Y L E N I A
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Estaba camino a la oficina de a Adonis para asegurarme de que estuviera bien, no lo había visto en el estanque bajo el extraño hechizo del amor. Como si el destino me ayudara a unos metros de mi apareció mi novio saliendo de la sala de tronos. Sin esperar demasiado corrí hacia él para saltar sobre su espalda, lo tome por sorpresa pero cuando se dio cuenta que era yo me sujeto de las piernas para que no me caiga.
– Hola princesa – caminado conmigo sobre su espalda Adonis se dirige a su oficina. – ¿Sabes que paso aquí? Todos se están evitando y yo no entiendo nada – suelto una pequeña risa apoyando mi mejilla en su espalda.
– Alguien libero a un querubín y estuvo flechando a todos – mi novio se agacha bajándome de su espalda, ya estábamos frente a su oficina. – Tuve que desarmar parejas con flechas fue divertido y a la vez tenia miedo de verte a ti entre todas esas personas confundidas. Las cosas ya se pudieron controlar y bueno ahora todos se evitan porque hubieron muchos besos. – me estremezco de solo recordar el beso de Aileen y Calisto.
– Has tenido un día algo agitado, que te parece si cenamos en el estanque y luego nos vamos a ver unas películas al cine en el mundo mortal – tener una noche normal para variar me resultaba algo maravilloso.
– Me encantaría, le diré a las ninfas que preparen todo mientras damos un paseo por el bosque privado de Artemisa – tomando la mano de mi novio sonrió. Terminar dándole una oportunidad a Adonis fue una buena decisión, en estos momentos no me imagino con otra persona que no sea él.
El estanque de los dioses por la noche es un lugar muy mágico, en el agua los peces rayos brillaban y entre la vegetación habían pequeñas creaturas mágicas. Las plantas son de colores vivos y de muchos otros colores y aromas que en la tierra no se encuentran. Pero lo mejor es la vista que tenemos del cielo sin tanta contaminación lumínica. Un manto negro con puntos blancos de millones de estrellas y la diosa Selene entre esas estrellas.
– Me encanta la vista del cielo desde aquí y la luna se ve hermosa – contemple al satélite natural con admiración. Siempre me había sentido atraída a la luna, ahora que sabia que soy hija de Poseidón entiendo el porque. El mar y la luna están conectados de alguna manera.
– La luna se siente alagada por tu comentario – Adonis miro al cielo y luego me miro a mi con ese brillo especial en sus ojos.
– ¿Cómo sabes eso? – sabia que Selene puede volverse una humana y que sus hermanos Helios y Eos¹ también pueden hacerlo. Lo que no podía llegar a creer del todo es que ella pueda comunicarse con mi novio sin estar en su forma humana.
– Mi mamá es la diosa de la noche ella se encarga de todo lo que se encuentra en el cielo, incluidas las estrellas, las constelaciones y la luna. En el campamento me enseñaron a dominar mis poderes y esto me ayudo a desarrollar otras habilidades como hablar y escuchar los susurros de la luna. Algunos nacen con esta capacidad y otros la obtienen atreves de una mordida de algún descendiente del linaje de Licaón². Selene siempre los intenta consolarlos, su maldición no es para nada un regalo divino – soltó mi mano llevándola a mi cintura para atraerme a su costado.
– Por cosas como esas es que Demi y tal vez otros hijos de divinidades quieran vengarse. No logro comprender del todo a los dioses, se supone que eran seres perfectos. – no estoy de acuerdo con muchas cosas que se hicieron en el pasado. Pero no puedo cuestionar nada eran otras épocas y sus pensamientos eran otros. – ¿Se puede aprender a escuchar a la luna? – muy en el fondo tenia esperanzas de poder entender sus susurros.
– No todos pueden es algo muy difícil de lograr pero tu si puedes princesa. Estas conectada con la luna, ¿tú sabes que el mar sube o baja dependiendo de la luna verdad? – sabía eso fue una de las primeras lecciones que tuve cuando me enteré que era una semidiosa.
– Si, no entiendo que tiene que ver el mar con escuchar a la luna – lo mire a sus oscuros ojos con pequeños destellos blancos.
– Tiene que ver con que estas conectada con la luna, puedes escuchar sus susurros – con su mano derecha acaricio mi mejilla sin dejar de verme a los ojos.
– ¿Me puedes enseñar a escucharla? – lo abrazo apoyando mi cabeza en su pecho escuchando los latidos de su corazón.
– Te enseñaré a hablar con ella y a entenderla – beso mi cabeza – Te quiero mi princesa – acaricio mis cabellos con lentitud causando que cada parte de mi cuerpo empezará a sentir calor.
– Gracias – me aparte un poco de él solo para poder ver sus ojos – Yo también te quiero mi príncipe – acerque mi rostro al suyo rosando nuestros labios. Él termina la distancia que nos separa apoyando sus labios sobre los míos. Tomándome de los costados de mi cara comenzó a mover sus labios sobre los míos subiendo la intensidad del beso. Sentía una tempestad en mi ser, como las olas cuando se rompen al golpear las rocas en la costa. En este beso no había nada de electricidad sino una tempestad marítima, la furia del océano rompiendo en mi interior. Mis labios sintieron su falta cuando se separó de mi pegando su frente con la mía.
– Ylenia ¿cuando acabe la guerra te iras de nuevo al mundo mortal? – su mano tembló un poco al acariciar mi mejilla, estaba preocupado.