La hija de Zeus y Hera [1.2]

Epílogo| Familia Passion

A I L E E N⚡️⚡️⚡️

A I L E E N
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Quince años después...

Las contracciones son cada dos minutos contándolas con la ayuda de mi reloj de muñeca, según lo que me dijo mi hermana. Respiraba con dificultad tratando de recordar lo que me enseñaron en las clases de parto para mamás, siendo llevada por Damián a la enfermería. El simulacro de mi segundo parto estaba siendo un éxito, solo debíamos apurarnos dos minutos más para superar el anterior récord.

La segunda beba fue toda una sorpresa, en verdad no esperábamos que volviera a quedar embarazada de nuevo, pero Luz llegó como caída del cielo. A Rebecca, nuestra hija mayor, le agradó la idea de tener una hermanita, así no se sentiría tan sola. A pesar de la diferencia de edad que tendrán sé que Becca será una estupenda hermana mayor.

—Una vez más, pero esta vez asegúrense de agarrar la pañalera a tiempo y viajar directo al olimpo —me bajé de la camilla transportándonos a todos al mundo mortal donde vivimos. Dejándome acomodada en la cama, sentí un fuerte dolor en el vientre. —¡Damián, esto no es un simulacro de verdad, la bebé quiere nacer! —grité sintiendo un nuevo dolor mucho más fuerte. Me levanté con dificultad y nos transportamos de nuevo al olimpo.

Por mis piernas corrió un líquido transparente que en definitiva no era pipí. Acabo de romper la fuente. Las ninfas llegaron a mí llevándome en una camilla a la sala de partos de la diosa Ilitía¹. Mis contracciones con cada minuto se volvían más fuertes y continuas. No había nada que calmara mi dolor, estaba haciendo todo lo que hicimos en las clases de parto. Como respirar, mantener la calma cosa que me estaba resultando muy difícil y dejar que mi esposo tome mi mano. Por la cara que hacía Damián supuse que estaba a punto de romperle los dedos. Luego de un trabajo de parto de casi diez horas esperando a que Luz naciera, me volví mamá por segunda vez.

Habíamos decidido llamarla Luz porque desde que nos enteramos de que llegaría fue un milagro. Mi hermana Ilitía en el parto de Rebecca me dijo que existía la mínima posibilidad de que pudiera tener otro hijo. Pero no más, sino correría riesgo mi propia vida, no moriré está claro, pero si puedo entrar en una especie de estado de coma. Mi fe de ser mamá de muchos hijos se perdió y cuando comencé con náuseas no quería creer que estaba embarazada. Hasta que Ylenia me llevó un test y lo hicimos en la intimidad de mi casa. Llorando en medio de mi habitación me enteré de que sería mamá por segunda vez. Damián con mucha emoción estuvo en todo el proceso de mi embarazo y cuando supimos que sería nena él le dio el nombre sin quererlo. "Nuestra luz" fue lo primero que dijo al saber que era nena. Estábamos deseosos de que naciera para conocer su carita, tocar sus manitos.

Cuando tuve a mi bebé entre mis brazos sentí paz, la misma paz que sentí cuando tuve a Becca. Mirar sus ojos azules y verlos, cambiar de color al gris y rosa me sorprendió. Sacó los ojos cambiantes de su hermana Rebecca, solo que ella heredó los ojos cafés de su tío Anteros. Tome su manita tan chiquita y dejando un beso en su frente hable por primera vez con mi hija fuera de mi vientre.

—Bienvenida Luz has llegado para pertenecer a la familia más complicada del universo, pero te aseguro que habrá mucho amor para ti hija —mi esposo a mi lado beso mi frente y la de nuestra hija menor. Se la entregué dejándolo cargarla y noté como su mirada brillaba por su hija. Puntitos negros comenzaron a nublar mi visión y veía a mi hermana Ilitía junto a las ninfas correr de un lado a otro.

—Pierde mucha sangre, ayúdenme o caerá en un sueño profundo —escuché la voz de la diosa muy débil y en ese momento me sentía muy cansada.

—Las amo hijas —en ese momento todo se volvió negro y no pude ver más nada.

—Las amo hijas —en ese momento todo se volvió negro y no pude ver más nada     

D A M I Á N
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Las manos de Aileen perdieron fuerza cuando me entrego a Luz, la vi cerrar sus ojos y su cabeza se fue a un costado inerte y con miedo me acerque a verla aun con la bebé en mis brazos. Una ninfa comenzó a apartarme de mi esposa pidiendo que me retirara de la sala que necesitaban trabajar para ayudar a Aileen. Otra me quitó a mi hija de mis brazos y me sacaron de la sala cerrando la puerta en mis narices, dejándome por fuera con lo que estaba ocurriendo con mi esposa. Mis familiares vinieron hacia mí en busca de noticias de la bebé y mi esposa, no sabía qué decirles y cuando vi a Rebecca mirándome con emoción por conocer a su nueva hermanita no pude hablar. Mis sobrinos y sobrinas también me preguntaban lo mismo, la última que quedaba por nacer era Nina que aún le faltaba un par de semanas más. Apolión se percató de que algo no iba bien cuando no contestaba nada y seguía en silencio a pesar de las insistencias de los niños por saber qué estaba pasando.

Nos apartamos del grupo y caminamos por un pasillo hasta una habitación donde a través de una ventana podíamos ver a los nuevos recién nacidos. Una ninfa está arrullando a la bebé que tiene los ojos abiertos, pero se nota inquieta envuelta en una sabana de color rosa. Mi hija mayor y sus primos se pegan a la ventana hablando sobre lo bonita que es Luz.




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