La Hija del Jefe

Capítulo 12

Llevamos varios días en Londres, Santiago nos ayudado acomodarnos. Estoy tan agradecida con toda su ayuda, jamás pensé que tendríamos que arrancar con Emilio para proteger nuestro amor.

Abro mi correo esperando un mensaje de mi madre y aun no hay nada, han sido días horribles sin saber de ella. Tengo miedo que mi padre cometa una locura, Emilio entra en mi oficina con la taza en su mano y la coloca sobre mi escritorio, se acerca mientras besa mis labios mira la pantalla de mi computador.

— ¿aún no hay noticias de tu madre? — pregunta apoyándose en mi escritorio — ¿has probado nuevamente llamando a su teléfono?

— no sé cómo más comunicarme con ella, tengo miedo de llamar a la oficina y que puedan avisar a mi padre.

— Federico no le hará nada a tu mamá él la ama jamás le haría daño.

— ya no se de lo que es capaz mi padre, siento que no lo conozco en absoluto.

— tu madre estará bien, ¿por qué no le preguntamos a Santiago quizás él tenga noticias?

— no me gustaría meterlo en más problemas por mi culpa.

Emilio toma el teléfono masca un número y espera atento.

— hola, me gustaría hablar con Santiago. Aja, ¿podrías decirle que iremos ahora?, genial gracias. — cuelga el teléfono y toma mi mano.

— vamos, estoy seguro que él sabrá qué hacer. Confía en mí.

Llegamos a la oficina de Santiago y nos recibe con una gran sonrisa.

— ¿Cómo están mis trabajadores estrellas? — pregunta mientras me abraza — ¿está todo bien? ¿están cómodos en sus oficinas y en el departamento?

— todo bien, ha sido fantástico. Gracias por toda la ayuda que nos has dado. — dice Emilio dándole la mano.

— estos feliz de poder ayudarlos a ambos, ha Ari la conozco desde bebé y no podía dejarla pasar, por tanto.

Me sonríe y pide que nos sentemos mientras él se acomoda den su escritorio

— ¿en qué puedo ayudarlos? Se nota que están preocupados.

— es mi mamá

— ¿Qué pasa con tu madre? — pregunta atento y serio.

— no sé nada de ella desde que llegamos, la llamo, envió correos y no obtengo respuesta.

— espérame un segundo — toma el teléfono

— buenos días, ¿Cómo está todo por allá? Por lo visto no ha cambiado mucho — le dice a alguien al otro lado.

Emilio toma mi mano, mientras trata de calmarme con pequeños círculos en mi palma.

— necesito que me mantengas informado, sí, sí, sí. Ellos están bien, sabes que conmigo están seguros. ¿Qué pasa con Liliana? Ariana dice que trata de comunicarse y no lo logra.

Santiago se queda en silencio escuchando atentamente, su mirada se vuelve salvaje de repente.

— ¿Cómo demonios aguantaron que eso pasara? ¿por qué no me llamaron? Como quieres que me calme, debí ser el primero en saberlo, mierda. — dice agarrando su cabello. — ¿estás seguro de eso? ¿a qué hora? Bien, mantenme informado de todo lo que está pasando en mi empresa. Si es necesario venderé mis acciones. Hablamos luego.

Cuelga el teléfono y toma una larga respiración.

— ¿está todo bien? ¿mi madre está bien? — pregunto nerviosa — ¿Qué está pasando?

— lo está ahora, al parecer a tu padre le dio un ataque de furia y destrozo la mitad de la empresa.

— ¿Liliana está bien? — pregunta Emilio — ¿Sebastián?

— no, al parecer no le basto destruir la empresa, hizo lo mismo con la casa.

— ¿Qué? – grito con temor — ¿Dónde están? Necesito volver, necesito estar con mi madre.

Me pongo de pie y Santiago hace lo mismo, se acerca a mí y me abraza.

— cariño están bien, tu madre tomo sus cosas, las de tu hermano y fue a casa de su madre. Ahora está en avión directo hacia acá.

— ¿pero están bien?

— lo sabremos en unas horas, iré por ellos al aeropuerto y vendremos directo hasta acá, no te preocupes que si tu padre les hizo algo yo mismo me encargare de él.

Lo dice como una promesa y estoy seguro que hará lo necesario por cumplirla si algo le ha pasado a mi madre.

— gracias, de verdad gracias. No sé qué sería de nosotros si no nos hubieses ayudado.

— lo hago por el cariño que te tengo a ti y a tu madre, siempre pueden confiar en mí.

Vuelvo a mi oficina seguida de Emilio, me toma entre sus brazos y me besa suavemente.

— te dije que él sabría qué hacer, debemos confiar en Santiago es nuestro único aliado en estos momentos.

 — estoy asustada Emilio, no quiero que el matrimonio de mis padres se acabe por mi culpa.

— si eso llegara a pasar no sería culpa tuya amor, esto sería culpa de tu papá él es quien siempre ha puesto Aurora sobre todos ustedes.

— la odio — digo en un susurro — ha destruido mi vida, ha destruido mi familia.

— amor, olvidémonos de ella, olvidemos a tu padre, vivíamos felices te amo y siempre estaré a tu lado.

— te amo Emilio, gracias por estar conmigo. — comienzo a besar su cuello, voy subiendo poco a poco, beso su mejilla, su nariz, sus ojos, su frente.

— no es buena idea

— ¿Por qué? – digo haciendo pucheros — ¿no me quieres?

— te amo nena, pero no es un buen momento para este tipo de besos, sabes que luego me sube cierta parte de mi cuerpo que también te ama.

Me rio y lo abrazo fuertemente. Tiene razón no es el momento de ese tipo de besos.

— ¿podemos quizás más tarde?

— ¿alguna vez podre no amarte tanto?

— ¿quieres dejar de amarme? — pregunto indignada

— por supuesto que no, cada día te amo más y más. — Me besa la nariz.

Hablamos unos minutos más y luego vuelve a su oficina, reviso mi teléfono y veo un mensaje en el grupo de mis amigas.

 

*Las olvidadas

—Marina: pueden creer que acabo de enterarme de algo super bomba

—Daniella: ¿Qué paso?

—Elisa: ¿Por qué siempre lo mismo? Dice algo y luego no habla

—Fernanda: ¿será que por fin encontró novio?

—Daniella: la llamo y no responde, perra.

—Marina: son unas chismosas…

—Daniella: ¿estas bromeando? Tengo cosas más importantes que hacer, si vas a decir algo hazlo ya o simplemente no cuente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.