La Hija del Jefe

Capítulo 20

—perdieron su rastro en el aeropuerto, al parecer tomo un avión hasta Londres. Tus padres están preocupados por ti, temen que ella pueda hacerte algo. – dice Santiago mientras yo siento mis piernas flaquear.

— ¿Cómo es que pudo escapar? No se supone que ese era el mejor hospital de la ciudad — dice Emilio mientras no suelta mi mano.

— al parecer tuvo bastante ayuda, tanto así que hasta logro salir del país.

No puedo creer que este pasando esto, ella juro vengarse de mi y no dudo de que sea capaz de hacer eso mucho más.

Trato de calmarme me no puedo, tengo mucho miedo. Emilio me lleva a su oficina y Sebastián no se despega de mi ni un segundo.

— hermanito estoy bien, estará todo bien. — trato de tranquilizarlo

— no lo está, Aurora viene para acá, tengo mucho miedo Ari.

— no dejare que le pase nada malo a tu hermana, puedes confiar en mí. — Emilio lo atrae a un gran abrazo — créeme cuando digo que soy capaz de dar la vida por Ari.

No quiero pensar en eso, sé que Emilio sería capaz de esquivar una bala por mí. Un pensamiento sobre eso y me hace pensar seriamente en que es lo que tiene planeado Aurora contra nosotros.

Santiago no ha salido de su oficina en todo el día, lo he escuchado hacer un sinfín de llamadas. Tratando de averiguar en qué Avión viene Aurora, no ha obtenido información y la policía no quiere cooperar, al no ser una persona criminal no pueden hacer nada.

Al llegar a casa, un auto de la seguridad que nos contrató Santiago para a solo unos metros de nuestro auto, antes de bajarnos nos piden las llaves del departamento para así poder revisar que todo esté en orden. Quince minutos después nos hacen una señal y podemos bajar el auto.

— ¿crees que todo esto sea necesario? — le pregunto a Emilio mientras tomo su mano — no creo que Aurora vaya a ser capaz de venir hasta aquí.

— no lo sabemos, no sabemos nada de lo que es o no es capaz de hacer.

— estoy asustada Emilio, realmente tengo miedo por primera vez.

— estaré a tu lado pase lo que pase cariño, prometo que no dejare que nada malo te pase.

Llegamos a nuestro departamento y todo esta tal cual lo dejamos en la mañana, la gente de seguridad nos informa que pasaran la noche rondando la zona y en caso de cualquier cosa debemos llamarlos inmediatamente.

— preparare la cena, ve a tomar un baño para que te relajes — dice Emilio mientras me besa en los labios.

— siempre podríamos bañarnos juntos y así ahorrar agua — digo tomando su mano y atrayéndolo hacia mi cuerpo.

Él se ríe y me lleva hasta el baño, me ayuda a quitarme la ropa y luego abre la llave de la ducha y me hace entrar en ella, el agua caliente relaja mi cuerpo al instante.

— iré a preparar la cena, cuando estés lista ve a la cocina. Debemos comer antes de acostarnos.

Trato de reírme mientras él se aleja de baño, pero lo único que hago es ponerme a llorar del terror que siento.

Una hora después estoy de pie en la cocina solo con una camiseta de Emilio, el olor a comida se siente desde la habitación. Emilio es un gran chef y eso lo agradezco demasiado, yo no se cocinar muchas cosas y lo que hago es no es nada comparado con las comidas que él sabe preparar.

— pensé que tendría que ir por ti. — dice Emilio mientras me abraza — ¿te relajaste?

—si, gracias por eso. — lo beso en los labios — ¿podemos comer y luego ir a la habitación?

— ¿quieres seguir practicando como hacer bebés? — pregunta riendo

Trato de no reírme, pero cuando sube y baja sus cejas no aguanto mas y exploto en carcajadas.

 

 

Emilio

 

La puerta se cierra de golpe detrás de nosotros, y presiono a Ari contra ella. Es como si la tensión que ha estado creciendo toda la noche finalmente hubiera estallado, y estamos indefensos contra ella. Yo estoy indefenso contra eso.

Llevo mis manos a sus caderas y acerco su cuerpo más para que estemos bien juntos. Ella hace un pequeño sonido de sorpresa cuando siente lo duro que estoy. Y créeme, estoy lo suficientemente duro para clavar clavos.

Joder. Más despacio, Emilio.

 Aprieto mi frente contra la suya y respiro, mi voz ronca mientras digo

— Ari…

Ella me toca la mandíbula, inclinando mi boca hacia la suya.

— Más.

Gruño y me rindo, besándola profundamente. Mi lengua se enreda con la suya y me siento impotente para hacer otra cosa que no sea darle todo lo que quiere. Y es obvio que quiere esto; más besos y menos charla.

Sus manos agarran mi sweater, y quita la primera capa de ropa que hay entre nosotros. Yo alcanzo su cabello, acunando su nuca mientras meto mi lengua en su boca. Ella gime y se inclina hacia mí, enviando por telepatía claramente sus pensamientos. Menos ropa. Ahora.

 Nos guío a la gran cama, quitándome la camisa en el proceso. Ariana agarra su propia camiseta y comienza a pasársela sobre la cabeza, pero la detengo, sosteniendo sus manos por las muñecas.

— cariño — digo tratando de calmarme — no creo que ahora sea el momento oportuno para hacer esto.

— ¿me estas rechazando? — pregunta indignada — no puedo creerlo.

— no, por supuesto que no te estoy rechazando. Es solo que siento que estas tan indefensa justo ahora y no quiero aprovecharme de ti.

Ella asiente mientras se sienta en la cama y me mira.

Pienso en cual debería ser mi próximo paso, si acercarme a ella o dejarla sola.

— ni se te ocurra dejarme sola Emilio, se lo que estas pensando justo ahora y no. No estoy indefensa, no estoy rota, no necesito que nadie me salve. Lo único que quiero es que el amor de mi vida me ame, que me haga el amor y justo ahora estás haciendo todo lo contrario.

Me acerco hasta ella mientras lentamente y con placer, le quito la camiseta, besando cada nueva porción de piel que descubro mientras tanto.

 Sus rodillas, sus muslos, sus caderas, su vientre. Cuando llego a su boca, dejo caer la camiseta al suelo, y caemos juntos en la cama.




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