La Historia de Ely

Benditas colinas

Los días transcurrían lentos para mí una vez que ya no asistía a la universidad y no encontraba en que llenar el vacío después del trabajo, a veces Andrea y yo salíamos a ver una película, ella insistía en que volviera a acompañarla a la tasca pero yo no quería, un día que me animé y decidí acompañarla sin querer presencié una discusión entre ella y su novio y noté que lloraba, cuando le pedí que me contara se negó a hacerlo. Nuevamente algo no estaba bien, ya no coincidíamos en el apartamento,  se  perdía también los fines de semanas, se estaba haciendo imposible verla, últimamente estaba muy misteriosa.

A los  pocos días después me comentó que su mamá se la llevaría a los Estados Unidos, y esa era la razón de sus constantes ausencias estaba poniendo al día toda su documentación. Fue un golpe, bajo había encontrado una amiga y tenía que marcharse en aproximadamente un mes.

Las amistades son un tesoro y ella era parte de mi fortuna personal”.

A veces me quedaba un poco más en la oficina con Bertha revisando los clasificados ya que tenía que conseguir rápidamente otra residencia y aprovechaba y veía las ofertas laborales en mi rama…mi circulo se estaba estrechando, solo me quedaban algunas ex compañeras de la universidad pero una vez que se llevó a cabo la graduación los encuentros y las llamadas se fueron pausando y haciéndose distantes cada vez más y  era obvio cada una de nosotras estaba enfrascada en sus propios proyectos de vida.

Una tarde en la oficina ya para culminar la jornada uno de mis jefes nos pidió que nos quedáramos unos minutos que tenía que comunicarnos algo;  nos participó que el Ing. Abel vendría a la ciudad y estaría en la oficina por algunas semanas así que pidió nuestra colaboración para que acondicionáramos un espacio exclusivo para él. 

Entre Edwin, Bertha y mi persona ejecutamos esta actividad  y quedamos muy satisfechos con los resultados, no se le hizo ningún comentario al ing. Abel porque queríamos que fuera una sorpresa.

Los días continuaron transcurriendo y Bertha y yo nos enfocamos más en nuestra búsqueda.

En una de las llamadas de rutina del  ing. Abel me dijo:

──¡Ely! …. ¿ No sé si te comentaron que voy a visitarles pronto?

 ── La obra ya está prácticamente lista para ser inaugurada,  ──  Voy a entregar mis reportes finales, entregar cuentas y tal vez evaluar una nueva asignación.......

── ¡Pero por lo que estoy realmente emocionado es porque   al fin voy a conocerte en persona!

 Obviamente no supe que contestar, no sé qué sensación se apoderó de mí, si de rechazo o de sorpresa, por supuesto  teníamos charlas  muy amenas y una que otra vez le había realizado favores contactando con su hermana y su madre cuando se le imposibilitaba hacerlo desde allá,  llegué a ser el  enlace entre ellos,  además estaban las llamadas realizadas durante mis pasantías e inclusive las constantes sugerencias a compartir un café, un helado cuando nos conociéramos en persona.

 

Decidí no darle mucha importancia a sus comentarios ya que a mi parecer solo estaba tratando de ser cortés conmigo.

Si es  cierto  que esta persona  colocaba una sonrisa en mi rostro porque tenía una personalidad jovial, siempre estaba de buen humor y era muy positivo pero de allí a emocionarme como sugería el que se encontraba.    ¡No… creo que no!   

Aunque sí me picaba un poquito el gusanito de la curiosidad.

No sé si se notó en mi voz pero enseguida cambié el giro de la conversación y en unos segundos estaba transfiriendo la llamada.

Las sucesivas llamadas me sentí un poco incomoda, quizás estaba siendo sugestiva o intentando ignorar conversaciones que  no debían darse entre nosotros.  

Entre tanto  visitaba las opciones que tenían posibilidad de convertirse en mi nuevo hogar y ……… bingo….. la encontré,  la que llamó mi atención de inmediato, ubicada en un sitio prestigioso al este de la ciudad, enseguida contacté con la dueña y está me citó al día siguiente.

Fui recibida por una señora de mediana estatura, de piel blanca y pelo ceniciento,  cuando la vi  fue como mágico, era una sensación de cuando sientes que  conoces a alguien, que te es familiar, ella también se percató de ese filin entre nosotras, charlamos un buen rato, como si dos amigas se hubiesen reencontrado.

Me pidió que la llamara Gisela,  me comentó que  había quedado viuda un par de años atrás, tenía 2 hijos varones, adultos, profesionales, casados,  con sus respectivas familias y era abuela de tres niños, en seguida pasó a comentar las condiciones del alquiler, y lo  que ella exigía a las residentes.

El apartamento era inmenso, 4 habitaciones, sala comedor extra grande, terraza, cocina,  baño compartido, sobre todo el baño por si solo parecía una habitación muy hermosa, decorado con muebles, flores naturales, cortinas, era impresionante. Luego me  explicó que ella casi nunca estaba en el apartamento porque la mayoría de las veces se marchaba con alguno de sus hijos y se quedaba hasta un mes, luego volvía daba vueltas para ver cómo estaba todo, recogía los recibos y facturas y se iba nuevamente, comentó que en la actualidad  tenía 2 chicas estudiantes residiendo allí. 

Continuó indagando sobre mí, realizó muchas preguntas y al final nos despedimos en la espera de su decisión,  por supuesto  todavía le faltaba ver a otras chicas más, realmente todo me encantaba, quería esto para mí, adicional a todo lo ya descrito la ubicación del edificio era perfecta, zona residencial fresca, hermosa, conocida como Colinas de Bello Monte, muy pero muy segura, transporte y ruta del metro bus accesibles, tocaba rezarle a Diosito para que me echara una ayudadita y permitiera que fuera la favorecida en la elección de la Sra. Gisela.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.