Despierto llorando y sudando mientras Emilio me agarra de los hombros y trata de calmarme. Esa pesadilla otra vez, una pesadilla que llevo teniendo hace semanas.
— ¿otra vez la pesadilla? — dice Emilio abrazándome —solo es eso cariño, una pesadilla. Todo estará bien.
—se siente tan real — digo sollozando
—tranquila nena, jamás dejare que algo malo les pase. Además, Aurora está en la cárcel y jamás podrá salir de ahí.
El sueño que llevo teniendo hace días es sobre ella, me veo a misma en el hospital disfrutando de mi bebé cuando ella entra con un arma amenazando a todo el mundo y llevándose a mi hijo no sin antes dispararme.
Es un dolor tan real el que siento al despertar que siempre llevo mi mano a mi pecho donde dispara sin pensarlo.
—no sé qué haría si algo así llegara a pasar, ¿y si envía a alguien hacer su trabajo? Ella dijo que jamás seria feliz, que haría lo necesario para vengarse de mí.
—no dejare que eso pase, además Santiago nunca nos deja desprotegidos, la seguridad que contrato siempre esta alerta.
—ella ya pudo con ellos una vez, una segunda vez no sería impedimento.
—Ari – dice en un suspiro — deja de pensar tantas cosas, eso no te hace bien ni a ti ni al bebé.
Trato de volver a dormir y me es imposible. Emilio se duerme en unos minutos mientras yo no dejo de pensar en posibles escenarios.
Un ruido me hace saltar de la cama, miro a mi lado y Emilio sigue durmiendo plácidamente. Decido no despertarlo mientras me levanto y voy a investigar.
Un viento entra por la ventana de la sala, miro hacia la ventana y la veo abierta, antes de dormir siempre me fijo que este todo cerrado. Estoy segura que esa ventana no estaba abierta.
Comienzo a sudar frio mientras camino lentamente y me acerco hasta la ventana, miro alrededor del jardín y no veo nada mas que oscuridad, un escalofrió recorre mi cuerpo sintiendo que alguien me observa. Cierro la ventana y avanzo buscando alguna señal de quien podría haber entrado, cuando llego a la cocina un plato cae al suelo y grito del miedo.
Siento unos pasos corriendo hasta a mí y comienzo a llorar del miedo. La luz de la cocina se enciende y Emilio entra preguntando que paso
— ¿estás bien? ¿Qué haces levantada?
—hubo un ruido y y—yo
— ¿Por qué no me despertaste? — pregunta enojado — sabes que debes hablarme por cualquier cosa.
—lo sé, solo no quería molestarte.
— ¿Por qué esta ese plato en el suelo?
—entre y se cayo solo. La ventana de la sala estaba abierta y decidí ver si alguien había entrado.
—Ariana no vuelvas hacer eso — suspira frustrado mientras se pasa las manos por su cabello — ¿y si hubiese habido alguien?
—lo siento — digo sollozando
Otro ruido se escucha en el baño y Emilio me mira preocupado
—quédate aquí iré a ver.
Emilio se pierde en el pasillo mientras levanto el plato roto que esta en suelo, cuando vuelve trae un gato en sus manos.
—este pequeño amiguito es quien ha estado haciendo desorden. — dice sonriendo
—gracias al cielo, pensé que alguien había entrado — digo mientras acaricio al animal en su cabeza
—debe ser de algún vecino, es muy pequeño para estar aquí.
—mañana veré si a algún vecino se le perdió su mascota.
Emilio busca en la repisa algo mientras no suelta al pequeño gato.
Saca una lata de atún, lo abre y se lo da de comer. El gatito ronronea en mis piernas mientras trata de comer pequeños bocados.
— ¿podemos quedarnos con él? — pregunto haciendo morritos — ¿por favor?
—veremos si tiene dueño, si no lo tiene podemos quedarnos con él — die Emilio mientras lo rodeo con mis brazos y lo beso.
Emilio toma al pequeño entre sus brazos y me pide llevar la comida y el agua hasta la sala de estar.
—vamos a dejarlo aquí, mañana veremos que pasara con él.
Asiento con la cabeza mientras acaricio una ultima vez a la bola de pelos.
En nuestra habitación Emilio me pide una vez mas que no debo andar sola por la casa, que si algo anda mal debo despertarlo inmediatamente. Le prometo que la próxima vez ser así.
Emilio
Cuando escuché el grito de Ariana y no la encontré en la cama mil escenarios fueron proyectados en mi cabeza. Había pensado lo peor, desde que ella tiene esas pesadillas no dejo de pensar en lo que me dijo, estoy asustado no sé qué este planeando el demonio, pero sé que jamás se quedara de brazos cruzados.
Cuando la vi en la cocina llorando, suspiré de alivio. Pero verla tan vulnerable me hizo actuar de una forma en la que no debía, pero estaba asustado pensé que alguien la estaba alejando de mí.
Un movimiento en la cama llama mi atención, levanto la cabeza viendo al pequeño gatito entre mis pies, una sonrisa se dibuja en mis labios mientras trato de tomarlo entre mis brazos, en cosa de segundos comienza a ronronear haciendo que Ariana despierte.
—hola pequeño amigo — dice tocando su cabeza — creo que esta asustado y tiene frio, pobrecito.
—realmente quieres mucho quedarte con él, ¿no es así?
— ¿tanto se nota? Nunca he tenido un gato, a mi padre no le gustaban.
—mañana veremos si tiene dueño, si lo tiene iremos adoptar un gato lo prometo.
Ariana me regala una gran sonrisa y besa mis labios mientras susurra un gracias. El pequeño gatito se duerme sobre la cama.
Ari se acomoda a mi lado mientras una de sus manos recorre mi abdomen, trato de no pensar en nada. No quiero que crea que solo pienso en tener sexo.
Su mano baja hasta mi pantalón del pijama, introduce una mano mientras comienza acariciar mi miembro, un suspiro sale de mis labios mientras trato de dejar de pensar en su sexo húmedo.
Muerdo su cuello haciéndola gemir salvajemente, Deslizo una mano entre sus piernas, sonriendo ante cuán empapada estaba para mí.
—Siempre estás tan jodidamente mojada para mí...
Ariana se levanta mientras se quita el pijama y se sienta a horcajadas sobre mí. Me quito el pantalón mientras ella se acomoda sobre mi polla. agarro sus caderas, embistiendo cada centímetro de mi polla dentro de ella a la vez.