A I L E E N
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Viendo a Adara en el suelo entendí que era mejor dejar que Damián le cuente solo a Agatha las buenas noticias, las reacciones de las hermanas Passion fueron bastante dramáticas como para conocer la de la capitana. Camine en silencio a mi cabaña donde me estaban esperando mis "protectores" de los cuales logré escabullirme con ayuda de Damián en la mañana.
—Princesa Aileen, unas jóvenes la buscan —me informa Alex. Somos familia porque él es hijo de mi hermano, soy su tía, pero el protocolo y la diferencia de edad mínima nos pone en una situación incómoda. Prefiero que me llame por mi nombre, pero por más que le insista con que no me diga princesa lo continúa haciendo.
—Gracias Alex, no estaré mucho tiempo aquí, tendrán poco trabajo hoy —le digo dejándolo atrás al entrar en mi cabaña, ahora que pasaba más tiempo aquí el olor a encierro se fue y fue sustituido por un agradable olor a limón. En la sala había tres jóvenes con vestidos blancos y un velo que le cubría los rostros sin dejar ver su apariencia.
—¿Princesa nos recuerda?, somos las Opatń —hablo la chica del medio. Las conocía muy bien, jugamos un par de veces de niñas y estuvimos juntas en el campamento. Justo antes de que me sacaran.
—Claro que las recuerdo, son las hijas de las Moiras —me senté frente a ellas en el otro sillón.
—Si, las mismas —menciono la chica a la derecha.
—Princesa venimos a decirle algo —comenta la chica a la izquierda.
—Tu noviazgo tiene que pasar está destinado, pero tienes que tener cuidado, existe alguien que por celos es capaz hasta de matar —añade hablando nuevamente la que creo es Megan.
—¿Fueron ustedes las autoras de esos pergaminos de advertencia? ¿Y también les dejaron mensajes a los demás?, por eso todo el mundo anda raro con que sea la novia de Damián —me sentí un poco aliviada después de todo no es Alida la que está detrás de esos mensajes. Pero aún seguía sin saber qué significaba lo que pusieron en el pergamino.
—Si princesa fuimos nosotras, pero, aunque advertimos a tiempo, prevenimos una muerte, pero el destino tiene que pasar solo tenga cuidado con sus amistades —responde Nessa acomodándose en el sillón.
—¿Muerte de quién y cómo? —preguntó preocupada, aún seguía muy confundida, no entendía nada.
—No podemos decir nada más princesa, pero antes de irnos —Layna levantó su mano —Cuando regrese alguien que desapareció por mucho tiempo déjalo explicarse, entiende que él tomara una decisión equivocada para protegerte, cuida tu corazón princesa y el de la persona que esté a tu lado —finalizó con su premonición desapareciendo las tres. Quedé con más dudas que respuestas por lo que salí de la cabaña para tomar un poco de aire. Fuera estaba Artemis haciendo guardia, Alex no estaba por lo cual pensé que estaba inspeccionando el perímetro.
—¿Princesa Aileen sucede algo? —Artemis se acercó a mí viéndome preocupado —Puedes confiar en mí, seremos amigos ¿si tú quieres?
—Pues verás... —le conté lo que me dijeron opatń—... Y me dijeron eso.
—Tranquila princesa nos tienes a mí y a Alex para protegerte de todo —me sonrió, pero no me sentí protegida no por él.
—Muchas gracias, Artemis. Debo irme tienes el resto del día libre adiós —Fui envuelta por un rayo y volví al olimpo es hora de decirle a papá que tengo novio. Que los dioses me protejan y que mamá controle a papá.
En cuanto llegué al olimpo me encontré con mi hermano Ares charlando muy entretenido con Afrodita que estaba siendo un poco coqueta con mi hermano. Algo muy común en ambos, por momentos se aman y por otros se odian como dos enemigos en plena guerra. Cuando los ojos de mi hermano me encontraron dejó a la diosa y se acercó a mí sonriendo, su mano pesada se posó en mi cabeza sacudiendo mi cabello. Tirando mi corona hacia adelante y pegándome en los ojos.
—¡Ares! —gruñó apartando su mano de mi cabeza de un manotazo. No me gustaba que hiciera eso, luego me costaba mucho desenredar mi cabello. Mi hermano se rio y camino conmigo por el pasillo.
—¿Cómo se llama? —su pregunta me tomó por sorpresa no entendía a que se estaba refiriendo. Así es mi hermano tosco para las palabras si sabía algo te preguntaba sin dar mucha información a lo que se refería como ahora. Lo miré a los ojos para saber buscar entender de qué me hablaba, él comprendió que no le estaba entendiendo y me dedico una sonrisa petulante me dio a entender a qué se refería.
—Se llama Damián —respondo saboreando cada letra de su nombre salir de mis labios, de tan solo recordar que ahora somos pareja me hace sentirme nerviosa y con muchas mariposas revoloteando por mi estómago.
—¿Papá lo sabe? —indaga mi hermano pasando su brazo por encima de mis hombros acercándome a su costado mientras caminábamos, soy dos cabezas más baja que Ares y su cuerpo es dos veces más grande que el mío por lo que es una escena graciosa vernos juntos.
—No, estoy por ir a decirle ¿algún consejo? —nos detenemos frente a la oficina de papá, mire a mi hermano que lo pensó durante un par de segundos para luego contestar.
—Procura que esté mamá presente de lo contrario no le digas nada hermanita —me aconseja. Besando mi frente se va de nuevo por el pasillo en busca de Afrodita. Toqué la puerta de la oficina esperando oír un pase de papá, pero lo único que escuche fue algo romperse.
—¿Papá está todo bien? —volví a tocar la puerta con más insistencia.
—Sí... hija dame un minuto —hablo con voz agitada mi papá. Me senté dando la espalda a la puerta esperando a que mi papá me abriera. Las risas de la diosa Afrodita se escuchaban por el pasillo junto a las risas de mi hermano Ares. No tengo nada con que escuchar música para callar las risas de esos dos. Pero gracias al universo las risas son tapadas por el sonido de unas notas musicales con una guitarra que es tocada por mi hermano Apolo empieza a cantar con su melodiosa voz. No sé en qué momento pasó, pero me quedé dormida en el pasillo.