La Hija De Poseidon [1.1]

Capítulo 10| Poderes

Y L E N I A🌊🌊🌊

Y L E N I A
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Mi entrenamiento en el campamento me agotaba tanto mental como físicamente y cuando llegaba la hora de irme a la cama caía rendida hasta el siguiente día. Adonis se encargaba de despertarme en las mañanas porque la alarma no lograba ni siquiera moverme de la cama. Sus métodos por lo general eran quitarme las sabanas o cincharme del tobillo hasta que caigo de la cama. Por lo que cuando mi cuerpo siente el frió calarse dentro de mis sabanas pego un salto. Comienzo a gritar intentando quitarme el hielo que todavía estaba sobre mi cuerpo.

La risa de Adonis me saca de mi gritos y saltos alado de mi cama. Mi querido supervisor cae al suelo riéndose, cosa que me pone furiosa. Por la puerta de mi habitación entra mi prima Aileen que se había quedado en mi cabaña la noche anterior.

– Adonis me las pagarás – me levante con la ayuda de mi prima ya que por culpa de los hielos había resbalado y terminado en el suelo.

– tendrías que haber visto tu cara – decía el pelinegro riendo más fuerte y causando que mi enojo solo aumente.

– ustedes dos están locos – Aileen mencionó saliendo de la habitación dejándome libre para poder golpear a Adonis. Corriendo hacia el chico de cabello negro me tiro encima suyo tacleándolo como si fuera una jugadora de fútbol americano. Utilizando los mismos hielos que puso en mi cama se los pongo debajo del buzo luchando con sus manos para que no se los saque. El comenzó a retorcerse por el frió de los hielos y su risa se fue apagando. Comenzamos a forcejear yo intentando retener los hielos bajo su buzo y el intentando tomar mis manos.

Finalmente perdí y Adonis tomándome de las manos me inmovilizo para que no siguiera metiendo hielos por debajo de su buzo. Nos levantamos del suelo, pero yo le intente aplicar una maniobra. Lo tome de los brazos antes que el intente soltarse pase mi pierna detrás de la suya para que se caiga. Pero salió mal yo termine en el suelo con Adonis encima de mí. Nuestras respiraciones parecían unirse lo sentía tan cerca que me incomodó un poco. Pero de pronto comenzó a reír y me contagió la risa también. En menos de cinco segundos los dos estábamos tirados en el suelo riéndonos. Dejando las bromas de lado me puse de pie caminando a mi baño estando mojada por culpa del hielo derretido.

Me duche con agua caliente que mi cuerpo disfruto y permanecí más tiempo de lo normal debajo del agua. Cuando terminé me vestí rápido con ropa cómoda sabiendo que el entrenamiento no va a ser para nada fácil. No tenía ganas de hacerme el desayuno por lo que me pasaría por la cafetería del campamento para comer algo.

El campamento además de ser el mejor a lo que se refiere a los cuidados de los semidioses y el entrenamiento se caracterizaba por las bromas pesadas. Adonis se encargó de contarme las mejores bromas que pasaron y los más destacados en esta área por raro que suene no son los hijos e hijas de Hermes¹, sino que las hijas e hijos de Afrodita². Las venganzas entre los campistas son el pan de cada día por lo cual al observar como un balde con un líquido espeso color rojo cae encima de Alysa. Una chica alta le arroja pieles de animales mientras otras dos le tiran pompones de colores. Tape mi boca para no reírme, Alysa estaba furiosa y un chico intentaba calmarla. Las tres chicas que supongo son las responsables de la broma no paraban de reír. Alysa pega un grito y las puertas de la cafetería se abren de par en par. Pude notar como Damián estaba cubierto por pintura azul, plumas y polvos de colores. Definitivamente agradecía no formar parte de la cabaña de Artemisa y Afrodita.

– en cualquier momento este lugar se convertirá en campamento de vampiros con tanta sangre que tiran en bromas – Adonis mencionó a mi lado estábamos caminando junto a mi prima hacia la cafetería.

– llegas a tirarme un balde de sangre y tu cabaña terminará como la Atlántida – lo amenace mirándolo de reojo, hacía pocos días que había aprendido a crear agua con el aire del ambiente y luego bajar la temperatura con esa misma agua.

– tranquila princesa no habrá sangre – levanto sus manos de manera de rendición por lo que sonrió como una niña buena.

– eso pensé – entramos en la cafetería donde los campistas estaban riendo de las bromas que habían pasado.

– Hola Princesa Ylenia – me saludo un grupo de chicos, cuando pase por su mesa. Los saludé con la mano junto a una sonrisa de labios cerrados y volví mi mirada a la mesa del buffet.

– Hola Princesa – otro grupo me saludó. Salude a las chicas me parecía tan raro ser algo así como popular en el liceo era conocida por ser la amiga de la chica que salía con Leon, pero aquí era popular por ser yo. Es que ayudaba a todos en lo que podía, muchos me pedían que enviara recados a sus papas ya que me visitaban mucho mis primos les podía dar las notas para que ellos las envíen.




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