La Hija De Poseidon [1.1]

Capítulo 18 | Agua helada

D E M I

D E M I

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La hija mayor de Poseidón se digno a aparecer luego de estar escondida como una rata. Ella no tenía la actitud que esperaba de ella no era como su papá implacable, sin escrúpulos e imparable. Todo lo que me conto Austin de ella era cierto, Ylenia no era capaz de lastimar ni a una mosca. Cuando la amenace no me respondió, tampoco me agredió ni mucho menos me miro mal. Lo de estar con Austin parece que fallo no parecía estar triste al contrario se veía como si ya lo supiera. Debo cambiar el plan tengo a la princesita cerca solo es cuestión de esperar una noche para ir a matarla. Situaciones desesperadas ameritan medidas desesperadas, quería regresar a mi ciudad cuanto antes poder volver con Ian y vivir mi vida lejos de los dioses.


El timbre sonó sacándome de mis pensamientos y mire como Zoe entraba seguida de Ylenia y Adonis. Ellos se perdieron entre el tumulto de estudiantes que entraban apresurados para no llegar tarde. Austin dio un paso para entrar, pero lo frene tomando su muñeca. Hoy era un día donde no tenía ánimos para estar aguantando a los profesores y mucho menos de ver a la princesa algas.

- Vámonos de aquí - ordene soltando su muñeca.

- Claro - saco las llaves del auto de su bolsillo.

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El bosque parecía estar en calma no había ni siquiera una pequeña brisa de viento. Austin aparco el auto entre medio de dos grandes árboles de roble que dejaban una muy buena sombra. Baje la ventanilla del auto antes de que se apagara necesitaba fumar un cigarro las ansias parecían quemar mis pulmones. Puse el cigarrillo entre mis labios y lo encendí dando una gran calada expulsando el humo por la ventana, Austin era asmático y el humo de cigarrillo le hacía mal por lo cual no podía dejar la ventana cerrada ni lanzar humo dentro del auto. Se lo que están pensando no que eres despiadada, muy mala y sin sentimientos. Lo sigo siendo, pero puede que le esté tomando cariño a Austin después de todo estábamos juntos la mayor parte del día.

Tenía gestos conmigo que me hacían pensar si alguna vez él me perdonara por todo lo que estoy haciendo en su vida. Arruine su noviazgo con Ylenia por que quiero matarla a ella y después me voy a ir dejando el corazón roto de un chico que no merece esto. Austin veía bondad en mi cuando todo el mundo solo veía maldad, problemas o vida complicada.

Recuerdo cuando hace un par de semanas yo caí enferma de varicela de dioses. Es como la enfermedad común de los mortales, pero la única diferencia de esta es que si no tomas la cura a tiempo las ronchas irán consumiendo tu cuerpo hasta dejarte cubierto de puntos color amarillo. Es muy desagradable además de doloroso estar enfermo de eso solo le da a semidioses y dioses por eso los mortales no se contagian. Como podía contagiar a mi mamá él se ofreció a cuidarme dándome el antídoto controlando las horas en que debía beberlo. Ese día terminé mi caja de cigarrillos antes de lo esperado y no pude comprar otros fue entonces que Austin me consiguió una caja. Salió por mi ventana para que mi madre no se dé cuenta. Mientras él estaba fuera yo volaba en fiebre y la toz parecía quemar mi tráquea me dolía cada vez que tocia. En mi cabeza parecía que estaban en una construcción porque el dolor punzante era insoportable. Unos ruidos en mi ventana me ponen en alerta tomando las pocas fuerzas que tenía me senté en la cama viendo como una melena castaña corta se introducía en mi habitación. Austin entró por mi ventana muy sigiloso para que mi madre no se entere de que el salió. Camino hasta mi cama sacando de sus bolsillos una caja de cigarrillos que dejo sobre mi mesilla de noche.

Era demasiado tarde para que él se fuera solo además que necesitaba que se quede conmigo dándome la poción. Lo deje dormir en mi cama junto a mi dónde había espacio suficiente para entrar los dos. Cuando me desperté al día siguiente estaba acostada sobre su pecho abrazándolo enseguida me levanté y me fui a bañar. Cuando volví el ya no estaba, pero en su lugar había una nota.

"Me gusta cuando duermes te ves tan bonita y tranquila. Me fui por la ventana en dos horas vengo por ti para ir a la escuela, no olvides tus cigarrillos. Te amo

Att: Austin"

Al terminar de leer la nota la arrugue para tirarla a la basura junto a el frasco de la poción. Tome mi caja de cigarrillos para guardarlos en mi mochila para salir de mi habitación apresurada. Fui a la cocina donde desayuné sola, mamá no estaba había conseguido trabajo hacia unos días atrás.

Termine de darle una última calada a mi cigarrillo soltando el humo que había viajado por mis pulmones y ahora salía libre. Austin no apartaba su mirada de mí.

- ¿Qué pasa? - apague el cigarro con la suela de mi bota para tirarlo por la ventana.

- En verdad eres hermosa y me gustaría que algún día siquiera me llegues a querer - lo voltee a mirar. Tenía la cabeza gacha y parecía decepcionado.

- Ahss Austin ¿te digo la verdad? - tome su mentón para que me mirara a los ojos.

- Si - parecía un perro asustadizo.

- Puede que me estés empezando a gustar, pero... no eres un chico malo - solté su rostro lo que menos quería era que Austin dejé su bondad.

- ¿Qué debo hacer para que me des una oportunidad real?

- Ayúdame a destruir a Ylenia a su familia y dejare que intentes enamorarme antes de que me valla - de algún modo tenía que acabar con la princesa de las algas y aunque me costara un poco usaría lo que sea necesario para acabarla.




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