía que estaba despierta, su trabajo en el hospital comienza a las seis, por lo tanto ahora ya está lista, probablemente haciendo la comida para los niños.

  • ¿Hija? Oh, hija, hasta que me contestas, pensé que anoche ya te habías dormido, sentí que debía llamarte, que estabas mal. ¿Todo bien? Espero que tu padre no te haya faltado al respeto y que te haya saludado amablemente, dime que al menos esta vez sí se acordó de que ibas a ir – dijo rápidamente, de fondo se escuchaba que estaba lavando trastes o algo parecido. Mi corazón se hizo diminuto. Mientras mi padre tiene sirvientas y lujos, mi madre tiene que encargarse de sus hijos, trabajando, haciendo de comer y pagando renta. Todo porque él se “enamoró de otra mujer”.
  • Claro que se acordó – mentí para no estresarla -, todo ha ido bien, ya sabes, lo mismo de siempre, me salí más temprano para no tener que cruzarme con ninguno, y menos con su esposa… ¿Cómo están mis hermanos? Espero que Mia si haya comido lo suficiente, casi no come, y que Thomas haya hecho su tarea en lugar de estar escuchando música toda la noche.

Mi madre reía contra el auricular, la imité.

  • Thomas sí estuvo escuchando música, pero hizo la tarea, Mia comió todo lo que le serví y Halley, bueno, ella ya sabes, creé que es la encargada de sus hermanos, ya que es la mayor de las hermanas en la casa por ahora, tiene un instinto maternal tremendo, ayer, ella fue la que arropó a sus hermanos – reía aún más fuerte -, es que la hubieras visto.




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