La Hija del Jefe

Capítulo 13

— mamá, no puedes tirar a la basura tantos años de matrimonio por mí.

— esto no es solo sobre ti cariño, esto es algo que debí hacer hace muchos años.

— ¿no amas a mi papá?

— lo amo y mucho, pero he aguantado tantas cosas que no tenia por que hacerlo. Esto era algo que iba a pasar tarde o temprano.

— ¿Qué paso con Aurora?

— tu padre la interno, ni el puede ya controlarla, ya no hay nada mas que hacer por ella, esta completamente fuera de sí.

— lamento mucho que todo esto haya pasado por mi culpa, jamás creí que algo así podía pasar. Mamá me siento horrible.

— no lo hagas cariño, veras que en poco tiempo todo vuelve a ser igual.

— eso espero, no quiero que estés triste, tampoco quiero que Sebastián odie a nuestro padre.

Hablamos unos minutos mas sobre todo lo que esta pasando en casa y llegamos a la conclusión que mi padre estará mucho mejor solo, al menos por un tiempo.

Vamos a la oficina de Emilio y lo vemos jugando PlayStation con mi hermano. El que Seba se este riendo me saca un suspiro de alivio, al menos mi hermano esta bien y a salvo.

Al pasar los días estoy mucho mas relajada, tener a mi madre cerca siempre es bueno.

Mi madre y mi hermano no quisieron quedarse en nuestro departamento, se fueron unos días a casa de Santiago. Hemos estado al pendiente de mi padre sin que él lo sepa, al parecer ya está todo tranquilo en la empresa. No hay día que mi padre no hable con mi madre y se disculpe. La llama todos los días pidiéndole que vuelva, pero mi madre aun no sede totalmente.

Mi relación con Emilio cada vez esta mejor, estar con él aun se siente como estar en un sueño. Todo es tan irreal; me hace sentir que em cualquier momento nuestra burbuja de felicidad puede explotar.

En estos momentos estamos en nuestro hogar, mientras Emilio cocina yo ordeno la mesa.

Escuchamos música mientras lo escucho cantar en la cocina, me encanta nuestra vida, amo compartir cada día juntos.

Me acerco hasta donde esta, paso mis brazos por su abdomen mientras apoyo mi cabeza en su espalda.

Él toma mis manos y las lleva a sus labios mientras dice:

— te amo

—yo también te amo — digo suspirando — ¿crees que podemos dejar la cena para después?

— ¿Por qué? ¿no tienes hambre? — pregunta confundido.

— tengo mucha hambre — digo mientras mis manos recorren el camino hasta sus pantalones — pero justo ahora quiero comer otra cosa.

Él se ríe y gira para quedar frente a mí. Me toma en sus brazos y me sienta sobre la encimera de la cocina.

— creo que te estoy malacostumbrando.

— será algo rápido lo prometo.

— contigo nunca es rápido, a mi me gusta tomarme mi tiempo y lo sabes — una carcajada sale de mis labios

Comienza a quitar mi camiseta por mi cabeza lentamente, mientras sus labios recorren mi abdomen.

— se va a quemar la comida — digo riendo

Él se voltea y apaga la cocina

Me levanta ordenando que baje mis pantalones cortos, hago lo que dice y vuelve a sentarme completamente desnuda, abro mis piernas y expongo mi sexo completamente para él. un gemido sale de sus labios y muerde su mano.

Mis manos recorren mi cuerpo lentamente tentándolo, un gemido sale de mis labios cuando poso mi propia mano en mi sexo.

— me encanta cuando te tocas, y haces esos ruiditos que me vuelven loco.

— no me parece justo que yo este totalmente desnuda y tu aun estés vestido.

— a mi me parece lo bastante justo — dice sacando su camiseta por su cabeza y tirarla en algún lugar de la cocina.

Lo tiro mas cerca de mi mientras comienzo a desabrochar sus jeans, Emilio devora mi boca con un beso que me deja totalmente aturdida.

Bajo sus pantalones dejando solo sus calzoncillos, meto mi mano dentro y agarro su miembro erecto mi boca se hace agua por completo, mi deseo se incrementa cada vez más.

Emilio deja un sendero de besos desde mi cuello hasta mis pechos, y su lengua se mueve para rozar un pezón endurecido. Grito, mi espalda se arquea en éxtasis mientras él envuelve con sus labios la tensa y sensible carne, chupando, pellizcando y lamiendo como si mi pecho fuera su helado favorito. Enredo mis dedos en su cabello, tirando fuerte cuando siento la punta de sus dedos explorando la piel de mis muslos, el borde de mi sexo.

Emilio encuentra mi punto más sensible y le da un suave golpecito. Gimoteo, cubriéndome la boca con una mano para amortiguar el sonido.

Se ríe contra mi pecho, bajando la cabeza para besar la piel expuesta de mi vientre. Sus dedos bailan alrededor de mi centro, parándose solo para frotar mi clítoris en círculos precisos y uniformes.

— Ariana…— dice suavemente, deslizando una mano por mi muslo.

Me estremezco cuando me toca, agarrando la encimera. Nunca dejo de sentirme deseada. Pero, con los ojos de Emilio sobre mí, me siento avergonzada. De repente, me besa desde el muslo hacia el centro, y se detiene para burlarse de mí con golpes calientes de su húmeda y talentosa lengua.

— Tú... ahh… no tienes que... — tartamudeo entre jadeos. Envolviendo con un brazo mi muslo y acariciando una mejilla de mis nalgas con la otra mano, Emilio me mira desde entre mis piernas, con sus ojos parpadeando.

— Quiero hacerlo — dice, deteniéndose para dar otro beso en mi punto más sensible — desde que vi tu pequeña vagina expuesta para mí.

 Arqueo mi espalda una vez más, rindiéndome al placer entumecido de Emilio haciendo algo en lo que claramente sobresale. Mis dedos se flexionan y se mueven mientras me masajea el trasero con una mano, con su lengua rodeando mi clítoris. Continúa así un tiempo, Emilio lamiendo mi sexo con besos húmedos y descuidados y yo jadeando contra su boca codiciosa. Justo cuando siento que no puedo soportarlo más, siento uno de los largos dedos de Emilio trazando mi carne. Sus labios agarran mi clítoris, chupando fuerte mientras su dedo se sumerge en mí, curvándose en el punto justo. Puedo sentir mi orgasmo impactando hacia mí, perdida en las sensaciones de placer tan intensas que no recuerdo haber sentido nada así.




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