Y L E N I A
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Por fuera el restaurante denota ser hogareño tiene un ambiente cálido que te invita a entrar sintiéndote cómodo. El local se divide en tres espacios el primero es para las cenas familiares, el segundo más reservado para negocios y el tercero algo más íntimo era para las cenas románticas.
– ¿Qué te parece el lugar? – siendo un caballero Austin me ayuda a sentarme mientras yo miro la decoración del local.
– Austin es precioso – viendo cada detalle me enamoraba aún más del lugar. Velas en la mesa, distintas copas, cubiertos y los camareros son muy amables. Mi novio pide por los dos algo ligero ya que después de la cena iríamos a una heladería cerca de la playa. Para terminar con una caminata bajo el cielo estrellado y el sonido de las olas siendo rotas en la costa.
– me alegra que te guste te... – el sonido de todo el restaurante se cortó. Austin dejo de moverse y viendo a mi alrededor todos estaban igual era como si se hubieran congelado.
– ¡Austin! ¿qué rayos paso? – levantándome de mi asiento intente tomar mi bolsa donde traía conmigo la bola de cristal. De seguro mi padre sabrá cómo ayudarme ya que por lo que estudie de mitología griega el que puede detener el tiempo es el titán Cronos¹.
– tranquila sólo congele el tiempo – hablo una voz dulce y de procedencia femenina. El sonido de tacones sobre el suelo me hacía ponerme más nerviosa, mi padre se había encargado de decirme que tiene los suficientes enemigos como para que peligre mi vida la mayor parte del tiempo.
– ¿Quién eres? ¿y dónde estás? – viendo en todas las direcciones pedía internamente que la persona que me conteste no quiera dañarme.
– no tengas miedo yo soy Aileen la hija de Zeus y Hera – de repente la vi era una joven alta de cabellos dorados tenía los ojos muy grises, pero cambiaban a veces parecían lucir una tormenta en ellos y unos labios rojos adornaban su rostro de muñeca. Traía puesto un vestido blanco corto con unos zapatos aguja dorados, tenía un collar muy bonito que parecía que tenía como una tormenta en su dije. Irradiaba confianza y se veía muy amistosa algo que me transmitió confianza.
– eres mi prima ya conocí a Apolión, pero no me menciono que tendría a una prima de casi mi edad – viendo mejor a la rubia frente a mi parecía ser casi de la misma edad que Apolión. – es decir sé que Zeus tuvo muchos hijos, pero no recuerdo que en la mitología griega se haya mencionado a ninguna Aileen – mencione con miedo de que ella se enfadara conmigo por si mis palabras la ofendían.
– Apolión no habla mucho y tienes razón nadie me menciona en la historia porque soy la hija más joven del matrimonio réinate de los dioses – dio unos cuantos pasos para acercase a mí con una radiante sonrisa en su rostro angelical.
– ¿porque vienes a verme? – pregunto viendo en su cabeza una pequeña tiara que de ella emanaban pequeños destellos de rayos. Aileen se veía como una princesa sacada de cuentos de hadas.
– vine porque Apolión me hablo de ti y quería conocer a mi prima – su sonrisa parecía iluminar el lugar sin duda alguna nos llevaríamos muy bien.
– ¿y cómo detuviste el tiempo? – mire a mi alrededor viendo que todo quedo congelado incluso un vaso que se le estaba a punto de caer al camarero quedo en el aire.
– hay muchos artefactos mágicos y más en el Olimpo – saco un reloj de arena, camino hasta el camarero y tomo la copa que se estaba cayendo y la bebió para dejarla en la bandeja de nuevo.
– no creo que sólo porque Apolión te haya hablado mío has venido hasta aquí desde el Olimpo – teniendo en cuenta las pocas historias que había leído de los griegos los dioses nunca actúan con buenas intenciones hacia los humanos o semidioses.
– no, tienes razón vine por qué quiero decirte que debes ir a el campamento ahí una gran guerra destacándose en el Olimpo y si los dioses dejan sus puestos los sucesores debemos encargarnos – su voz sonaba algo preocupada y por cómo comenzó a caminar de un lado a otro pude deducir que algo malo estaba por pasar.
– ¿cómo que encargarnos? – cuestiono sin llegar a seguir el hilo de la conversación que estábamos teniendo.
– los hijos de los dioses debemos hacer su trabajo mientras ellos no están, y tú eres la hija de uno de los tres grandes debes prepararte. Electra estará en otra misión y tú eres la mayor cae en tus manos encargarte de las tareas de tu padre – ahora las palabras de mi prima me estaban asustando, nadie dijo que debía encargarme de las tareas de mi padre.
– ¿estas segura que debo ir a ese campamento? – argumento intentando zafar de irme lejos por un tiempo – ¿mi padre no me puede ayudar a entrenar – tenía esperanzas de que él me pudiera ayudar y no tener que dejar a las personas que quiero.