La Hija del Jefe

Capítulo 25

Cinco meses después

Recodar lo que he pasado durante este último año he sumamente difícil, Aurora está en la cárcel acusada de homicidio le dieron veinte años, solo espero que jamás logre salir de ahí. Hare lo que sea posible para que eso no ocurra.

Aun estamos en Londres, mi familia se radico aquí. Luego de lo ocurrido a mi padre mi madre decidió vender la casa y mudarse lejos. La empresa sigue funcionando bajo el mando de Santiago desde la distancia.

Sebastián encontró una escuela y hasta novia tiene.

Mi embarazo va bien, aun no hemos querido saber el sexo del bebé. Queremos que sea una sorpresa. Él bebé crece sano y fuerte en mi barriga, Emilio esta enamorado con locura de sus pataditas. Solo es cosa de semanas para que nazca y llegue alegrar nuestras vidas.

Hoy estamos mirando casas, el departamento no será el mejor lugar para que nuestro hijo crezca por lo que nos hemos puesto a buscar nuevas opciones, hemos vistos algunas demasiado grandes y otras demasiado pequeñas, pero la casa en la que estamos ahora es perfecta.

Tiene cuatro habitaciones, dos baños, una cocina enorme y un despacho en la planta baja. El patio trasero consta de una zona de juegos para niños y al costado una enorme piscina, el patio delantero es hermoso, lleno de flores. Es el lugar perfecto para nuestra pequeña familia. Por ahora seremos tres, pero más adelante pienso tener más niños corriendo por casa.

— esta casa es perfecta — le digo a Emilio mientras entro en el despacho.

Hay una estantería del porte de una pared, el lugar es increíble. Me imagino aquí leyendo algunas novelas románticas mientras Emilio trabaja desde su escritorio.

— estaba pensando lo mismo — dice Emilio mientras besa mis labios — entonces no tenemos que mirar más, esta es la indicada.

Le dice a la corredora de propiedades y esta sonríe feliz, descarada he visto como lo mira. Si no estuviera embarazada lo más probable es que la tendría de las mechas. La tipa no me mira, es como que yo no existiera, todo es Emilio y eso me enoja bastante.

— yo firmare los papeles — le digo mientras por fin me mira — la casa estará a mi nombre ya que será un regalo de mi madre.

— por supuesto — dice tratando de sonreír, pero le sale una mueca de disgusto

Emilio se ríe a mi lado mientras toma mi mano

— no te rías baboso — le digo mientras la tipa va a su auto por los documentos — esta tipa casi te desnuda con la mirada

— eso no es verdad — dice riendo — ¿o sí? eso quiere decir que aun soy digno.

— digno — resoplo — de irte a la mierda si no borras esa sonrisa socarrona.

Trata de disimular la sonrisa mientras la horrible mujer vuelve a la casa, no es horrible es bellísima y eso es lo que mas rabia me da, ¿acaso no ve que tengo una enorme barriga de embarazada que se cree con el derecho de coquetear con mi novio?

— aquí esta todo lo necesario, firmando esto la casa es toda suya

Reviso los papales mientras Emilio le pregunta algunas cosas, ella pone su mano en el brazo de Emilio sonriendo como si él le hubiese contado el chiste más gracioso del mundo.

Firmo los malditos papeles y se los entrego de la mejor forma posible. Estampo una sonrisa en mi boca mientras le digo:

— aquí están los malditos papeles, ahora entrégame las llaves y deja de coquetear con mi novio, por si no te diste cuenta estoy embarazada y deberías tener un mínimo de respeto.

— no sé de qué habla — dice fingiendo — jamás haría algo así.

Emilio trata de contener una sonrisa mientras pone su mejor cara de serio. La tipa me entrega las llaves y se da media vuelta saliendo enojada.

Voy tras ella justo antes que cierre a puerta y le digo.

— se que mi novio es guapísimo, pero para la próxima vez que veas a un hombre así piensa en su mujer, no es para nada cómodo tener que ver a una mujer coquetear con mi hombre, y menos en mi estado donde las inseguridades están a flor de piel, eres hermosa, pero esa no es la forma de jugar. Buenas tardes

Digo mientras cierro la puerta.

Emilio suelta una carcajada y me volteo quedando contra su pecho, golpeo su brazo tratando de que pare reír y el efecto es todo lo contrario.

— no puedo creer que le dijeras todo eso, pobre mujer.

— no puedo creer que tú le siguieras el juego, tonto. No te das cuenta que me siento horrible así — digo apuntando mi estomago abultado.

— nena te amo a ti y a nuestro hermoso bebé, jamás miraría a otra mujer que no seas tu.

— no te creo nada, estoy horrible. Ya ni siquiera quieres tener sexo conmigo — digo haciendo morritos.

Emilio toma mi cara y me besa, su lengua se mezcla con la mía mientras un cosquilleo recorre mi columna hasta llegar a mi sexo.

— ¿podremos hacer un rapidito aquí, así apoyados en la puerta?

— pero te dolerá la espalda, ¿no crees que es mejor una cama?

— por favor — digo suplicando — hace mucho que no hacemos algo así de espontaneo.

Levanta su cara a la mía y presiono mi boca contra su cuello, besando su cálida piel, respirando su olor familiar. Aunque me diga que esto no era lo importante, su polla empieza a endurecerse.

Su boca encuentra la mía y soy débil, Beso tras hambriento beso, me dejo beber hasta saciarme. Mis manos exploran, sosteniendo su perfecto culo. Gime débilmente contra mi boca y profundizo nuestro beso, y mi lengua se desliza y se enreda con la suya. Dios mío. ¿Por qué es esto tan bueno?

Él se aparta de mi mientras respira pesadamente.

— ¿Por qué te detuviste? — Su mirada está llena de lujuria y mi cerebro sufre un cortocircuito.

 No espero a que responda, me pongo de puntillas y presiono su boca contra la mía una vez más. Su lengua se mueve, tratando la mía con suaves y húmedos golpes mientras mi mano presiona su polla. Es como una fiesta de sensaciones.

Estoy tan mojada justo ahora, que solo bastara con que Emilio me toque para sufrir un orgasmo descomunal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.