A I L E E N
⚡️⚡️⚡️
Las cosas en el olimpo marchaban como se esperaba, todavía no habíamos quemado nada como mi tío Hades dijo que pasaría en ausencia de los dioses. Solo que eso no pasa porque estoy constantemente verificando que todo marche bien y que los semidioses estén trabajando en armonía y cómodos. Son muy pocos los semidioses que aún no se acostumbran al trabajo de sus padres y debo ayudarlos para que nada se salga de control. Son las tareas que una princesa debe hacer, esto sería lo que me diría mi mamá, pero hoy decidí descansar un poco, realmente gestionar a tantos adolescentes estaba siendo una tarea agotadora, después de todo me quede a cargo sola de todo el olimpo. Siempre había recibido ayuda de mis hermanos, pero ahora me encuentro sola a cargo de todo.
Doy gracias que Apolión puede hacerse cargo solo de todo el inframundo, de lo contrario todo esto sería un caos. En estos momentos me escabullí en busca de algo de paz y el único lugar que me proporcionaba tranquilidad y serenidad es el estanque de los dioses, donde me encontraba ahora esperando a Damián. No había tenido mucho tiempo para verlo en la semana y hoy apenas tuve tiempo le mandé un mensaje para vernos en este sitio. Me sentía observada desde que supe que Demi y Alida estaban rondando el olimpo pedí a las Moiras y sus hijas que vengan a doblar la seguridad mágica. De todos modos, no pude evitar sentirme incómoda cuando escuché pasos acercarse y no podía ver a nadie.
Busque en todas direcciones buscando al o la responsable de esas pisadas resonantes. Cada vez los pasos se escuchaban más cerca y más cerca. Estaba a punto de salir corriendo al ser acechada, antes de que pueda hacer nada unas manos me toman de la cintura y un susurro en mi oreja hace que mi corazón de un vuelco en mi pecho.
—Booo —la risa de Damián no me parece para nada graciosa. La furia se apodera de mí haciendo que me voltee a ver al dueño de esas risas que me estaban volviendo loca.
—Esto es por asustarme —lo empujó hacia el estanque donde él cae al agua para luego salir a los minutos por aire —Lo siento baby, pero me asustaste te lo merecías —camine alrededor del estanque mientras Damián salía del agua.
—Lo siento, pero sabes que las bromas son lo mío y no me pude resistir asustarse no me arrepiento de nada —frene mi andar para verlo por encima de mi hombro. Estaba con sus manos en las caderas viéndome con diversión.
—¿Por qué no vamos al campamento y hacemos algunas bromas? —Gire sobre mis talones sonriendo con picardía.
—Por eso es que mis sentimientos hacia ti solo crecen —camino la distancia que nos separaba y aun estando mojado me pego a su cuerpo para besarme.
—Espero que jamás se apaguen esos sentimientos —mi respiración aún era agitada tener a Damián tan cerca ponía mi sistema en estado de error.
—Eres mi sexy chica del rayo jamás te dejaré ir —me abrazo con su cuerpo mojado arruinando aún más mi vestido. Me aparté mirando que efectivamente el vestido tendría que cambiarlo. De haber sabido lo que pasaría me hubiera quedado abrazada a Damián y jamás lo soltaría.
—Rayito —me tomo de las mejillas y beso mi frente —Consigamos las cosas para hacer una mega broma —su sonrisa de psicópata en proceso me asusto un poco debo afirmar.
—Cuando pones esa cara de loco psicótico me asustas ¿sabes? —me alejé un poco de él mirándolo cruzada de brazos.
—Las bromas son lo mío puede que me vuelva algo loco con ellas —beso mi mejilla haciéndola sonar.
—Les diré a los demás si quieren venir —mi primo también ama las bromas estoy segura de que se unirá a nuestra pequeña travesura.
—Ve yo iré por las cosas —salió corriendo como niño chiquito, mi novio es un niño.
Llamé a mis primos para que vinieran al campamento con nosotros dos. Damián había traído un montón de cosas para hacer un par de bromas a las distintas cabañas. Cuando todos estuvimos listos nos transportamos al campamento apareciendo en el bosque. Algo no estaba bien, el ambiente se notaba diferente, tampoco había ninfas jugando. Los animales corrían en dirección opuesta a nosotros lo que me pareció extraño y miedo invadió mi cuerpo.
—Soy el único que nota el bosque algo raro —mi primo me sacó de mis pensamientos mirando la dirección por dónde venían corriendo los animales.
—Estaba a punto de decir lo mismo — miré el bosque parecía ser sombrío y figuras a lo lejos parecían cada vez más cerca.
—Creo que es mejor que nos vayamos algo no me gusta —mi prima hablo nerviosa aferrándose al brazo de su novio.
—¿Oigan que podría estar pasando? —Damián habló en un tono relajado, pero eso se esfumó cuando una flecha pasó a su lado.
—¡Corran! —grito Adonis poniéndose en marcha junto con mi prima, comenzamos a correr siendo seguidos por una lluvia de flechas que se acercaban más hacia nosotros.
—Damián toma mi mano — estiré mi mano para lograr alcanzar a mi novio que parecía quedarse atrás.
El miedo invadía mi cuerpo, pero no dejaba de correr a pesar de que mi pecho se estaba quemando. Miré por un segundo hacia atrás y no pude contener el grito que salió de mis labios cuando vi a un montón de monstruos. Esta era la primera vez que veía un monstruo tan de cerca mi familia me sobre protege demasiado. Mi pie se tropieza con una roca y caigo de bruces al suelo raspando mis rodillas. Siento la cara arder y mi cuerpo doler, mi pecho me duele mucho.
—Vamos Aileen corre —Damián me ayudó a ponerme en pie justo antes que una flecha me alcanzara. Atrás de nosotros vienen corriendo Apolión junto a Diana que había pedido a mi primo conocer el campamento media sangre, Ylenia y Adonis. Veo que de momentos lanzan poderes detrás de ellos como atacando al enorme cíclope que se acerca. Nos lanza flechas e intentamos esquivarlas, pero detrás de él aparecen más monstruos enormes que se acercan a gran velocidad.