La hija de Zeus y Hera [1.2]

Capítulo 14| Ancestros

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

A I L E E N
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Era inminente. La guerra comenzaba y los dioses del olimpo se estaban preparando para la pelea, por lo que debían dejarle a sus hijos las tareas que ahora no podrán ocuparse por la guerra. Los semidioses se habían estado preparando sin saberlo para este momento, sé que muchos no querían esta vida, pero es por el bien de toda la humanidad que deben ocupar sus lugares. Me encomendaron en ir por Ylenia, mi tío Poseidón se estaba despidiendo de Electra al ser muy pequeña todavía no se puede ocupar de las cosas de mi tío como su hermana mayor. Y a otro que debía encontrar es a mi primo Apolión que su padre lo perdió de vista un segundo y mi primo desapareció. Algo muy común es que mi tío pasa perdiendo de vista a Apolión desde que era un niño. Primero iré por Ylenia y su novio, luego me encargaré de buscar a Apolión.

Una entrada dramática es lo que menos quería hacer, pero debí prever primero donde se encontraba mi prima para luego ir a buscarla. Frente a mí estaba la hija mayor de Medusa la cual odia a mi tío Poseidón por lo que le hizo y a mi papá aún más. No quise ser grosera con ella por lo cual la saludé, pero ella no fue nada amable conmigo. No quise dar más vueltas en el asunto y le dije a mi prima que debíamos irnos. Ylenia me pidió despedirse de su madre utilizando algunos hechizos del Olimpo para que mi tía aparezca y se despida de mi prima. Su despedida me resultó muy conmovedora me gustaría poder abrazar a mi mamá sin que le dé un ataque porque se arrugó mi vestido. Mamá es muy especial, quiere que sea la hija perfecta y jamás me moleste en protestar siempre que ella esté feliz, nada más me importaba.

En el olimpo se realizó una ceremonia para reconocer a los semidioses que aún no habían sido presentados, en especial mi prima Ylenia que fue reconocida como una diosa. Luego de un malentendido que surgió con la diosa Afrodita, mi hermano Ares y Poseidón, algo sumamente desagradable que no me hubiera gustado saber la verdad. Pero sirvió para aclarar cosas y ahora sabemos que Agatha es una diosa al ser hija de dos dioses y entendemos por qué tiende a gritar tanto y dar tantas órdenes eso viene de su padre es una líder nata.

Todos los semidioses se fueron con sus padres para ver qué tareas debían ejecutar todos vinieron conformando equipos de dos o tres semidioses dependiendo de la cabaña, por mi parte al igual que mis primos teníamos que encargarnos solos de las tareas de nuestros padres. Sabía muy bien de que me tenía que encargar me había quedado a cargo otras veces del olimpo esta no era la primera vez. Cuando mi papá me libero de su sección de preguntas acerca de si entendí todas mis tareas o si necesitaba que me las repita me escape para ver a mi novio. Suena un poco raro pensar que tengo novio y a la vez emocionante.

Me escabullí entre los pasillos perdiendo a mi padre mientras buscaba la habitación de Damián. Observe en cada puerta el símbolo que buscaba y el nombre. Entre sin tocar la puerta sin hacer el más mínimo ruido quería darle una sorpresa a Damián. Él estaba parado frente al gran ventanal viendo las nubes del olimpo.

—Hola niño bonito —caminé hacia él tomándolo por sorpresa.

—Hola rayito rubio —su apodo me causo risa mi papá siempre me llama rayito, pero nadie me llama rayito rubio, solo Damián.

—¿Cómo te lleva ser el sucesor de Afrodita? —lo abrase acomodando mi cabeza en su pecho.

—Es un poquito más complicado de lo que creí —suspiro acariciando mis cabellos. Me sentía en paz únicamente en los brazos de Damián podía sentirme tranquila.

—Nadie dijo que ser un semidiós sexy iba a ser fácil —me reí en su cuello lo que le causo cosquillas porque se estremeció.

—Gracias por lo de sexy, pero alado de ti me veo como un minotauro con esteroides —su comentario me causo mucha gracia. Nuestras miradas se conectaron y él se acercó para besarme yo obviamente no me negué, pero... siempre tiene que haber un, pero.

—Veo que no pierdes tiempo hijo —escuchamos la voz de Afrodita —¿Desde cuándo salen juntos? —la diosa nos observó con algo de intriga.

—Somos novios desde hace poco tiempo mamá —Damián tomó mi mano acercándome a él, rodeó su cintura con mis brazos.

—Lo sabía —escuchó el grito de mi papá por el pasillo. Aparece en la habitación alzando su dedo acusatorio.

—Por supuesto que lo sabías si yo te lo dije papá —note que su mirada fue directo a mis brazos que rodeaban a mi novio.

—Es hora de irnos —mi mamá apareció de repente en la habitación

—Los extrañaré mucho —solté mi agarre de Damián para abrazar a mis padres que me recibieron con los brazos abiertos. En el fondo aman a sus hijos, los dioses no son unos monstruos.

—Nosotros a ti hija, pero recuerda una princesa jamás se deja llevar por sus emociones, volveremos pronto cuida muy bien del Olimpo hija confiamos en ti —las palabras de mi mamá se grabaron en mi cabeza.

—No los decepcionaré.

—Antes de irnos Damián, Eímai polý ypéfthynos gia tin kóri mou, agóri, frontíste tin, eínai to fos ton matión mou, an káti prépei na symveí ston ypéfthyno¹ —mi papá habló en griego antiguo señalando a mi novio para luego desaparecer.

—Tha édina ti zoí mou gi 'aftín² —contestó más para mí que para mi padre.

Luego de la ceremonia donde mi prima fue declarada diosa y otros semidioses fueron reconocidos me fui al inframundo junto a mi tío y Apolión. Tenía que llevar unos encargos de mi tío para mi papá y como mi primo parecía que lo castigaran tuve que venir con ellos. Mi tía Perséfone se veía contenta porque había visto a su madre Deméter y también a sus hermanas menores, pero no les prestó mucha importancia a estas últimas. Mi tía Perséfone no se lleva muy bien con las semidiosas hijas de Deméter la razón es que ella convivió poco tiempo con sus hermanas y cuando vuelve al olimpo a visitar a su madre no tiene mucho contacto con sus parientas.




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