La Hija De Poseidon [1.1]

Capítulo 03| Mi padre

Y L E N I A🌊🌊🌊

Y L E N I A
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La única vez que estuve en la playa casi muero ahogada, pero por una razón que desconozco me sentía muy a gusto como si estuviera en mi casa. La fiesta fue transcurriendo hasta que el sol se empezó a ocultar en el horizonte, dejando a la vista un atardecer hermoso. Austin no se separó de mí en ningún momento y juntos veíamos el sol ocultarse.

Me sentía muy bien en ese lugar, cuando el sol se ocultó varios chicos y chicas se metieron al agua. En ese momento Austin me toma en sus fuertes brazos y me dice que me relaje que él me llevará al agua, pero no me dejara sola en ningún momento. Se metió al agua sin dejar de mirarme me bajo y yo quedé mirándolo fijo nos íbamos acercando cada vez más sin dejar de vernos él se fue agachando acercando sus labios a los míos un beso que me hizo olvidar que estábamos en el agua.

Al separarnos algo en el agua roso la pierna y el miedo me invadió pensando en las terribles cosas que mi madre me contó que habitan en las playas. Quise volver a la orilla, pero un poso bajo el agua me hizo tropezar y caer de lleno en la superficie acuática. El agua salada se sentía cálida contra mi piel mis cabellos parecían libres en el agua hasta parecían de un rubio oscuro. Nos habíamos alejado lo suficiente como para que el agua nos llegara a la cintura por lo que me pare para respirar aire puro. Una vez más Austin me tomo de la cintura acercándome a él para que me calmara. El corazón en mi pecho parecía querer reventar, pero al estar cerca de Austin comenzó a retomar su ritmo habitual.

– tranquila Ylenia – acariciando mi mejilla con una de sus manos me deje llevar por sus palabras. Sus labios volvieron a acercarse a los míos, pero apenas los rozaron ya que alguien más se tiro al agua salpicándonos.

– mejor vayámonos a casa – soltando mi rostro tomo mi mano para que camine junto a él. Al salir del agua estaba temblando y tomando mi ropa que había dejado tirada en la arena me pongo mi short y la blusa corta, Zoe me había prestado uno de sus trajes de baño. – iré por Zoe – comento Austin que ya se había vuelto a colocar su camisa. Asintiendo continué mi camino hacia el auto.

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Al día siguiente...

Por las mañanas Zoe le cuesta levantarse y mucho más luego de una fiesta como la de anoche. Yo sentía que mi cuerpo había estado corriendo en una maratón, me duele la espalda y ni hablar del ardor de mis ojos. Saliendo de la cama de mi amiga me pongo una de las camisetas largas que usa Zoe para andar por su casa. Mi pijama es una blusa de tirantes y un short corto por lo que no andaría así por la casa, la camiseta de mi amiga me queda como un vestido por lo que me salgo sin hacer mucho ruido.

Me duche relajando los músculos de mi cuerpo que al sentir el agua caliente se relajaron de inmediato. Poco tiempo después salgo de la ducha envuelta en una toalla y con el cuerpo algo más despierto. El espejo estaba empañado por el vapor de la ducha y pasando mi mano quito el exceso de agua. Un grito sale de mi garganta a todo pulmón al ver mi reflejo mis ojos se volvieron de un azul oscuro y mi cabello era de color celeste.

La puerta del baño se abrió cuando los hermanos Adams entraron peleándose el uno con el otro. Sus riñas acabaron cuando me vieron, no podían creer lo que estaban viendo y ambos agradaron mucho los ojos. Yo no comprendía nada de lo que estaba pasando solo quería ir a la casa y meterme en la cama para no salir nunca más.

– necesito irme a mi casa por favor – susurró de manera tímida casi temiendo que mis palabras no salieran. Austin fue el primero en reaccionar y se fue del baño dejándome con mi amiga. Zoe movió su cabeza y comenzó a moverse trayendo mis cosas para que me alistara para irme. Cuando hacíamos pijamadas siempre regresamos entrando a la tarde del siguiente día, pero este día iba a ser la excepción.

El viaje a mi casa fue en silencio, pero ambos no dejaban de verme pude sentir sus ojos puestos en mi cabello todo el tiempo. Descartamos que fuera el shampoo o la crema de enjuague porque Zoe uso los mismos productos que yo y sigue con su cabellera castaña. Los ojos bueno eso sí que no tenemos una explicación racional, de lo que si estoy segura es de que no llevo puestos lentes de contacto. Cuando llegamos mi casa estaba en silencio mi madre no trabaja los domingos por lo que utilizaba ese día para limpiar a fondo la casa o dormir un raro más. Teniendo la llave de mi casa entramos sin tocar y vamos directo a la sala donde se escuchan ruidos.

Sentada frente a la mesa ratona estaba mi madre acomodando rosas en un florero. En cuanto nos escuchó se giró con una sonrisa que se borró nada más ver mi cabello.

– Ylenia te dije que no fueras a la playa – su voz sonaba enfadada estaba segura que se pondría peor si no le daba una explicación.




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