La historia corta de Layla West

T R E S

Llego a mi casa después de que al fin me postulé para un trabajo y espero que me acepten. Ahora sí ¡a limpiar!, saco las sabanas que cubren todo los muebles y lo llevó a la lavandería. Reviso la lavadora y al parecer si funciona, la enciendo y meto todo a lavar.

Barro la casa y trapeo. Pongo música en mi celular y sale mi música preferida, Easy love— sigala, y al ritmo de ella empiezo a limpiar.

Casi cinco hora de limpieza dentro de la casa y ya estoy muerta, creo que no podré limpiar hoy el jardín mejor será mañana. Subo las escaleras y me voy a mi cuarto, cojo mi maleta y sacó la ropa que traje, es poca, pero creo que tendré que ir de compra si quiero ir a la entrevista.

La saco y lo pongo en los cajones, solo traje seis blusa de diferente colores y dos vaqueros y mi ropa de dormir.

Me meto al baño y me doy una buena ducha, salgo y me pongo la ropa de dormir.

Escucho mi teléfono sonar, reviso mi cama y nada. Bajo las escaleras más rápido que flash y está en la mesita de centro que está ubicado en la sala.

Miro la pantalla y veo un número desconocido. Y si es mi tía. Suspiro. El que no arriesga, no gana.

—Buenas noches— veo el reloj y son las siete de la tarde.

— ¿Señorita West?— esa voz no es de mi tía, si no es ella quien será.

—si soy yo— respondo un poco preocupada será la policía.

—La llamamos de "FREEMAN", le queremos comunicar que ha sido una de la elegida para que haga la entrevista de trabajo— me quedo en shock, no se responder intentó articular las palabras y sonrió.

—Enserio— lo único que pude decir— si...amm. ¡Gracias!—

—Tiene que estar aquí a las ocho de la mañana en punto, que tenga buenas noches señorita West—

—Si a esa hora estaré, buenas noches también y gracias— cuelgo el teléfono y brinco de alegría, en un solo día he tenido varias noticias buenas.

Corro hacia mi cuarto y ahora qué ropa me pongo. Será mejor ir de compras.

Subo las escaleras, de mi armario debajo de la tapa falsa saco el sobre donde contiene el dinero saco cuarenta. Si no consigo el trabajo en unos días no tendré ni que comer. Bajo las escaleras y recojo las llaves del auto. Tengo que ir a comprar algo para la entrevista... No creo que tenga que ir con un vaquero. En verdad no sé pero... No tengo que ir como una profesional.

Cierro las puertas de la casa y me subo al auto. Manejo hacia la tienda de ropa más cercana, me estaciono. Entro a la tienda y me pongo a buscar ropa. Claro lo más barato.

Después de recorrer toda la tienda, elegí un pantalón de tela negra y una blusa blanca con rayas horizontales de color grises y unos zapatos de tacón bajo de color negros.

Lo pago y me regreso a la casa, necesito dormir temprano. Para poder estar en mis cinco sentidos.

. . .

La alarma de mi celular suena, abro los ojos pocos a pocos, miró alrededor y no lo puedo creer que este aquí en mi nueva casa. Me estiro y recojo mi celular son las síes de la mañana, me pongo de pies.

Me doy una ducha, el agua esta tibia. Claro que iba a esperar, estoy en Miami. Me visto con la ropa que me compre anoche. Sé que estoy muy formal pero la apariencia vende.

Me seco el cabello con una toalla, me hago una coleta, tengo el cabello hasta más abajo de los hombros es lacio.

Recojo mi celular y lo guardó en el bolsillo del pantalón, llevo mis llaves en la mano. Lo que me olvide de comprar fue una cartera, me pongo un poco delineador y labial y rubor para que no se me vea tan blanca. No me gusta usar mucho maquillaje pero la necesidad apremia.

Salgo de la casa y tengo que caminar entre la maleza para no caerme, cierro la reja, me doy la vuelta y chocó con alguien caigo al suelo y me llevo la mano a mi cabeza.

— ¿Que no ves donde...?— la persona que me choque es... Anthony. Me quedo con la boca abierta. Lleva una camisa blanca pegada a su cuerpo, calentador azul y zapatos deportivos, al parecer viene trotando.

—Disculpa, pero la que tiene que fijarse mejor es otra persona— le tiro una mirada asesina y me da la mano, pero se la rechazó y me levanto sola, me sacudo la ropa.

—Permiso— camino hacia mi carro, pero él me detiene. Me agarra el brazo.

— ¿Por qué amaneces de tan mal genio?— lo dice en tono burlón.

Resoplo y me suelto de su agarre.

—Mira yo amanezco de buen humor, pero hay gente que daña los días— camino a paso rápido hacia mi auto y siento que clava su mirada en mí.

Me subo y arranco a mi destino.

Después de quince minutos y faltando diez, llego a mi nuevo trabajo. Porque sé que ese puesto va hacer mío.

Entró al local y subo la escaleras, veo a más personas que al parecer vienen por lo mismo, mi trabajo.

Hay chicas más guapas que mí, y chico tampoco no se quedan atrás. Me acerco donde está la secretaria.

—Buenos días, vengo...

—Si por favor espera como los demás— esta chica jamás me va dejar terminar mis frases.

Veo alrededor hay casi quince aspirante y no se escucha ningún ruido, todos estamos nervioso y me incluyo. Me a recuesto a una pared a esperar.



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En el texto hay: bullying, romance juvenil, romances

Editado: 02.03.2019

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