La Hija del Jefe

Capítulo 30

 

 Esta mañana Emilio tiene varias reuniones fuera de la oficina por lo que aprovecho de ir hasta mi oficina y adelantar algunas cosas. Al llegar me encuentro con Santiago en el pasillo.

— ¿Qué estás haciendo aquí? Deberías estar en tu casa descansando, faltan pocos días para que él bebé nazca.

—estaba aburrida, odio estar sola.

—debiste llamar a tu madre, seguro que Liliana feliz iría hacerte compañía.

—lo sé, pero quería salir de casa. Solo estaré aquí unas horas luego volveré a casa. Lo prometo.

—esta bien, tienes hasta el mediodía si no te has ido para entonces te llevare yo mismo.

—lo prometo. — sigo hasta mi oficina y cierro la puerta.

Horas después decido que es hora de ir a casa, me despido de mi madre y Santiago mientras prometen ir mas tarde a cenar con nosotros.

Al llegar a casa todo está en silencio copito esta recostado en el sillón y maúlla cuando me ve. Lo adoptamos luego de darnos cuenta que no era de nadie en el barrio.

La pequeña bola de pelos se ha ganado nuestro cariño, es tan tierno. No puedo resistirlo y lo beso mientras le hablo como un bebé.

— ¿quién es el bebé de mamá? — pregunto mientras el maúlla y ronronea sin parar.

El teléfono de casa suena y trato de alcanzarlo sin soltar a copito.

— ¿hola? — pregunto mientras siento a alguien respirar al otro lado — ¿hola? ¿hay alguien ahí?

Cortan la llamada unos segundos después.

Nuevamente vuelven a llamar y esta vez sí hablan.

— ¿hola? ¿Ariana? — pregunta una voz de mujer desconocida

—sí, ¿Quién habla? — pregunto

—no sabes quién soy, pero esto es importante, por favor no cuelgues

— ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mí? — pregunto asustada

—no te asustes, tengo que darte un mensaje.

— ¿un mensaje de quién?

—un mensaje de tu hermana.

—no tengo ninguna hermana — digo alterada — voy a colgar justo ahora, no me está gustando esta estúpida broma.

—Aurora dijo que eras su hermana eso fue lo que dijo cuando le pregunte a quien debía llamar. Por favor de verdad no me cortes. Me tienen vigilada y si no entrego el mensaje algo malo podría pasarle a mi hija.

Escucho su voz templar al otro lado del teléfono, sé que está nerviosa se escucha en su voz.

—habla de una vez. — digo tratando de respirar calmadamente

—ella dijo que sabia que estabas sola justo ahora, que te tenia vigilada. Que seguía cada uno de tus pasos y que tuvieras mucho cuidado. — la chica en el teléfono suspira y continua — también dijo que si no querías que le pasara nada malo a tu bebé debías dejar a tu novio. Que ella sabia que pronto serias madre y haría todo lo posible por hacerte pagar la muerte de su padre, que eras tu la culpable de su muerte.

Un sollozo sale de mi garganta mientras mis ojos de nublan con lágrimas.

—esta loca, ella fue quien lo mato — trato de decir mientras lloro — hare que se pudra en la cárcel lo juro.

—lo sé, pero tengo miedo por mi hija. Ella me tiene vigilada y amenazó con matarla.

—llamare a la policía justo ahora, no se quien seas, pero este juego se salió de control.

—no es un juego créeme por favor — dice llorando — de verdad no lo es, trabajo en la cárcel soy la psicóloga. Puedes comprobarlo, me llamo Claudia Fernández.

Cuelgo la llamada y desconecto el teléfono, reviso que todas las ventanas y puertas estén bien cerradas. Voy a mi habitación y me encierro hay hasta que se hace de noche.

Cuando Emilio llega trato de actuar normalmente, no le cuento de la llamada.

—hola cariño — dice mientras me besa y toca mi estomago con sus manos.

—hola — respondo tratando de sonar emocionada.

—me dijo tu madre que vendría a cenar esta noche — lo había olvidado por completo.

—lo olvide, diablos. No he preparado nada — digo mientras me pongo de pie

—no te preocupes podemos salir a comer afuera.

— ¡NO! — grito nerviosa — no tengo ganas de salir.

— ¿está todo bien? — pregunta preocupado — siempre quieres salir.

—estoy bien, solo que hoy no me apetece salir… podemos pedir comida a domicilio.

—está bien, yo llamare.

Me encierro en el baño mientras Emilio hace las llamadas.

 

Emilio

 

Al llegar a casa se que algo no esta bien, llame muchas veces a casa y Ariana no respondió ni una sola vez, miro el teléfono desconectado en el suelo mientras camino hacia la habitación. Ariana esta recostada junto a copito mirando hacia la nada, no me nota hasta que le hablo. Le recuerdo la cena con su madre, claramente se olvido por completo de ella, le ofrezco salir a comer afuera y se pone a la defensiva, termino llamando a un restaurante para que traiga comida a nuestra casa.

Reviso el identificador de llamadas y veo una de larga distancia desde Alemania. Mientras ella esta en el baño devuelvo la llamada, al tercer pitido responden.

—buenas noches prisión de Landsberg — dicen al otro lado del teléfono y corto la llamada de inmediato.

Justo en ese momento Ariana sale del baño y camina hacia mí.

— ¿Qué paso con el teléfono? Estaba descolgado

— ¿sí? — pregunta tratando de sonar indiferente — no me di cuenta, lo mas probable es que copito lo haya botado al suelo.

—aja… — digo mientras lo dejo donde estaba — la comida estará aquí en cuarenta minutos, me iré a duchar mientras tanto.

Paso por su lado mientras ella trata de no hacer contacto visual conmigo, veo en sus ojos las lagrimas que trata de ocultar. Aquí hay algo mal y voy averiguarlo.

Le envió un mensaje al abogado que lleva el caso de Aurora y le pido cualquier información que pueda darme, le cuento sobre la llamada que entro hace unas horas y le pido que investigue que está pasando. Me responde en cosa de minutos avisándome que ya está en ello.

Me quito la ropa y entro la ducha dejando que el agua corra por mi cuerpo, mientras trato de pensar en como hacer hablar a Ariana. Se que será difícil, si tiene un problema jamás me lo dirá.




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