¿Ya dime quién eres?_ Dijo un espíritu vagabundo, no me queda otra opción si no le digo, llamará a las “Sombras”.
Me llamo Katia Esmeralda López... Estoy buscando a una “Luz”_ Le digo, ahora toca ver si sabe algo.
Ya veo... Quieres ir al mundo del creador o pedirle un favor al que decide nuestro destino_ Dijo para después hacerme una señal de espera y irse.
Me aburría y empecé a recordar la última vez que ví a Irene y a José, y lo que pasó antes de verlos...
Termine de revisar la cocina, asegurándome que no había ningún lugar por el que pudieran entrar ratas, antes de salir le dí un último vistazo a la cocina, de pequeña nunca se me permitió entrar, tenía prohibido entrar a la mayoría de las habitaciones...
Me acerque a la mesa del comedor, moví una silla para hacer acto de presencia y me senté en ella, Emilia se sorprendió y miro la silla por unos segundos...
¿Te sentaste en la silla que moviste?_ Pregunto sin apartar la vista.
Mire hacia donde había visto más antes que puso al señor albóndiga al que me ataron antes... Aún estaba hay, me pareció divertido que aún tuviera miedo.
Si... Ya suelta al señor albóndiga, no te ara daño_ Dije sería. Emilia se levantó, tomo al señor albóndiga y lo puso sobre la mesa.
Me dí cuenta de que había revelado información que prometí no decir, sabía que me preguntaría como lo sabía, pensé muy bien mí respuesta.
¿Cómo conoces su nombre?... Es un muñeco de Macarena, aunque es la primera vez que lo veo_ Dijo sin dejar de mirar al señor albóndiga.
Yo conozco a la dueña original... Ella me contó su historia y como murió_ Dije aún en tono frío. La dueña del señor albóndiga es un espíritu que no puede descansar por su sentimiento de culpa.
¿Cómo es el cielo?_ Pregunto dejando de mirar al señor albóndiga para mirar a la silla donde yo estaba.
Yo no conozco ni el cielo, ni el infierno, nunca logré llegar a ninguno de los dos, y tampoco me interesa conocerlos. Lo único que ví en ese entonces fue... Oscuridad, nada más que oscuridad.
Yo no conozco el cielo y tampoco el infierno..._ Dije aún sería, ella solo podía escucharme. Mí voz reflejaba seriedad, mientras mí rostro reflejaba tristeza.
Mire a mí alrededor, no prestaba atención al comedor, si no lo que había, que solo alguien de mí mismo mundo podía ver y tocar. Agarré al espíritu de un cachorro, lo abrace pensando en como abría muerto y el sentimiento que lo ataba a este mundo, ví que Emilia se levantó y fue a la cocina, deje al cachorro en el aire, corrí la silla a su lugar.
Fui a la puerta para ver qué nadie entrará, vi a Irene y a José, me puse feliz al verlos. Me acerque a ellos para que Emilia no me escuchará hablar y ellos no la escucharán.
Cada vez estamos más cerca de nuestra venganza_ Dijo Irene para seguido reírse.
Imagino que ya encontraron a sus contenedores... Una vez que Emilia este a salvó, no nos podremos ver jamás_ Dije con una sonrisa.
Tu por lo menos si fuiste a un lugar, nosotros estamos condenados a estar sufriendo por siempre... Sigo sin entender por que la cuidas_ Dijo José, con una triste sonrisa.
A ellos los ata un sentimiento de odio, mientras que a mí no me ata nada.
Si, un lugar oscuro, donde no hay nadie más que yo_ Dije mientras le jalaba de las mejillas.
Irene solo se reía, estuvimos así un largooo rato, el solo se quejaba diciendo que ya estaba grande para eso.
El mundo en el que estes no es mejor que los otros, eso ya me había quedado claro hace mucho tiempo... El único mundo que es mejor que los otros es donde habita “El”, el que decide el destino de vivos y muertos. El único mundo donde todo es posible, donde van los espíritus más puros de todos, lamentablemente yo no soy un espíritu tan puro, ya que no me bautizaron de ninguna forma y eso es lo más importante para entrar al que los vivos conocen como el “Cielo”, los espíritus lo conocemos como el “Paraíso”, aunque al verdadero “Paraíso” es casi imposible de entrar, no está tan mal el mundo a su alrededor...