SALÍ!!!

Estaba parada a un lado de la entrada a la sala, esperando a que mí papá logrará calmar a mí mamá. De rato en rato miraba por la entrada y veía a Maca y a Julieta, escondidas en la cocina haciéndome señas divertidas para que la espera no sea tan larga.

Mis padres por fin terminaron de discutir, unos 20 minutos después de que escondí el muñeco, gano milagrosamente mí papá, apenas vió Maca que mis padres se fueron vino corriendo a abrazarme.

Cuidado... salgan de la casa, por la puerta de atras_ Dijo la voz misteriosa. Creo que el muñeco solo la atrapó temporalmente.

Agarré el muñeco por las dudas, luego Maca me agarró la mano y me jalo asta la puerta de atrás, estoy segura que también escuchó la voz pero parecía preocupada. Cuando salimos vimos a Julieta leyendo una biblia (mis padres no creen en ningún tipo de religión, tampoco estamos bautizadas y tenemos prohibido tener cualquier cosa de cualquier religión por qué creen que nos vamos a asustar).

Julieta al darse cuenta de que alguien la estába viendo se asustó y cerró el libro escondiendolo detrás de ella. Al darse cuenta de que éramos nosotras se tranquilizó.

Al fin... Por fin soy libre de ese espantoso muñeco_ Dijo la voz, confirmando que había salido del muñeco. Sonaba muy feliz, pero a la vez cansada.

De repente se empezó a escuchar disparos de pistola, las tres nos asustamos, rápidamente decidimos saltar la pequeña cerca que dividía nuestro patio y el del vecino, lo bueno es que el vecino estaba en su casa y llamo a la policía, cuando se escuchó los disparos.

No sé que pasó en mí casa, ya que su esposa nos encerró en un cuarto, dónde casi no se escuchaba nada. Nos dejó en un cuarto con una gran cama, una gran tele y una mesa con galletas y jugo.

Prefiero ser un espíritu a que estar en ese maldito muñeco_ Dijo otra vez la voz, con un feliz tono.

Pasamos un largo rato en esa habitación asta que nos dejaron salir, cuando salimos todo ya había terminado, nuestros padres nos recibieron con un fuerte abrazo. Los padres de Maca lloraban de felicidad por verla bien, mientras mis padres nos preguntaban a Julieta y a mí si no nos lastimamos.