Nunca me habría imaginado tener que ir al supermercado cargando no solo con Biel, quien todo lo que ve lo quiere, sino también llevando a Deva, aunque ella tranquilamente dormía en el cochecito chupando su chupete.
Me dio por mirar a mi hijo que estaba muy callado, sin causar ningún alboroto, y entonces lo vi trayendo en sus manos un paquete de gusanito con queso.
— ¿De dónde has sacado eso? — Le pregunté e inmediatamente Biel señaló.
Seguí el recorrido de su dedo acusador y vi a Javi, el sobrino de mis padres.
— Adela, ¿no te alegras de verme? — Me preguntó Javi que se acercó a nosotros y acarició el cabello de mi hijo.
— ¿Cuándo has regresado? — Le devolví la pregunta sorprendida de verlo. — ¿No te encontrabas en la Universidad?
El único pasatiempo de la hermana de mi madre era hablar de su hijo y de su importante carrera, que su niño se convirtiera en un prestigioso médico era lo que más anhelaba, queriendo que fuese mejor que su ex marido.
— Estoy dándome un descanso antes de los exámenes. — Me dijo y Biel se agarró a su mano. — También estoy aprovechando para hacerle a mamá una visita.
— Y comprando también porquerías, comer tantos paquetes de patatas te dañarán el estómago. — Le regañé sería, después miré su cesta de su compra, llevaba paquetes de gusanitos, patatas fritas de distintos sabores y bebidas.
— No seas como madre. — Me pidió ahogando un suspiro y mi hijo que lo miraba lo imitó mientras abrazaba el paquete de gusanitos con queso.
Debía recordarme no dejar que mi hijo pasara mucho tiempo con mi primo.
— ¿Está bien tía Fabiola? — Le pregunté y Javi me asintió. — Mamá se encuentra de vacaciones con papá y yo he estado tan ocupada últimamente que no he tenido tiempo de ir a ver a la tía.
— Lo único que te echo en cara es que no le lleves a Biel, nosotros no importamos mucho. Además… — Habló Javi y se inclinó mirando a Biel a los ojos. — Gracias a mi héroe, mamá me deja más espacio.
Los ojos de mi hijo se iluminaron como dos soles… de verdad estaba hablando de esa manera, agradeciendo a Biel por ocupar el tiempo con su madre.
— Eres un completo… — Lo iba a insultar, pero las antenas de palabras prohibidas se activaron en Biel, esperando una palabrota de mis labios para decirla después él.
— ¿Qué soy? — Se interesó Javi burlándose de mí, sabiendo que me encontraba atada de manos y piernas.
— Guapo y encantador. — Contesté sonriendo. Javi miró entonces el cochecito y su rostro se asombró viendo a la bebé.
— ¿Cuándo has tenido otro bebé? — Era tonto o se lo hacía.
Soltando la cesta prestó toda su atención a Deva, provocando que los mofletes de Biel se hincharan.
— Es la hija de tío Jacobo. — Hablé y coloqué mi mano en la cabeza de mi hijo. — Y Biel está encargado de cuidarla.
— ¡¿De verdad?! — Preguntó Javi mirando a Biel. — ¡Vaya! que grande eres Biel. Mi amado sobrino está creciendo y yo estudiando como loco.
Biel mostró una amplia sonrisa de satisfacción, abriendo sus brazos, eso sí, sin soltar el paquete de gusanitos. Javi abrazó a mi hijo y lo cargó también en sus brazos.
— Tío Javi es mío. — Dijo Biel, sin soltar a Javi y mirando a Deva como su enemiga.
Dios… ¿Qué debía hacer? No puedo dejar que mi hijo Biel tenga celos de Deva, siempre ha sido un niño que ha tenido la atención de todos y ahora se veía con la presencia de alguien más pequeño que él.
— Podía echarte una mano mientras esté aquí y mamá estará encantada de ayudarte. — Me ofreció Javi mientras caminábamos rumbo a casa.
Biel iba delante de nosotros con su paquete de gusanitos, prestando más atención a lo que veía a su alrededor que a nosotros.
— Gracias. — Le agradecí. — Pero no debería molestar a tía Fabiola.
— Ella estará encantada y también me sirve para que me deje tranquilo en mi descanso. — Sonrió Javi.
Para él, su descanso antes de los exámenes era pasar todo el día encerrado estudiando hasta caer inconsciente.
— Lo pensaré.
— No lo piense tanto, prima, y solo levanta el teléfono y habla con mamá. — Dijo y me rodeó con sus brazos, observé que se quedó mirando a la bebé. — No puedo creer que Jacobo sea tan irresponsable, abandonar a su hija así como así, yo no podría.
— Jacobo no parecía estar bien, estoy preocupada por él. — Dije y respiré profundamente, pensando dónde estaría y qué estaría haciendo ahora mismo.
— Te preocupas demasiado por él. Es un adulto y está dejando su responsabilidad a otra persona ¿por qué no puede cuidar de su hija? ¿por qué no puede controlar sus sentimientos? Lamentó que su pareja haya fallecido pero tú no tienes que hacerte cargo de sus deberes.
Javi me soltó molesto. Coloqué mi mano en su brazo y él me miró.
— Ya, ya. — Le dije calmando su enfado.
— No has pensado en que Jacobo quizás sabe desde siempre que estás enamorada de él y que por eso nunca te dijo que tenía una relación. — Me dijo Javi serio. — Y que se esté aprovechando en estos momentos de ti, dejando su responsabilidad en tus manos.
Sabía que Javi estaba cabreado al igual que Mateo pero… pensar que Jacobo podía actuar así no era algo que quería reconocer.
Durante el resto del día me quedé pensando en lo que dijo mi primo Javi, que Jacobo sabía que me gustaba y que por eso se deshizo de su hija dejándola a mi cuidado.
Dejé el dormitorio de mi hijo que dormía profundamente y caminé hacia mi dormitorio, observando el parque de bebés donde Deva dormía también.
— ¿Qué haré contigo? — Dije, acercándome hasta el parque y mirando a Deva.