La hija del daimyo

Capítulo 7

Nene noto algo húmedo en su mejilla. Molesta, movió la mano, pero lo que fuera volvió al ataque. Dio otro manotazo, pero esta vez entreabrió los ojos. De un salto se puso en pie, esperando ver a los enemigos. Sin embargo, se encontró sola dentro de un establo repleto de caballos y, el más cercano, era quien la atacaba. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era huir de Fukui en mitad de la noche. No sabía que dirección había tomado, solo quería alejarse de allí. En algún punto del camino debió ser asaltada por bandidos, recibió un golpe en la cabeza y todo se volvió oscuro.

El caballo la empujo molesto, sacándola de su recuerdo. Decidió averiguar dónde estaba y para ello, salió fuera del establo. Era un día claro y corría un poco de brisa. Parecía encontrarse en una pequeña granja, a las afueras de alguna aldea. Debía darse prisa y dirigirse a Kyoto cuanto antes.

Después de caminar un rato, llego a un mercado abarrotado de gente. Descubrió que se encontraba en un pequeño pueblo costero llamado Tsuruga, entre Fukui y la capital. ¿Cómo había llegado hasta allí? Continuo curioseando entre los diferentes puestos hasta que noto que la vigilaban. Se detuvo en un tenderete y simulo preguntar algo. En ese momento, una multitud se arremolino alrededor y, su vigilante, continúo caminando sin verla. Se trataba de un chico joven y corpulento. Nene simulo interesarse por unas telas y, cuando paso al lado de ella, lo siguió. Continuo avanzando unos minutos tras él, hasta que lo perdió de vista después de girar en un puesto de comida. Noto que le hacían señales y pudo verlo en una puerta apoyado, pidiéndole que entrara. No espero a comprobar si la joven lo seguía y esta dudo en hacerlo, pero al final se acercó. Abrió la tela y accedió al interior. Dentro solo estaba el joven sentado sobre una esterilla. La saludo e invito sentarse.

  • ¿Quién eres? ¿Cómo…? – pregunto intrigada, pero el joven la mando callar.
  • No me confundí cuando os vi. Sois la hija de Nobunaga. Debéis tener cuidado señora, pues muchos os buscan.
  • ¿Cómo sabes…?
  • Era un soldado de Nobutada. Sobreviví a lo ocurrido en el bosque gracias a que me hice pasar por soldado de Mitsuhide. Jure que si os encontraba, os ayudaría.
  • ¿Cómo he llegado a Tsuruga?
  • Las últimas noticias eran que estabais prisionera en Fukui, así que me dirigía hacia allí, cuando me topé con unos bandidos que se jactaban de haber conseguido a una joven como botín.  Decidí ayudarla antes de continuar, pero no imagine que seríais vos. Os rescate de ellos y os aleje de Fukui, donde corríais peligro.
  • ¿Prisionera en Fukui? Allí estaba con mi tía y Shibata…
  • Katsuei ya no es aliado de Nobunaga. Quizás lo fuera, pero al enterarse de su muerte, ambiciona sus tierras. Nobutada sabía desde hacía tiempo que no era trigo limpio y estaba informado de sus movimientos en secreto. Sin embargo, Katsuei se enteró y, si Mitsuhide no hubiera asesinado a vuestro hermano, él lo hubiera hecho. Está casado con Oichi, por lo tanto, unido por sangre con el clan Oda.
  • Entonces, el asesino de la otra noche no lo mando Mitsuhide – Nene suspiro derrotada. No podía confiar ni en su propia familia – fue una orden de Katsuei  para acabar conmigo y Oichi…. Lo había permitido.
  • Ella ya no es del clan. Se debe a su señor y marido. Por lo tanto, tampoco puedes confiar en ella.
  • ¿En quién puedo confiar entonces? ¿En ti?
  • Solo he devuelto un favor que le debía a Nobutada de hace muchos años – el joven se levantó, saludo y se dirigió a la puerta – a partir de ahora estas sola.

Nene sintió miedo y un escalofrió en forma de temblor sacudió su cuerpo. Escucho ruidos en una ventada detrás de ella y se giró. Iba a volver a hablar con el joven, pero ya había desaparecido. Lo mejor sería ocultarse hasta decidir qué hacer.

Saki abrió la puerta de la habitación y entro con la bandeja que llevaba. La coloco sobre la pequeña mesa, que se encontraba en el centro de la habitación, y sirvió una taza de té. En silencio, observo al joven, que no parecía haberse percatado de su entrada. Este se limitaba, desde hacía días, a estar apoyado en la pared y a mirar por la pequeña ventana. No se atrevía a preguntarle que le pasaba por la cabeza en ese momento, pero estaba segura que tenía un debate interno sobre si debía mantener la lealtad al clan que lo había criado o hacia su hermano. A pesar de no oír directamente nada de boca del joven, los criados no paraban de cuchichear sobre lo ocurrido entre ambos.

  • Lamento que te hayas visto envuelta en esto – dijo Ranmaru después de unos minutos de silencio – si solo hubiéramos podido…
  • Me encontraba sola. Si me hubiera quedado allí, ahora mismo estaría muerta.

Ranmaru recordó como la joven intento liberarlo cuando fue capturado por los soldados. Tuvo que pedir que no le hicieran daño y que si la dejaban ir con él, se entregaría voluntariamente. Accedieron a ello, prometiendo que no le harían daño, pero no debían confiar en él, puesto que lo golpearon en la cabeza.

  • ¿Alguna noticia de Tsuneoki? – pregunto el joven. No podía recibir noticias del exterior directamente, pero ella parecía disponer de cierta libertad de movimiento. Eso le permitía recabar información.
  • Solo sé que se van a reunir en Kyoto – respondió ella – son las únicas noticias que he podido conocer de tu amigo y tu esposa.
  • Mi esposa – Ranmaru se giró de nuevo hacia la ventana simulando una pequeña sonrisa.
  • ¿Has decidido que hacer respecto a tu hermano? – pregunto Saki tras unos minutos de silencio – sé que no es asunto mío pero…
  • Parece que no tengo más opción que seguir la corriente que me arrastra. Es la única forma para volver a verlos.
  • Te ayudare – sonrió ella – déjame ser tus ojos y oídos de este castillo.
  • Esa opciones peligrosa – Ranmaru se sentó frente a ella y probo el té – no puedo permitir que te pongas más en peligro. Hablare con Tadamasa para que te deje en libertad.
  • Muy amable de tu parte – sonrió Saki – pero en el mismo momento en el que se produzca mi liberación, estaré condenada a muerte. Lo note en los ojos de tu hermano. Conozco lo ocurrido aquí y en el bosque de Ryozen. Ahora mismo el estar contigo es lo que me mantiene viva.




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