Y L E N I A
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Me encerré en mi habitación para poder darme un baño y alistarme para el almuerzo de hoy, las cosas en el olimpo luego del ataque de Demi se complicaron por la inseguridad que este ataque fallido ocasiono. Busque un vestido cómodo que ponerme, deje la tina llenándose de agua caliente y me fui a mi habitación a buscar una toalla. Al momento de volver a la tina pegue un grito ahogado al ver a una niña metida en la tina, ella se giro al escucharme viéndome con sus ojos azules y cabello celeste claro. Su rostro me resulto familiar y mi cerebro busco en la base de memorias que se me habían borrado a ese rostro familiar.
- ¿Ylenia eres tu? - su voz dulce hizo que mi memoria se refrescara de golpe y una opresión en mi pecho apareció. La toalla se me callo de las manos y corrí a abrazar a aquella chica. Electra mi hermanita menor al fin podía verla luego de tanto tiempo esperando.
- Si Electra soy yo Ylenia - moviendo los cabellos de su rostro pego mi frente con la suya, había soñado con este momento desde que me entere que tenia una hermana. La chica se levanto saliendo de la tina completamente seca y soteniendose de mis brazos me miro estudiando mi rostro. Lo único que teníamos en común era nuestro cabello cambiante el resto no no parecíamos en nada, algo normal ya que no somos hermanas de sangre. Sus ojos celestes eran de un tono mas claro que los míos pero de igual manera yo la sentía mi hermana.
- Eres mas bonita en persona - hablo ella riendo sin dejar de mirarme era como si quisiera memorizar mi rostro para no olvidarselo mas. - Papá no quiere que venga a verte hasta que la guerra acabe pero no pude resistirme me escape de las Oceánides¹ mientras tomaba un baño en el lago cerca de la cabaña donde me ocultan - mire su traje de baño violeta y vuelvo a abrazarla lo esta arriesgando todo por mi.
- Me alegra tanto conocerte al fin pero es peligroso Electra si papá dijo que te quedaras oculta debes hacerlo hermana. La guerra es peligrosa y los enemigos no tendrán contemplaciones con nadie ni siquiera con una chica tan linda como tu - separándonos acaricio su rostro no podía creer que al fin la pude conocer y en verdad es mas bonita de lo que imagine lo que si es cierto que luce de dieciséis años en lugar de trece.
- Lo se, lo se la guerra para mi es mala si se enteran que soy hija de Poseidón buscaran dañarme y bla, bla, bla. Todas esas cosas son las que siempre me dice papá, pero estoy aburrida me sacaron de mi casa para llevarme al medio de la nada con un montón de mujeres que me sobreprotegen - entendía a mi hermana a su edad mi madre me prohibía muchas cosas pero al menos tenia a Zoe para sobrellevar la situación pero Electra no tiene a nadie.
- Pronto todo esto se acabara hermanita y podrás venir a vivir a casa de mi madre si quieres pasar mas tiempo de hermanas - ella me miro con los ojos brillantes y asintió con la cabeza de manera animada.
- Tengo que irme ya las oceánides deben estar preocupadas por que no aparezco todavía, nos vemos hermana - dándome un abrazo y un beso en la mejilla Electra se metió en la tina y desapareció.
Termine de bañarme estando un poquito mas contenta y me fui a trabajar durante horas hasta que llegó la hora del almuerzo, les di una hora para descansar a las ninfas de agua y me dirigí primero a mi habitación para cambiarme. Me saque mi vestido para poder ponerme una blusa negra de manga corta mi camisa escocesa roja, un short de jean y mis converse negros. Estando lista camine al estanque donde no estaba Adonis todavía no había llegado. Me quite los zapatos sentándome al borde del estanque para poder sumergir mis piernas en el agua. Mis energías parecían ser recargadas, tire mi cabeza hacia atrás disfrutando del momento hasta que alguien me cubre los ojos.
- ¿No sabía que las sirenas venían al olimpo? - me hablo Adonis al oído causándome cosquillas con su aliento.
- Ni yo que cierto semidiós de pelo negro y ojos de estrellas fuera tan lindo - saque sus manos de mis ojos sintiendo corrientes eléctricas recorrer mi cuerpo de la cabeza a los pies.
- Vámonos a almorzar juntos - me tendió la mano para ayudarme a ponerme en pie.
- Vamos - me quite todo rastro de agua de los pies para poder calzarme las converse. Tomando el brazo de mi novio nos fuimos al restaurante. Aparecemos enfrente al local al parecer es inspirado en los años cincuenta. Entramos juntos tomados de la mano nos sentamos en una mesa libre, enseguida vino una camarera a pedir las órdenes. Tenía en los pies unos patines que le permitían atender más rápido yo si usara uno de esos terminaría con una pierna quebrada. la camarera se fue dejándonos solos conversamos de cómo nos fue en el día y esas cosas, hasta que la chica trajo nuestras órdenes. Cuando estábamos a punto de probar bocado aparece Apolión por la puerta muy agitado.
- Ylenia debemos ir al olimpo Aileen corre peligro - hablo alterado
- Adonis otro día vendremos a comer - me levante saliendo corriendo con Apolión debíamos irnos lo antes posible. Pero fue en vano ya llegamos tarde. En el salón de actos vemos en el suelo a Aileen herida corro hacia ella apoyando su cabeza en mis piernas, grito llamando a las ninfas.
- ¿Quién le hizo esto a Aileen? - pregunté llorando
- No lo sé Ylenia debí mandar a alguien a que fuera por ti y venir a ayudar a Aileen no estarías así - se culpó Apolión
- No hay tiempo para lamentos debemos llevarla a la enfermería tienen que sacarle el veneno del sistema - la única forma en que se podía lastimar a una diosa o un dios era utilizando un veneno antiguo. Nadie es inmortal todos tenemos una debilidad y la nuestra es ese veneno.