La Hija Ilegitima

Capitulo 14

Sonrió levemente al ver algunos stickers del grupo favorito de ella pegada en la puerta, pese a que varias veces le había hecho la habitación no podía evitar siempre recordar cuando ella también pegaba cosas en la puerta; Desvió esos pensamientos y cuando empuño su mano dispuesto a golpear la puerta una voz a sus espaldas la sobresalto.

- ¿Se te ofrece algo, mucama?- Vicky estaba a pocos pasos de ella con los brazos cruzados y mirándola seriamente.

- Y-yo… necesito aclararte las cosas Vick…- No alcanzo a terminar ya que la muchacha oji-celeste alzo una mano en su dirección.

- Señorita Victoria para ti, Agatha- Achico su mirada y la aparto un poco para abrir la puerta de su habitación, volteándose hacia la joven una vez que entro en esta, - Y ya está todo dicho… así que por favor… ¿te puedes retirar?- No dejo que la otra terminara ya que le cerró las puertas en las narices.

- Bueno… señorita…- Susurro la joven por lo bajo y se marcho del lugar, bajo las escaleras y se fue hacia la cocina donde estaba su madre junto a las otras dos muchachas preparando ya la cena de aquella noche.

- Mama… no me siento bien anímicamente… si pregunta por mí el señor o alguien… ¿le puedes decir que no estoy disponible?- Aparte de con toda la situación no había almorzado nada por lo cual eso y con lo sucedido se sentía como una pluma flotante y aquello su madre lo noto.

- Esta bien pero antes…- Tomo algunas cosas, las puso sobre un plato y se lo dio mirándola con una suave sonrisa – Come algo pequeña, estas blanca como una paloma, anda a la cabaña y luego hablamos.

- Gracias…- Tomo las cosas que su madre le había dado y salió por la puerta trasera de la cocina viendo a lo lejos como el señor Richard conversaba con Aritz.

Toda esta situación que había acabado de pasar le había afectado bastante, por un momento quizá cobarde pensó en tomar sus cosas y marcharse a vivir con su papa, pero luego desistía al pensar en que dejaría sola a su mama; Además de que tenía que ser una chica fuerte y no una muchacha cobarde que ante el menor problema huía como un ave que emprende el vuelo con rumbo desconocido.

Entro a la cabaña y se fue directo a la cocina a buscar algunos utensilios para comer tales como un tenedor y cuchillo, coloco el plato en el microondas y mientras esperaba que calentara la comida se puso a ver un poco televisión mientras comía una galleta que había sacado de un frasco de vidrio. Hubiera preferido que el chico que robaba sus suspiros y Vicky no se hubieran enterado así, bueno mas bien Aritz ya que de seguro Emily le dijo otra cosa a su propia hija.

El sonido de que su comida ya estaba calentada la insto a que se levantara y con un guante la sacara de aquel aparato para posteriormente llevarla a la encimera y comenzara su almuerzo tardío. No tardo mucho en comerse todo el contenido del plato pensando que no comería nada, pero al final su estomago pensó diferente. Lavo los trastos y luego se hecho sobre el sofá y no supo en qué momento los brazos de Morfeo la cobijándola llevándola a un mundo de sueños.

 

Solo despertó cuando su madre la zarandeo levemente de sus hombros instándola a que se fuera a dormir, ya que eran pasadas las 23:00 hrs y no deseaba que su pequeña durmiera mal, ya que mañana tenía una nueva jornada laboral y de alguna forma ambas habían tenido un fatídico día de perros.

 

- Señorita, el taxi la está esperando afuera…- Hablo Sam entrando de lleno a la cabaña interrumpiendo la tranquilidad que la muchacha tenía.

Habían pasado algunos días desde aquella situación en la cual ella quería borrar de su mente y las cosas habían estado relativamente calmadas, Emily siempre se la pasaba en la ciudad en si llegando únicamente en las noches por lo cual rara vez se topaba con la muchacha; Su esposo, el señor Richard, se seguía comportando de la misma manera con ella; Vicky no le dirigía la palabra a menos que fuera lo esencial, se mostraba como alguien superficial y egocéntrica al momento de ordenarle una tarea, pero cuando la muchacha ansiaba indagar mas el tema principal, esta la ignoraba yéndose y dejándola hablando sola.

Al otro día de la situación que sucedió tanto Aritz como la hermana menor, Kiara, abandonaron la mansión para ir a otro condado de Estados Unidos a hacer trámites, o algo así le había mencionado su madre cuando esta le pregunto el paradero de este.

- Vamos… Sam- Murmuro la joven saliendo de la cabaña y siguiendo al hombre por el camino de piedrecillas pequeñas hacia el gran portón donde ya se podía apreciar en parte el color amarillo del taxi Neoyorquino.

Una vez que las puertas de metal y fierro se abrieron, la joven se volteo hacia atrás observando a su madre desde la entrada de la mansión con un pañuelo en sus manos, las cuales estaban en su pecho, signo clave de que había estado llorando. Antes se habían despedido en la cabaña por lo cual esta simplemente alzo la mano sacudiéndola a modo de despedida.

- Que tenga un buen viaje señorita, la estaremos esperando dentro de unos días…- Sam sonrió levemente dándose cuenta de que Agatha era una muchacha muy encantadora.




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