La hija de Zeus y Hera [1.2]

Capítulo 10| Las Oρατή

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

A I L E E N
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Sentía los labios hinchados, aun con las manos de Damián en mi cintura siento que todo en mi cuerpo tiembla y un calor me envuelve. Al ver a Damián a los ojos le sonreí, aquella mirada azul me dejaba ver su alma pura y amorosa. Recosté mi cabeza en su pecho continuando con nuestra danza lenta, las mariposas en mi estómago se intensificaron al sentir como sus brazos me rodeaban de manera protectora. Se sentía tan bien estar a su lado, escuchando los acelerados latidos de su corazón, sentir su perfume embriagador que se estaba volviendo mi favorito.

—Rayito, sé que es muy pronto para decir esto —murmuró apoyando su mentón sobre mi cabeza —Quiero que sepas que estar contigo no se iguala a ninguna sensación que haya experimentado antes, si algo te ocurriera no descansaría hasta que los culpables pagaran y si algo me pasa a mí... No quiero que pares tu vida, no seré digno de estar a tu altura jamás y no perdonaría el verte llorar por mi causa —susurro con un tono melancólico, aquellas palabras me hicieron separarme de Damián. ¿Por qué me estaba diciendo todo eso? Sonaba casi como una despedida.

—Dam, ¿por qué me dices todo esto? —indago apoyando ambas manos en su pecho, me estaba preocupando por cosas que quizás no debía darle mucha importancia, pero su tono de voz al pronunciar aquellas palabras le estaba dando mucho peso a esas sensaciones de miedo.

—Porque eres la princesa del olimpo, tu vida al salir de ese castillo que es tu fuerte seguro corre peligro y sé que yo entregaría mi propia vida para garantizar tu seguridad. Te has vuelto mi debilidad, Aileen y por primera vez en mucho tiempo puedo asegurar que estoy verdaderamente enamorado —besando mi frente continuó moviéndose con el sonido de la música, por mi parte no sabía qué responder. No quiero que por mi culpa a Damián le ocurra algo malo, pero tampoco quería alejarme de su lado. Con Damián siento que soy una joven normal y no la princesa del olimpo a la que todos veneran y protegen escondiéndome en una enorme jaula de oro repleta de lujos.

En silencio continué bailando, pensando en todo lo que habíamos hablado y en el beso, ese beso embriagador que no abandonaba mis pensamientos por más de diez minutos. No pude quedarme mucho tiempo antes de que mis protectores fueran a cuidarme y finalice mi cita con Damián regresando de nuevo al olimpo.

Por primera vez estar allí no se sintió asfixiante, las ninfas fueron a ayudarme a prepararme para dormir, pero les aseguré que podía sola, ellas se fueron y me dejaron cambiarme por mi pijama. Tirándome en la cama pasé mis dedos por mis labios, recordando el beso, aquello no parecía ser posible de olvidar y anhelaba con toda mi alma que se repitiera. Me giré para meterme en la cama cuando un brillo entre las almohadas me llamó la atención. Al meter mi mano me encontré con el pergamino que había encontrado en la puerta de mi armario, intrigada por su contenido lo abro para leer lo que haya dentro.

"La chica de rubios cabellos quieren atrapar. Para que sufra sin igual, por los errores de su papá. Ten cuidado Aileen con las caras de ángel a veces pueden engañar y los celos llegan a matar. Guarda tu corazón o tu alma lo pagará"

Volví a cerrar el pergamino con cuidado, lo escondí en mi mesilla de noche para que nadie más pueda leerlo, ¿esto es una premonición o una advertencia? Estaba perdida, no entendía a qué se refería con tener cuidado con las caras de ángel, que me encontrara en peligro no es algo nuevo en mi vida. Muchas veces había sido víctima de las venganzas que vienen contra mi padre, siempre habían logrado defenderme de lo que sea que me amenazara, pero ahora, con una guerra a las puertas me estaba viendo sola. Lo que más me preocupaba es que si se entera mi padre no me dejara salir más del olimpo, no podré ver a mis primos o amigos y... mucho menos a Damián.

mucho menos a Damián

ρ α τ ή
🔮🔮🔮

Las Opatń se encontraban reunidas hilando los destinos de los dioses como sus madres les habían enseñado. Layna alzó su taza de té viendo a sus primas Megan y Nessa, una visión las hizo temer por el destino del olimpo y yendo contra las reglas avisaron a la princesa Aileen. Las Moiras no estarían de acuerdo por hacer semejante cosa, pero sus hijas al ser más empáticas por su lado humano hicieron lo que creían sería lo mejor.

—Megan dime ¿la princesa ha leído el pergamino? —interroga Layna dejando su té en la mesa, apartando su cabello rubio platinado observó a su prima.

—Lo acaba de leer Layna, no comprendió muy bien el mensaje —contestó la pelinegra continuando con su hilado para ver que se avecinaba en el presente de la princesa.

—Las cosas deben pasar porque así son, ya ayudamos a Aileen con el antídoto —interrumpió Nessa tirando de su cabello pelirrojo hacia atrás, tomando un sorbo de su té.

—Nessa tiene razón —afirmó Megan, viendo a la platinada.




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