Y L E N I A
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El día que estaba temiendo llego más rápido de lo que hubiera querido y con una sensación amarga que no quiero aceptar que debo dejar mi mundo tal y como lo conozco. Nunca había sido una de esas personas que sueña con tener poderes o que descubre que sus padres son increíbles. Tan solo hubiera querido seguir siendo normal y tal vez experimentar el ser un poco rebelde, aunque eso me atemorizaba.
Me preparé dándome una ducha rápida, vistiéndome con una musculosa negra y un jean celeste claro, hice una trenza con mi cabello dejándola caer a un costado de mis hombros. Baje hacia la cocina sintiendo el aroma a panqueques recién hechos. Extrañaría mucho a mi mamá no había dudas de eso.
– buenos días mamá – en la cocina estaba mi mamá preparándome el desayuno, me acerque a ella dándole un beso en la mejilla.
– buen día mi princesa, ¿cómo amaneciste? – la voz dulce de mi mamá me hizo sentirme un poco mejor, la noche había sido terrible no había podido dormir de corrido.
– bien sabiendo que hoy debo irme lejos de mis amigos, familia y todo lo que conozco - pinche con mi tenedor un trozo de los panqueques y me los lleve a la boca. Saboreé con mis papilas gustativas mi desayuno durante dos meses no podría comer nada que prepare mi mamá.
– hija es por tu protección – mi mamá se acercó a mí para darme un fuerte abrazo y como pude le devolví el gesto.
– lo se mamá y también es mi deber me lo dijo Aileen ayer – rompimos el abrazo continuando con una charla sobre lo que debía ser optimista y aceptar que esta es mi nueva vida.
Al terminar mi desayuno aparece mi prima con un hermoso vestido rosa unos pocos centímetros por encima de su rodilla y con tacones de plataforma blancos. En su cuello pude ver su collar con su dije que me fascino desde que lo vi anoche en el restaurante. Su melena rubia caía en ondas por sus hombros y en su cabeza tenía una corona llena de piedras que parecían destilar rayos cada tanto.
– Hola soy Aileen – la sonrisa de mi prima ilumino la habitación y viendo a mi madre fue a darle un abrazo.
– Hola Aileen te recuerdo cuando eras una pequeña bebita creo que tu no me recuerdas, pero yo a tu si estas hermosa yo soy Nerea la mamá de Ylenia – la rubia la miraba interrogante a mi madre que le sonreía a la princesa de los rayos.
– me conocías ¿cuándo era una pequeña beba? – la rubia se sentó en uno de los bancos de la cocina mirando a mi mamá.
– por supuesto cuando nos casamos con Poseidón tus papas vinieron a la boda contigo – mi mamá tomo los platos sucios del desayuno y fue al fregadero para lavar.
– podrías esperar a que recoja mis maletas y despedirme de mis amigos antes de irnos – parándome de mi lugar mire a mi prima con esperanzas de que me dé algo de tiempo para despedirme de todos.
– claro que si Ylenia, vine antes porque quería conocer a mi tía y un poco más sobre el mundo de los mortales – observo toda mi cocina con una expresión de curiosidad.
Estaba por salir cuando tropiezo con un cuerpo alto y delgado, pero con su cuerpo sintiéndose marcado. Mirando hacia arriba me encuentro a mi primo Apolión con un jean negro, un buzo gris que con blanco decía "adiós mortales" y tenía unos zapatos negros.
– Hola chicas – su tono sonó amable lo que me pareció raro ya que cuando nos conocimos su actitud fue bastante arisca.
– Hola Apoli – mi prima se abalanzó sobre él para abrazarlo y este le correspondió, queriendo huir del lugar sus ojos negros fueron de nuevo hacia mí.
– Hola Leen – se separó de ella sonriendo. Me parecía sumamente extraño su comportamiento era como si otra persona estuviera en mi casa.
– Hola Apolión – lo miraba buscando algo que me dijera que hacía en mi casa – ¿qué haces aquí? – cruzándome de brazos doy un paso hacia atrás chocando contra la isla de la cocina.
– sabía que vendría a llevarte Aileen y decidí acompañarlas – su comentario me resulto extraño, pero de todas formas mire a mi prima que sonreía feliz.
– ¿Quién es el Ylenia? – mi madre pregunto desconfiada mirando a Apolión, el modo sobreprotector está activado.