La Hija del Jefe

Capítulo 32

Estoy inconsciente mucho tiempo debido a las fuertes contracciones, el dolor es tan fuerte que me hace desmayar cada poco tiempo. Cuando abro los ojos veo a mi madre sentada en una silla a mi lado.

—hola bebé ¿cómo te sientes? — pregunta mientras toma mi mano

—horrible, es horrible el dolor — digo sollozando — quiero que esto acabe pronto.

—lo hará, la enfermera hace pocos minutos te puso anestesia. Así que ya no serán tan fuertes los dolores.

—gracias al cielo ¿Dónde está Emilio?

—no lo sabemos, todo han tratado de llamarlos y no han podido encontrarlo.

—mamá no es verdad — digo llorando — lo que Rhys dijo no es verdad.

—lo se cariño, sé que no es verdad todos lo saben.

— ¿Cómo?

—Rhys nos conto la verdad, verdad que ya sabíamos hace mucho tiempo. Emilio esta enojado por que no le dijiste lo que estaba pasando, no tiene nada que ver con la mentira de Rhys, el sabe que es su hijo. — dice sonriendo

— ¿Por qué no me lo dijo?

—porque tenían un plan, pero ahora tendrá que esperar.

— ¿Qué plan? ¿Por qué no me dijeron nada? — pregunto enojada — iba a dejar que me fuera.

En ese momento Santiago entra en la habitación junto con la doctora.

—que gusto verte despierta Ariana, estas dilatando bastante rápido por lo que será cosa de una hora a lo máximo para que el bebé nazca.

— ¿dónde está Emilio? — le pregunto a Santiago — ¿por qué no está aquí?

—estamos haciendo todo lo posible por encontrarlo, pronto estará aquí. No te preocupes.

Eso no me tranquiliza para nada, quiero que él este junto a mí.

Al pasar los minutos veo como Santiago y Rhys no se despegan del teléfono, Emilio no aparece.

Las enfermeras entran a prepárame para llevarme a la sala de partos, mi madre me ofrece su compañía durante el parte, pero la rechazo. Si no es Emilio será sola.

Cuando entro a pabellón todos sonríen amablemente mientras me explican que pasara a continuación. Estoy muy asustada, trato de tranquilizarme, pero no lo logro. Cuando comienzan las contracciones pujo fuerte sin éxito.

—vamos Ari, respira profundo. Cuando venga una contracción puja con todas tus fuerzas.

Unan enferma se pone a mi lado mientras una contracción me atraviesa, toma mi mano.

—así es puja, vamos puja. Para, excelente vas muy bien.

Mientras respiro pienso en Emilio, tanto que planeamos este momento.

Pujo dos veces más y descanso, ya no doy más.

—no puedo más — le digo a la doctora en un suspiro.

—solo una vez más, ya veo la cabeza de tu bebé. Respira, cuando venga la contracción puja con todas tus fuerzas.

Me da una contracción justo cuando veo a Emilio entrar corriendo, besa mi frente mientras se pone una mascarilla y toma mi mano.

— ¿estás aquí? — pregunto

—estoy aquí nena, lamento no llegar antes.

Pujo fuerte y siento como algo se desprende de mi cuerpo, echo mi cuerpo hacia atrás tratando de respirar. Un llanto me hace levantar la cabeza mientras la doctora dice:

—es un niño, felicidades.

Sonrió mientras lagrimas corren por mis ojos de emoción.

—es un niño — dice Emilio riendo a mi lado.

Miro sus ojos y veo las lagrimas que salen mientras sonríe mirando a nuestro hijo.

—Emilio federico — digo sonriendo con él.

Una enfermera me entrega a mi hijo y lo pone en mi pecho, mi hijo. No puedo creerlo, Emilio besa su pequeña cabeza y luego besa la mía.

—estoy orgulloso de ti, gracias por darme este regalo. Te amo, los amo.

—te amo Emilio, lamento todo lo que ha pasado.

—shhh no hay necesidad de hablar de eso ahora, ya hablaremos más tarde.

Cuando me devuelven a mi habitación, traen una pequeña cuna donde dejan a mi bebé. Mi madre es la primera en entrar y no puede contener las lagrimas al ver a su nieto.

—tu padre estaría muy orgulloso de ti.

Antes sus palabras comienzo a llorar nuevamente, como me gustaría que mi padre estuviera aquí.

—no llores cariño, no hagamos de este día un día triste.

Asiento mientras veo como mis amigas, Rhys, Santiago y Sebastián entran a la habitación a conocer al bebé.

—es hermoso — dice Marina mientras me da un beso en la mejilla — eres la mami masa sexy que he visto, que envidia.

— ¿quiere hacer uno tú también? — pregunta Daniella — serias una madre terrible.

El resto de mis amigas se acerca a saludar mientras mi madre toma en brazos al pequeño Emilio. Todo lo admiran como si fuera lo más preciado del mundo.

Cuando todo el mundo se va Emilio se sienta a mi lado y toma mi mano.

— ¿Por qué no me dijiste? Pensabas irte sin siquiera mirarme, no puedo creer que eres tan tonta para no darte cuenta que lo sabía desde un principio.

—no me hables así, tenia miedo. Aurora es capaz de muchas cosas y tengo miedo que haga algo contra nuestro hijo. Además, esta la hija de esta señora.

—ya no tienes de que preocuparte esa mujer y su hija están muy lejos de Aurora y su gente. De eso me estaba encargando, por eso estaba incomunicado.

—agradezco que hayas podido ayudarla, es un gran alivio.

—ahora solo debemos estar tranquilos, Aurora recibió su merecido por lo que estaba haciendo, así que no creo que le queden ganas de ser jodiendo.

— ¿estás enojado conmigo? — pregunto en un susurro

—no estoy enojado contigo, estoy enojado con la situación. Pero jamás podría estar enojado con la persona a la cual más amo.

—solo quiero ser feliz — digo con una sonrisa — y mi felicidad depende de que tu estés a mi lado.

Emilio besa mis labios suavemente mientras me dice una y otra vez que me ama, a pesar de todo este fue un día maravilloso. Miramos a nuestro hijo en silencio mientras trata de meter su dedo en su boca, es una cosita tan hermosa.

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.