A P O L I Ó N
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– ¿Por qué no puedo regalar manzanas con caramelo? – se queja Alida que sostenía una bandeja con manzanas de caramelo de distintos colores. Desde que aprendió a hacer eso con las manzanas no a dejado de prepararlo cada que tiene ocasión y no se cansan de comer.
– ¿A ti te gustaría que te regale pan de ajo solo por que se me da muy bien cocinarlo? – hablo Demi mirando a la pelirroja que hizo una mueca de desagrado con la sola mención del ajo. Austin rió por lo bajo ante las caras de Alida y su novia le dio un golpe en las costillas que lo hicieron doblarse.
– Tampoco creo que te guste que te regale escamas de pescado ¿o si? – mi prima Ylenia le siguió el juego a la chica de cabello verde y ambas se miraron para luego reírse.
– Bien, bien ya entendí les regalaré otra cosa, tomen las manzanas de todos modos – caminando enfrente de nosotros fue pasando la bandeja para que tomamos la fruta con caramelo.
– ¿Apolión podemos hablar? – la pregunta de Diana me toma por sorpresa ella había estado actuando muy raro todo el día. En un principio pensé que era porque es la primera navidad desde que sus padres murieron que no la pasamos en el inframundo con mis padres y puede que se sienta extraña en la casa de tía Nerea. Pero cuando nos miramos a los ojos pude notar que algo mas es lo que loa tenia tan extraña me lo estaba ocultando.
– Si – me incorpore del sillón tomando su mano, ella la aparto rápido abrazándose a si misma y levantándose para caminar delante de mi. Extrañado por su actitud la seguí para salir al patio trasero de la casa donde no estaba nadie pero de igual manera estaba iluminado por las luces de navidad que decoraban la casa. Con Diana caminamos hasta el columpio donde se sentó en un columpio y me dejó espacio para que me sentara a su lado.
– ¿Qué pasa mi flor? - me preocupaba verla de esta manera me recordaba mucho a cuando sus padres murieron y ella dejo de hablar se alejo de las personas y no quería la compañía de nadie. Su labio tembló y apartando la mirada de mi ella hablo.
– ¿Recuerdas que hace mucho te dije que estaba saliendo con Máx un chico de mi universidad? – asiento recordando a ese chico que a mi amiga le interesaba tanto – Él me dijo que era aburrida, que... debía... demostrarle que era un poco divertida – lágrimas comenzaron a salir de sus ojos rodando por su suave mejilla. La abrase teniendo las ganas de matar a Máx porque comenzaba a sospechar que él hizo algo malo con mi pequeña flor y me encargare de que sufra las consecuencias de meterse con Diana.
– Mi flor no creas en las palabras de ese idiota tu eres una chica increíble, inteligente y graciosa. Tu conoces a los reyes del inframundo pocas personas pueden presumir de eso estando vivas y eres hermosa no puedes dejar que las palabras de Máx te afecten mi flor – moviendola en mis brazos la aparte un poco para que me vea a los ojos y en ellos aun se podían encontrar lagrimas.
– Apolión... Máx me drogo para que estuviera con el de manera consensuada por las drogas – su llanto se intensifico aparto mis manos de ella y se abrazó a sí misma, llorando de manera desgarradora haciéndome temer lo peor y ahora si mi sangre estaba hirviendo.
– ¿Lo logró? ¿te hizo algo más? ¿estas lastimada? – pregunte de manera apresurada intentando tocarla pero me aparte reteniendo el impulso de abrazarla ella necesitara sentirse segura de nuevo. Estaba dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario hasta que ella ester lista para que la vuelva a abrazar y todo sea como lo era antes.
– No llegó a hacerme nada porque Electra fue conmigo a la fiesta y en cuanto se quedo sola unos chicos intentaron sobrepasarse con ella pero alguien mas la ayudo. Quiso irse de la fiesta y comenzó a buscarme. Me encontró en uno de los cuartos casi inconsciente y con Máx besándome por doquier. Lo quitó de encima de mí Eira la ayudo a mantenerlo encerrado en la habitación hasta que salimos de la fiesta – comento ella secando sus lagrimas mientras estaba temblando y se mecía hacia delante y hacia atrás.
– ¿Sólo lo saben esto Electra, Eira y yo? – me senté de cuclillas enfrente de ella tome sus manos y las acune en las mías sobre sus rodillas, ella no las aparto por lo que no me moví intentando ver sus ojos oscuros.
– No también lo saben Ylenia y Aileen – sorbió las lágrimas ocultando su rostro con su cabello. Parecía estar en una especie de trance – Les dije que no te lo dijeran era algo que tenía que decirte yo – volvió a llorar. Me senté a su lado en la hamaca y la abrase diciéndole cosas dulces para que ella sepa que no está sola.
– Te protegeré de todo y todos, nada malo te pasará de ahora en más – bese su frente y ella se acuno en mi pecho aferrándose fuerte. Como si temiera que la dejara sola, algo que jamás pasara. – ¿Lo has denunciado – ella asintió con la cabeza no queriendo hablar mas del tema y yo no quería forzarla mas por lo que solo me limite a acariciar su cabello.
– Gracias Apolión eres el mejor, te quiero sombritas por siempre y para siempre – escondió su rostro en mi pecho sorbiendo sus lagrimas y calmando los espasmos del llanto.
– No agradezcas eres lo mejor que me pudo pasar cuidaste de mi cuando pequeño ahora me toca a mí, te quiero mi flor por siempre y para siempre – bese la coronilla de su cabeza, acariciando sus suaves cabellos.
– Apolión, Diana vamos dentro Nerea ya tiene la cena pronta – desde la puerta trasera nos grita Alida asustándonos a ambos.