La hija del Portador

Capítulo 1: "21 años atrás."

En el infierno.

En las últimas semanas, todo se encontraba muy alborotado en el infierno, ya que, los Ángeles pudieron aprisionar una vez más a todos los seres demoniacos, que habían escapado de su prisión; con el fin de causar el pánico en la tierra, pero ellos lograron mantener el orden en todo el mundo. Y este acontecimiento tenía muy colérico e impaciente al señor de las tinieblas.

**

Había reunido a los jefes de los 8 clanes en su despacho, ya que, él no permitía errores.

- ¡no puedo creer, que todos sean unos incompetentes! - golpeo su mano sobre la mesa; haciendo que se partiera en dos, con un gran ruido sordo pero a él no le importo. – les encomiendo. La sencilla tarea de producir pánico en la tierra y cada uno de ustedes, solo va a jugar a las escondidillas. – tomando su silla y enviándola hacia la pared grito. -- ¡son unos malditos incompetentes! –

Caminado de un lado a otro, miraba con fuego en los ojos; a las 8 personas que se encontraban en la sala decía

- Ustedes son los líderes de mis tropas y no pueden cumplir con su trabajo. Dígame uno de ustedes el porqué de semejante estupidez que cometieron. – Se detuvo para oír la respuesta pero ninguno respondió. – Como dicen "el silencio otorga"... y todos son una desgracia. ¡pedazos de mierda! Por su culpa los volvieron a aprisionar y duplicaron la guardia ¡¿Qué clase de demonios son?! – Volviendo a retomar su marcha, hablaba para sí mismo. – Ahora ni yo podré salir, ya que, necesito el poder de los 8 y uno de un Ángel. La última vez que salí; fue hace 9 meses y solo fueron un par de horas y ahora con todo lo sucedido, será imposible. – Y una vez más se dirigió a ellos. -- ¡gracias a ustedes! ¡pedazos de porquería! –

Las personas en la sala se mantenían alejados y en silencio. Sabían que si alguno de ellos emitía algún ruido o protesta, su castigo seria el peor de todos, solo les quedaba esperar que su superior volviera a tener tranquilidad.

Cuando el señor de las tinieblas comenzó a tranquilizarse. Una fuerte punzada de dolor le atravesó el corazón, perdiendo el equilibrio cayo de bruces al suelo, sin aliento. Sentía que en cualquier momento caería desmayado << que patético debo verme. >> Se decía para sí mismo pero no le importaba. Él mandaba en este lugar. Al intentar colocarse de pie, su cuerpo comenzó a convulsionar, la falta de oxígeno lo asfixiaba, rendido dejo caer su cuerpo sobre la fría cerámica y así espero que el colapso pasara.

Los hombres y mujeres que eran testigos de aquel suceso, ni uno de ellos fue valiente para acercarse y prestar ayuda o solo salir de aquel despacho; solo fueron espectadores de tal espectáculo. Su respeto y honor hacia él, era mucho mayor y solo les tocaba observar todo el tiempo que fuera necesario.       

***

Después de muchas horas, soportando aquel dolor infernal, este desapareció de un minuto a otro pero aún quedaban pequeños espasmos – indicios de aquel trance – después de todo habían pasado 24 horas, en aquel estado. Cuando su respiración se normalizó y su cuerpo se relajó, abrió sus ojos para contemplar el techo madera, adornado por 3 enormes candelabros colgantes de piedras preciosas y su rostro formo una sonrisa para dar paso a una carcajada maniática; causando temor entre los presentes – aunque ellos mantuvieron la calma – al fin y al cabo su gran propósito había dado frutos.

Segundos después se puso de pie, examino a cada líder de su legión y fue entonces cuando llego a él e indicándolo dijo.

- Tú. Te quedas... los demás fuera. -

Todos los presentes, incluyendo a los 4 guardias del lugar salieron en silencio, sin antes reverenciar a su rey y el silencio se hizo presente en la sala por largos minutos. él fue el primero en hablar.

- Si estoy en lo correcto y lo que me acaba de suceder, es la prueba de que al fin todo comenzara a estar de mi favor y el mundo que hoy conocemos está a punto de terminar. Solo nos quedaría esperar – volvió a sonreír

El joven demonio, no comprendía lo que hablaba su superior y solo se mantuvo en silencio, esperando las órdenes de su rey.

- Lo que acabas de presenciar, mi querido muchacho. Fue la prueba de que todos los textos antiguos no se equivocan y si todo funciona a la perfección, seré el gobernante de todo – hablaba más para sí mismo que para el muchacho, aun así seguía atento a todo. – Este día ha nacido mi progenitor y sucesor. No es uno común y corriente, es el más importante de todos... y tú tendrás el honor de cuidarlo y enseñarle el camino. – Se hizo un leve silencio abrumador y luego pregunto – ¿eres el indicado para cumplir esta pequeña tarea? –

- Si. Sí, señor. – Respondió al instante el joven.

Lucifer, sonrió ampliamente y con un movimiento de su mano, lo llamo para que ambos estuvieran frente a frente. Él extendió su mano a aquel demonio y antes que él la estrechara, la quito para añadir.

- Es muy importante que cuides de esta criatura y nadie se puede enterar de su existencia –




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