La hija de Zeus y Hera [1.2]

Capítulo 39| Resaca

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

A I L E E N
⚡️⚡️⚡️

Esta historia se repite, despierto por los ruidos de truenos que retumban en mi cráneo, los párpados me pesan y la sensación de querer morirme está muy latente. Me duele la cabeza, tengo mucha sed y siento que necesito dormir al menos otras cuarenta y ocho horas para poder decir que estoy bien.

¿Por qué tuve que tomar tanto?

La noche anterior perdí la cuenta de cuantas latas de cerveza me bebí a lo largo de la tarde estando sola en el olimpo, nadie pudo impedir que me emborrachara. Pero quien me explica cómo es que amanecí en mi cama cuando lo último que recuerdo es haberme tirado al estanque. Ni siquiera sé por qué me tiré al estanque de los dioses y como es que no desperté en el agua. Temerle a la muerte, no le temía, soy inmortal, por más que lo intente no puedo morir a menos claro que entregue mi inmortalidad para dársela a alguien más.

Sentarme en mi cama fue mala idea, sentía que el estómago lo tenía en la garganta. Había dormido con la ropa puesta y ahora estaba toda arrugada y algo húmeda. Intente ponerme en pie con ayuda de la pared, parecía que estaba caminando entre nubes. Mi cuerpo pedía piedad, ante cada paso todo me dolía. Nunca pensé que una resaca doliera tanto el gusto a vómito que tenía en la boca me sabía a ácido. Un baño de agua fría me vendrá bien estoy segura que así me sentiré mejor después de eso. Me despojé de la ropa húmeda dejándola en el suelo y con algo de pereza me metí bajo la ducha. El agua fría hizo que se me escapara un jadeo, yo temblaba bajo la lluvia artificial que estaba bastante fría. Luego de unos minutos regule las llaves para que comenzara a salir agua caliente, mi cuerpo lo agradecía. Frote mi cabello dando masajes a mi cuero cabelludo cuando un recuerdo de la noche anterior apareció en mi mente.

—¿Me amas? —me encontraba sentada al lado del inodoro con una persona al lado, no sé quién era tampoco lo recuerdo. Todo después que dije esas palabras se oscureció. Las cosas que digo estando ebria dejaré de beber porque en serio no me hace bien.

Maya me amenazó no solo con hacerme daño a mí, sino que también a Emma. No puedo arriesgarme a que le pase algo a mi mejor amiga, jamás me lo perdonaría. Será difícil no acercarme a Damián si él anda rondando por el olimpo. Como princesa debo sacrificarme por los demás y si dejar ir a Damián salva la vida de Emma eso haré, aunque me duela.

Enjuagué mi cuerpo dejando el agua correr como si esta fuera purificadora sacando todo lo malo de la noche anterior. Salí cerrando la ducha y envolviéndome en una toalla. Con una más pequeña sequé mi cabello. Me fui a mi habitación buscando mi ropa interior y me la puse despojándome de la toalla. Entrando en mi armario escojo un vestido simple, pero cómodo, como no quería que nadie me vea otra vez en ropa interior me visto en mi armario.

Elegí bien vestirme allí dentro porque al salir veo sentado en mi cama a Damián que mira el techo donde mis nubes están a punto de rostizarlo. Con mis poderes intercepto el rayo que me golpea en la palma de la mano sin lastimarme.

—¿Qué haces en mi habitación?

—Quería ver si te encuentras mejor —se puso de pie metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿Por qué debería estar mejor? —arqueé una ceja mirándolo sin comprender el porqué de su visita a mi habitación. Me tambaleé un poco, creo que la resaca y los rayos no pueden mezclarse, estoy algo débil. Coloqué mi mano sobre mí frente al sentir el tacto frío me sentí un poco mejor.

—Por la resaca —su tono burlón no me agrado para nada. No le respondí, me limité a mirarlo, ninguno de los dos parecíamos querer movernos.

—Me encuentro bien, no necesito tu ayuda —las palabras que me dijo Maya suenan en mi cráneo repitiéndose como disco rayado. Tengo que alejarme de Damián, pero el muy terco me lo hace más difícil. Termine nuestro duelo de miradas caminando hacia mi puerta, debo trabajar mi corona fue colocada en mi cabeza por una nube. Que fue evaporada cuando Damián pasó corriendo llevándosela por delante me estaba persiguiendo. Al verme en esta situación me eché a correr, lo cual se me dificulto con las plataformas que eran nuevas. Pero mi salvación apareció en una nube negra y sin camisa, choque contra la espalda desnuda de Apolión al no poder frenar a tiempo. —Lo siento —pedí disculpas a la espalda desnuda de mi primo. Ambos estábamos tirados en el suelo y mi corona terminó a un metro de nosotros junto a la de mi primo que casualmente había decidido ponerse.

—Una vez que uso mi corona y me taclean —se quejó mi primo poniéndose en pie y dejándome tirada en el suelo. Apolión extendió su mano hacia mí que tomé para ponerme en pie. Estaba algo atolondrada por el golpe, miré hacia atrás y no había ni rastro de Damián. Suspire aliviada para voltear a ver a mi primo que sostenía mi corona en sus manos. —¿De quién estás huyendo? —colocó la corona sobre mi cabeza que comenzó a brillar.

—Nadie tan solo quería ejercitarme, si —me estire para hacer más creíble mi mentira.

—¿Te ejercitas con vestido y tacones? —cuestiono cruzándose de brazos

—Claro, es lo último, deberías intentar ejercitarte de traje — golpeé suavemente su hombro con algo de torpeza. —¿Tú por qué estás sin camisa?

Veía su cuerpo sin camisa con tan solo su jean negro y sus zapatos. Con su corona y sin su camisa desde cuando Apolión aparece con su corona y sin camisa.

—Se manchó y tuve que quitármela.

Sabía que me estaba mintiendo, pero no le diría nada porque yo también lo estaba haciendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.