La Hija del Diablo

4. Una percepción falsa

Daveth volvía a estar de guardia en una de las torres vigías cuando vio salir a Dawen y a sus hombres en sus respectivos caballos. Formó una sonrisa cínica al pensar lo poco que había tardado en decidir irse. Escuchó a unos metros, también en la muralla, a su amigo, así que salió de la torre vigía.

—¿Dawen se va?

—Eso parece —respondió el castaño secamente.

Vio como su amigo Jasir fruncía el ceño.

—Entonces supongo que lo que dice la gente es verdad, ¿no?

—¿Qué dice la gente si puede saberse?

—Que se endurecerán las medidas de seguridad en cada sector y que la bruja nos ayudará en el caso de que aparezcan nuevas criaturas oscuras.

Daveth apartó la mirada. Jasir lo observó, impaciente por saber si eso era verdad.

—No, Jasir.

—¿Y por qué el sector uno se ha ido ya?

—Porque Dawen ha rechazado participar en el plan que hemos ideado.

—¿Así que un plan, eh? —el pelinegro se giró de cuerpo completo, apoyando su espalda baja en una de las almenas que decoraban la muralla—. ¿Y de qué plan estamos hablando?

Daveth no dejó de fijarse en el bosque que se extendía a lo lejos, vigilando cualquier presencia desconocida.

—No sé si puedo decirlo.

—Oh, venga ya. ¿Qué tan secreto puede ser?

Daveth sabía que hasta que no se lo dijera, Jasir no dejaría de observarlo como un maldito búho. Desistió en su plan de que su amigo dejara pasar el tema y lo miró, apuntándolo con su dedo índice.

—Pero que esto no salga de aquí, ¿de acuerdo? Al menos hasta que mi padre no dé la noticia.

Jasir asintió.

—Vamos, cuenta.

Daveth miró a su alrededor, ojeando a aquellos hombres que también estaban haciendo guardia. Se acercó a Jasir y susurró:

—Vamos a cruzar el Bosque de las Brujas.

En cuanto se separó de su amigo, vio como el rostro de este cambiaba de tonalidad. En otra situación se habría reído de su cara de perplejidad.

—Pero eso...eso es un suicidio, Daveth. No vais a salir vivos de ahí.

—La bruja nos guiará, se conoce el bosque bien.

—Pero quién sabe qué maldades esconderá ese lugar.

—No lo sabremos si no lo cruzamos —dijo él muy serio.

Por el rabillo del ojo vio a su amigo, quien todavía seguía algo sorprendido.

—Así que es verdad —susurró—. No me estás bromeando.

—No, Jasir. No es una broma. Dawen se ha ido porque no piensa involucrarse en esto, pero los demás sectores sí. Esos niños siguen vivos, la bruja nos lo ha mostrado. 

—¿Pero, cómo?

Daveth se pregunta lo mismo, ¿cómo? ¿por qué razón se los habían llevado?

—Esto es algo que va mucho más allá de Judyk, Jasir. Debemos cruzar el Bosque, no existe otra opción.

Tras una larga mañana de guardia junto a Jasir, ambos abandonaron sus puestos en la muralla y se dirigieron cada uno a su casa. Acompañándose en el camino, Daveth recordó la conversación que había tenido con su familia sobre Deth, el hermano de Jasir. Miró a su amigo de reojo, no lucía triste ni preocupado.

—Oye, Jasir —el pelinegro lo miró—. ¿Cómo va tu hermano? Hace mucho que no lo veo.

—Va bien, sigue siendo el mismo mocoso de siempre —sonrió.

Daveth no pudo evitar que su rostro cambiara a uno teñido de decepción. ¿Por qué Jasir le había mentido?

—¿Y cómo le van las clases?

—Sigue siendo uno de los mejores en las clases de lucha, así que va bien. Sus notas también son buenas.

Daveth paró a medio camino, confuso y algo decepcionado. Observó a Jasir, que caminó unos metros más hasta que se percató de que Daveth no le seguía. 

—¿Pasa algo? —cuestionó, colocándose la mano en la frente para tapar los rayos del sol que daban directos en sus ojos—. ¿Daveth?

—Mi madre me dijo que Deth está enfermo —expresó este, serio.

La expresión de Jasir, decayó al instante. Su mirada mostró una sensación de molestia, como si no le agradara que Daveth conociera aquel dato.

—Arlet también me dijo que tu hermano llevaba semanas sin asistir a clase.

Su amigo chasqueó la lengua y se dio la vuelta, pero no se movió del sitio. Daveth se acercó a él.

—¿Por qué me has mentido? —preguntó, dolido—. Pensé que éramos amigos, Jasir.

—Exacto, éramos —expresó el pelinegro, algo exaltado. Al instante se arrepintió de su tono de voz—. Llevábamos como dos años sin intercambiar palabra, ¿cómo esperabas que te lo dijera, Daveth?

Daveth se había arrepentido de muy pocas cosas a lo largo de su vida, y una en aquel momento fue haber perdido el contacto con su único amigo de la infancia. Le dolía pensar que quizá Jasir había pasado por muchos momentos duros y él no había estado ahí para él.

Colocó su mano en el hombro de Jasir y, tras darle un apretón, dijo:

—Tengo un plan perfecto para ahora. ¿Te apuntas?

Cinco minutos después, Daveth y Jasir se hallaban bebiendo vino en un bar. Al castaño no se le había ocurrido mejor manera para continuar hablando del tema.

—¿Y qué es lo que le pasa? —preguntó tras un rato.

Jasir bebió un gran trago de vino. Cuando chocó la jarra contra la pesa, soltó un suspiro.

—Deth apenas puede moverse de la cama. Está pálido y hace unos días comenzó a tener los labios morados. Lleva dormido como dos días, en serio, Daveth, parece un muerto.

Daveth observó como su amigo tragaba grueso, sabía que estaba asustado.

—El curandero ha intentado hacer todo lo posible, pero no logra saber qué le sucede.

—¿Es por dinero, Jasir? Si es por dinero podemos ayudarte.

—No, Daveth. No es por dinero. Además, ¿en serio crees que aceptaría vuestro dinero?

—Es Deth, es tu hermano.

—Pero yo no soy así —habló, tenso—. Yo no soy de esas personas que pasan años sin hablarte y después, a la mínima que te veo te pido favores.

Una vez más, Daveth volvía a arrepentirse de haberse alejado de Jasir. Poco a poco, el vino comenzó a hacer afectó en él, porque sintió su lengua más suelta.



#1142 en Fantasía

En el texto hay: amorymiedo, brujasmagia

Editado: 30.01.2023

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