La hija de Zeus y Hera [1.2]

Capítulo 45| No en mi boda

Un año y medio después

Un año y medio después....

D A M I Á N
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—Tienes que hablar con Jayden para solucionar las cosas, son hermanos por el amor de los dioses —me regaña mi querida princesa del rayo. Hundiendo mi cabeza en el agua, contengo la respiración para no enfrentarme a la mirada de Aileen. Siempre olvidé que ella está un paso delante de mí y a los segundos sus manos estaban sacando mi cabeza del agua. —¿Damián? —arqueo una ceja viéndome furiosa cuando estaba enojada sus mejillas se ponían rojas y eso la hace verse más adorable.

—No sé qué debo decirle, no es como si fuera a entrar en su vida luego de tantos años y darle un abrazo invitándolo a mi boda —me aleje un poco nadando hacia atrás, el estanque es relajante, sus aguas son tranquilizadoras.

—Puedes intentar pidiendo una disculpa niño bonito y la boda sería una tregua —su cuerpo se tiró encima de mí causando que me hundiera en el agua por unos minutos. Salí a flote quedando frente a mi princesa que rodeo mi cuello con sus delicadas manos.

—Solo si tú me acompañas rayito —asintió acercándose peligrosa a mis labios. Un leve cosquilleo me recorrió toda la espina dorsal cuando ella estampó sus labios suaves y dulces contra los míos. Encerré su cintura entre mis brazos aferrándola contra mí, no queriéndola soltar.

Un estruendoso rayo resonó donde estábamos nosotros y gotas de lluvia comenzaron a mojarnos congelándonos el cuerpo. Más rápido que tarde nos separamos para comenzar a nadar a la orilla y la tormenta que comenzó de repente cesó. Aileen temblaba como una hoja abrazándose para darse un poco de calor frotando sus brazos. Nos levantamos encontrándonos al responsable de aquella inusual lluvia invernal. Zeus nos estaba viendo sin ninguna expresión, teniendo sus brazos cruzados y apenas curvando sus cejas.

—Papá —la rubia caminó hasta quedar frente a su progenitor que cambió su mirada por una más relajada e incluso se podría decir que hasta alegre. —No estábamos haciendo nada malo, no debes preocuparte por un beso, así no terminaré embarazada —las cejas de Zeus casi parecían salir volando por cómo se alzaron hacia arriba, apenas si curvando sus labios en una mueca de asombro. Negó con su cabeza abrazando a su pequeña niña que le correspondió.

—¿Puedes culparme por intentar protegerte?

—No, pero si cuando me sobreproteges. Te prometo que no pasara nada hasta el matrimonio —note como hacía un gesto con sus manos, pero no logre ver que estaba haciendo. Giró para verme y me indico que la siguiera. Bajo la mirada de Zeus avancé hasta quedarme al lado de mi princesa que tomó mi mano y pasó como si nada delante de su padre.

Muchos dicen que su suegro da miedo, pero les aseguro que el mío podría llegar a matarme de la peor de las maneras si Aileen llegara a sufrir más que un corazón roto por mi causa. No podría lastimar a Aileen, ya intenté alejarme de ella, pero fracasé en un intento estúpido de huir de lo que yo le pudiera causar. Termine lastimándola más por no estar a su lado que estando lejos fracase en un intento de ser su héroe. Por muchos años he lastimado a cada persona que amo por intentar protegerlos y debía enmendar mi error comenzando por mi hermano. Jayden.

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Aquí estamos frente a la casa de Emma esperando para entrar a ver a Jayden que estaba en la casa visitando a Maya. Aileen sostenía mi mano entrelazada con la suya si no fuera por ella estaría temblando de miedo. Esto se ve mal, Damián Passion temblando de miedo porque está a punto de ver a su hermano mayor. Las palabras que le diría a mi hermano aún no las tenía claras, todo en mi cabeza parecía una ensalada muy revuelta de cosas.

—Entremos —tiro de mi mano para que comenzara a caminar y esa traba que me mantenía aferrado al suelo se rompió. Todo cuando estoy con Aileen es fácil incluso enfrentar a los muertos de mi pasado. Mi princesa del rayo llegó para abrir mi armario y volarlo en mil pedazos sacando al sol mis muertos dejándome respirar. Algo que no hacía bien desde hace mucho tiempo.

El timbre de la casa resonó causándome un mayor miedo, mi pie derecho comenzó a moverse con insistencia a un ritmo acelerado golpeando la suela contra la madera de aquel porche. Lentamente, la puerta se abrió y tras ella apareció Emma con una dulce sonrisa hacia Aileen.

—Los estábamos esperando —la puerta se abrió más dejándonos pasar a la pintoresca casa donde antes detestaba venir porque veía sufrir a Aileen. Ingresando en la casa nos adentramos a la sala donde se podía ver en el sillón una cabellera castaña de espalda a nosotros hablar con Maya y Adam.

—Llegaron Aileen y Damián —aviso Emma caminando hacia los sillones sentándose al lado de su novio. Mi princesa la siguió y nos acomodamos en uno de los sillones libres y ahí pude ver a mi hermano observarme. Hacía tantos años que no lo veía, que se me hacía difícil asimilar que esto no era un sueño sino la realidad.

—Es un placer Jayden conocerte en una situación donde no planeas matarme —saludo Aileen sacando unas risas de parte de sus amigos y de la novia de mi hermano. Jayden sonrió de lado soltando una tímida risa, pero en ningún momento apartó su mirada de mí.

—Siento lo que pasó antes es que estabas lastimando a mi novia y ya sabes siempre la defenderé —el ambiente estaba algo tenso, Aileen a mi lado apretó ligeramente mi mano para que argumentara algo, pero no pude.

—Escuche que te casas en una semana Dam —su última palabra me relajo un poco Dam era el seudónimo cariñoso con que mi hermano me llamaba de pequeño. Esto me dio confianza para hablarle a mi hermano que esperaba mi respuesta con ciertas ansias.




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