CAPITULO IV

Efectivamente, así lo hizo Alina, un día se fue sin decir nada y viajo hasta la India, como si en aquel lugar tan lejano pudiera huir de todo el mundo, hasta de ella misma. Estando allá, recibió la noticia que Edward se había quitado la vida, tal y como se lo había mencionado una vez. Sintió culpa por ello, también su mente la quería hacer culpable por haber dejado sin padre a un niño de 10 años. Trato de encontrar paz en ese país espiritual, pero no lo hizo de inmediato, esa paz que tanto anhela el ser la encontró tiempo después.

Alina sola en la India, trato de continuar su vida. Le venían noches de llanto, no podía controlarse, las manos y pies le sudaban repentinamente, algunos habitantes le decían que eso eran “males del alma”. Hubo semanas que no salió de su casa, pero empeoraba la cosa, porque no se sentía bien consigo misma. La ansiedad y miedos son difíciles de tratar, las personas la veían pasiva, aunque por dentro era un muro en ruinas. Ella en el fondo quería a Edward, no resulto ser el hombre de su vida. O quizá sí, creo que los celos enfermos pudieron más.

En la india aprendió muchas cosas, conoció una cultura linda, maravillosa. A veces veía a la gente de allí, y se decía, que bueno tener esa calma que transmiten. ¿Cómo lo conseguirían? Un anciano le dijo que era cuestión de tiempo y amor. Y de saber conocerse para después conocer.  Eres una persona muy linda Alina, solo que no lo sabes. Tienes un vacío enorme, el cual deberás aprender a rellenar.

Querido diario:

Me gustan las personas de la India, son estupendas, amables, no están pendientes de nada, más que de ellos mismos. Y siempre son serviciales. Aunque uno también se encuentra con unas cosas… Por ejemplo hay un señor que lleva tiempo sin bañarse, la suciedad le resalta por los poros, dice que así se mantiene sano y en forma, otros tienen que cumplir una rutina específica, si no dicen que rompen la cadena, y vuelven al infierno del que salieron, en fin… En lo personal esos son creencias, ideas que se hacen ellos mismos, y quizá algunas personas le funcionen como a otras que no.

Hoy me contactó Sergio, es bueno tener un amigo que siempre está pendiente de ti. Me dice que me regrese a Chile, pero no quiero volver atrás. Iría pero por pocos días. Más no a vivir allá. Buscaré otro país, en el cual me sienta que estoy bien allí.

“Corre tiempo, corre… Que no te quiero alcanzar”

¡Alina paso bastante tiempo en India, luego se fue a Londres! En donde vive actualmente. Paso antes por Chile; cruzo unas palabras con Marco, este le dijo: Alina eres imposible de olvidar, razón tuvo aquel muchacho de quitarse la vida. Eres una mujer que aviva emociones fuertes en los demás, confieso que también pensé en quitarme la vida, pero no soy de esos. Estoy todavía solo. Quizá más adelante encuentre a alguien, pero todavía sueño contigo. Puede que tú no veas esas cosas en tu personalidad, pero eres maravillosa, divina... Cuenta conmigo para cualquier cosa.

—En Londres todo marcha superbién, monto una cafetería y le va excelente; allí las personas se sientan y conversan, mientras disfrutan de exquisitos manjares que ella misma prepara, junto con otro pastelero.

Querido diario:

La vida sigue, pero el recuerdo de Edward me viene a la mente, no he borrado sus mensajes, sus fotos… Los mensajes intercambiados con él me los sé de memoria. Algún día borraré todo. Actualmente, no tengo pareja, y no quiero tener, las experiencias que he tenido, me dice que yo busco algo más en el amor y no sé qué es. Lo admito me gusta los amores a la antigua, pero a veces ni porque se aparezca el príncipe azul, si tú no estás cómoda, pues nada vale. Pienso que es cuestión de tiempo. Quizá más adelante, pero no creo… Prefiero estar sola. Viajo cuando quiera, y hago las cosas a mi gusto, en plena libertad. Menos mal no le di el hijo a Edward. Por cierto el abogado me llamo, para hacerme entrega de la casa en la cual vivíamos en Italia. La rechace, le dije que se la diera al hijo. La riqueza siempre ocupó en mi vida un último lugar; buscaba más lo esencial. Y no me quejo de nada, tengo lo que necesito y soy feliz con eso.

La vida aquí en Londres es muy tranquila. Algunos la catalogan como uno de los países que tienen habitantes más longevos. ¿Y eso que importa? Es un país muy lindo. Mientras recorro las calles, más encantada quedo, sus lugares son hermosos. Si tienen oportunidad de viajar, viajen… Con respecto a las ansiedades, aprendí a controlarlas, la vida es como es y ya. Pero no le deseo a nadie esas emociones destructivas. Todo lleva tiempo. A veces me olvido de mi propio cumpleaños. Hasta de mi edad.  Trato de ir una vez al año al mar… Que exquisito ver el océano, te da la impresión de que hay algo más allá de ese infinito, en donde no vemos límite, pero que sin duda los hay.

Si te pones a ver querido diario, la vida es un juego. Tú pones tus propias reglas. Si hay que luchar, se lucha, si hay que resistir se resiste. Es como un tablero de ajedrez. El tablero es el planeta, las fichas los jugadores. Negros y blancos, como personas negras y blancas (aunque estoy en contra del racismo) pero mira, hasta en objetos inanimados ocurren estas analogías. Continúo…

Peones: personas débiles, que avanzan de pasito a pasito. Aunque no necesariamente débiles, porque un peón puede matar a un rey, dependiendo de su fuerza y estrategia para sobrellevar este juego llamado vida.

Caballo: personas ciegas, monótonas, “que avanzan siempre en forma de L”. No hay poder que las saquen de esa zona, de ese círculo. Les toco ser L. Aunque tienen el poder de saltar, no lo hacen; ya que no ven más allá.

Alfil: personas diagonales, que piensan que por retroceder pueden revertir las cosas.

Torre: personas que se creen fuertes, construyen una armadura, aunque sea falsa. “Esa torre si es firme” pero el viento puede derrumbarla.

Reina: personas que se creen del otro mundo. Se inventan poderes por ser el dueño del tablero. Hacen los que se les da la gana, pisotean a los que quieran, y siempre tienen un precio.