La Historia De Alina Y De Mil Personas MÁs

CAPITULO III

Una vez en Italia, Alina se adaptaba a los cambios. Amor me parece esto una mentira. Que esté aquí contigo.

El primer día Edward le mostró su departamento, un poco pequeño, de hombre soltero al fin y al cabo. No había mucho que ver… Edward de una vez la desnudo, le acaricio cada centímetro de su piel, y la amo con locura y pasión. Que bella eres mi amor, ¿qué hice bien? Para merecer esto. Te quiero mucho, Edward.

Esa semana Alina, estuvo acomodando el departamento y paseando por los alrededores del sector. Edward llegaba tarde del trabajo, y se la permanecía casi todo el día fuera. Pero cada vez que veía la oportunidad, le hacía el amor a Alina. Por el cambio de horario la encontraba dormida, pero él, la despertaba con sus efusivos besos. —amor estoy cansada, apenas me estoy acostumbrando al horario. —te deseo Alina, te deseo todo el tiempo. Sí, lo sé, cálmate un poco querido.

Alina le dijo a Edward que quería trabajar en lo que fuera; pero a Edward no le agrado mucho la idea, la quería tener solo para él, y si es posible que casi no saliera de casa. Pero Alina, sin papeles te va a costar un poco conseguir algo decente. Y la verdad no quiero que trabajes en cualquier cosa.

¿Recuerda una vez que te dije por mensaje, que quería casarme contigo? La propuesta sigue en pie. Casémonos y así se agiliza lo de tus papeles. Alina se quedó pensativa. Se acercó a Edward y lo abrazo; esperemos un poco, apenas nos estamos conociendo. ¿No me quieres Alina? Claro que te quiero, mi amor. Nada más digo que es muy pronto, convivamos y vamos viendo. Edward hizo un gesto de incomodidad. —no te pongas bravito, ¿te doy un besito? Entre risas, Alina le dio muchos besitos a Edward; te agradezco amor por la propuesta créeme que sí. Me encanto que lo habláramos. Dijo, Alina.

—Alina salía todas las mañanas a correr por el parque. Y se distraía visitando tiendas, museos, galerías. Entre otros. Edward le escribía entre su tiempo libre. Mientras iba caminando Alina vio un aviso donde dictaban clases de piano, hizo las averiguaciones y se inscribió. Por lo menos quemaría tiempo yendo a esas clases, y desde pequeña me ha gustado mucho este órgano. Pensó, Alina.

Ese fin de semana Edward y Alina salieron con unos amigos a una fiesta. Alina bailaba hermosamente, tenía un ritmo fenomenal. Y bailo con varios amigos de Edward. —que buena mujer la tuya Edward, es perfecta en todo lo que hace…— ¡sí! Simplemente hermosa mi mujer. Edward la atrajo hacia él de una forma brusca. Y la sentó justo a su lado. Alina lo miró con perspicacia. ¿Bailamos esta pieza Alina? Dijo, Sandro. ¿Me permites Edward? Claro amigo… Alina es libre de hacer lo que quiera, dijo Edward con un sarcasmo tal, que todos advirtieron su reacción.

Por supuesto Sandro, me encanta el baile. Y como a mi amorcito casi no le gusta el baile. En fin, Ven vamos a la pista. En la pista Sandro le hablo a Alina de un trabajo en una tienda de ropa, yo soy el gerente de esa tienda, ya sé que no está a tu altura Alina, pero mientras consigues algo mejor. Te puedo ayudar con eso. Te escribo más tarde con la dirección y papeles que tienes que llevar. Perfecto Sandro, gracias. Lo tendré en cuenta.

—esa noche Alina noto raro a Edward. ¿Pasa algo? Te noté algo celoso en la fiesta. —pues sí Alina, estoy que me muero de celos. Edward no me salgas con esto, no puedes ser tan posesivo. Siempre seré libre de hacer lo que quiera, ya me conoces. Me gusta mis espacios, tener amigos con quien conversar. Creo que no te falte el respeto, para que actúes así. —sí, lo sé. Perdóname tengo que controlarme. Dijo irritado Edward. Esa noche Edward se quedó largo rato solo en la sala con un vaso de whisky, pasando su cólera. Edward ven, ¿no te vas a dormir? Alina déjame solo un rato. No te me acerques, quiero pasar mi rabieta solo.

A la mañana siguiente Edward la despertó cariñosamente. Y le susurraba al oído, perdóname amor, es que te quiero tanto, que no quiero compartirte. Alina sé voltio hacia él, y Edward empezó a amarla apasionadamente. Alina se sumergía en ese amor que le daba Edward. Le besaba todo su cuerpo, Edward la apretaba con todas sus fuerzas, a veces era un poco brusco a la hora de quererla. Alina aguantaba, porque lo amaba también.

Cuando terminaron de hacer el amor, Alina se acostó encima de él. Le acariciaba su cara, lo besaba con suavidad y ternura, mientras le decía. Amor no quiero que desconfíes, únicamente te quiero a ti y lo sabes. —si amor, perdóname por actuar así. Tú eres mía Alina, mía. Solo que mis amigos a veces son unos pasados. —amor, pero siempre te respetaré mientras estemos juntos. Mis ojos solo serán para ti, entiéndelo tontito.  Por cierto amor, Sandro me hablo que están necesitando personal en la tienda de ropa donde él trabaja. No querida, por favor no quiero que trabajes allí. ¿Por qué no? Compartiríamos gastos… No por favor, no quiero que trabajes allí, le decía Edward como suplicante. Alina cayó ante esa carita y le respondió; ok mi amor. Le diré a Sandro que no. —Gracias mi vida, te amo.

—querido diario…

Últimamente, Edward se ha vuelto muy celoso, a pesar de todo lo quiero mucho. Una cosa si te digo, me forme una imagen mental diferente a cuando no lo conocía. Ahora que lo tengo, observo que los sentimientos cambian. Llevo poco tiempo en este país; pero la vida no es nada fácil para el inmigrante. Dejar mis comodidades, mi carrera, mi tranquilidad. ¿Por un amor ciego? Ahora que tiene ojos, puedo plantearme muchas incógnitas que tenía y que ahora que estoy aquí puedo resolver y vivir.

Edward cuando está con su hijo, es un hombre muy cariñoso, no lo puedo negar es un buen padre y quiere lo mejor para él. Trata de pasar todo el tiempo posible a su lado, cuando la madre se lo deja. Edward me dice que extraña muchas cosas en la etapa de crecimiento de su hijo, cosas que él se ha perdido por causa de su separación. En parte trato de comprenderlo, pero no puedo llegar a imaginar. Quizá por eso me rehúso a tener hijos, al final cuando hay problemas en la pareja; la mayoría de casos los hijos pagan con los platos rotos. Tampoco concibo la idea que tiene algunas mujeres sobre el aborto. Para mí es una abominación, ¿por qué no lo pensaste antes, querida Eva? Hay muchas rutas que andar antes de llegar a la palabra aborto, que en sí significa “asesinato de un ser blanco” de tu propia sangre. Respeto opiniones y no ofendo a nadie con esto, cada quien con su punto de vista.



#10392 en Otros
#3051 en Relatos cortos
#3872 en Thriller

En el texto hay: celos, amor, tecnología

Editado: 10.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.