Mi vida dio un giro inesperado en el preciso momento el cual vi sus ojos, mi hija Nohely llego para cambiar mi vida por completo.
Estuve todo mi embarazo solo con mis padres pues todas las personas que creía que estarían conmigo en ese difícil momento se alejaron y digo "difícil" porque solo tenía 17 años cuando salir embarazada.
El padre de Nohely tenía dos años más que yo pero a pesar de ser mayor parecía que no había nada en su cabeza pues al momento de comentarle que estaba embarazada así sin más decidió salir huyendo.
Estuve sola durante todo ese tiempo sin él, llore mucho porque llegue a pensar que la llegada de nuestra hija nos haría formar una hermosa familia y por fin lo harían cambiar para decidir quedarse con nosotras, pero me equivoque y eso para mí fue un golpe muy duro.
El día en el que di a luz a mi hermosa hija solo mis padres estuvieron conmigo. Me sentí totalmente miserable momentos antes de conocerla, me preguntaba como todas aquellas parejas estaban juntos esperando la llegada de sus pequeños y yo estaba totalmente sola sin el... quizás el hecho de no haberme cuidado cuando debía hacerlo y no escoger a una persona correcta eran las respuestas a todas mis preguntas de aquel momento.
Pero todo cambio con la llegada de mi hermosa niña, ella era pequeña y muy frágil, era perfecta para mis ojos, cuando por fin la tuve en mis brazos me di cuenta de que había estado llorando y sufriendo todo este tiempo por cosas tontas. Sabía que necesitaba ser fuerte para ella y sobre todo madurar si quería ser una mejor madre, por suerte siempre tuve la ayuda de los 2 seres maravillosos que me dieron la vida quienes me permitieron seguir estudiando mientras cuidaban de mi bebe.
Cuando Nohely cumplió 2 años ya yo tenía 19 y me sentía totalmente orgullosa de las cosas que estaba logrando. Con mi trabajo había logrado comprar todo lo que ella necesitaba, me había enfocado en mis estudios y comenzando la universidad y ya no sufría por las benditas cosas del pasado.
Cuando La niña cumplió su primer año, aquel ser inconsciente que nos había abandonado a ambas en el momento en que más lo necesitábamos decidió volver a aparecer en nuestras vidas, comenzando con llamadas pidiendo disculpas y asegurando que nosotras éramos su vida entera y quería formar parte de nuestra historia. Yo no quise ser egoísta con nuestra hija y le permití verla y estar nuevamente con ella pero pensé sinceramente que la había dado en claro que no quería tener absolutamente nada que ver con el sentimentalmente, estaba muy ocupada con mis estudios, trabajo y el cuidado de mi niña como para volver a entrar en aquel mundo de sufrimiento que este hombre me había hecho experimentar.
Cada vez que Paul hacia el mas mínimo intento por acercarse a mí de una manera romántica o con algún tipo de otras intenciones NO relacionadas a nuestra hija, me alejaba y le reiteraba que no estaba interesada en ninguna tipo de relación con el además de la de PAPA Y MAMÁ de nuestra hija.
Seré sincera nunca vi ese tipo de coqueteos como una amenaza para mí, pensaba que el como persona madura en algún momento necesitaba aceptar que ya yo no estaba interesada en el como hombre pero el día del cumpleaños número 2 de nuestra hija demostró todo lo contrario a lo que yo pensaba pues había un chico llamado Gio que no era más que mi compañero de estudios y había decidido invitarlo a cumpleaños de mi hija junto con otras 2 amigas más. Desde el momento en el que llegaron Paul no le quitaba la mirada de encima a mi amigo, tanto así que Gio me expreso que se sentía incómodo con la mirada seria del padre de mi hija.
Yo al principio decidí hacer caso omiso y seguir disfrutando juntos de la fiesta mi bebe, pero en el momento en el cual estaba cortando el pastel para repartirlo a los invitados sentí como Paul se me acerco y me dijo "¿Quién es el?. Rápidamente me aleje de él y seguí organizando el pastel en los pequeños platos de color rosado, "Respóndeme" insistió mientras tomo mi mano fuertemente.
¿Qué te pasa?- pregunte mientras quitaba mi mano abruptamente –Ese no es asunto tuyo Paul-
-Claro que es mi asunto ¿Quién es ese tipo?- Volvió a preguntar mientras subía la voz – Es tu novio ¿verdad?!Contesta!- Siguió insistiendo mientras ahora caminaba detrás de mi .
-No es tu asunto.- Me voltee para obsérvalo fijamente – Si es mi novio o no eso no te corresponde saberlo-
-¡Claro que si yo soy el padre de la niña!- Dijo y pude notar como su cara se tornaba roja.
-Por el amor de Dios Paul deja de exagerar, no sucede nada.- Suspire agotada de sus preguntas estúpidas y sin sentido.
-Yo no voy a permitir que me reemplaces con esa baboso Diana, entiende que la niña no puede tener a otro padre que no sea yo, es mi hija –
-Te estas comportando inmaduramente eh, Gio es mi hijo Paul y nadie te va a quitar tu lugar como padre, cuando yo decida tener una pareja él será amigo de la....
-¡Tu no puedes tener ninguna pareja!- Me grito y por suerte estábamos en la cocina porque si mis padres hubiesen escuchado lo habrían echado.
-Pero que...
-Yo no he tenido ninguna pareja Diana.- tomo mi mano y pude notar como sus ojos se colocaron llorosos – Yo pienso que nuestra hija se merece el tenernos a los 2 juntos, somos sus padres, ella no merece que ningún desconocido venga a hacerle daño.-
-Escúchame Paul.. Estoy totalmente de acuerdo en que ninguna persona va a reemplazarnos en cuanto a nuestro papel con nuestra hija, yo sé que ninguno de los 2 nunca haría algo para lastimarla porque es nuestro tesoro, pero entiende entre tú y yo no puede haber ya nada más que una amistad.-
-Por favor Diana piensa en nuestra hija...
-Yo te aseguro que siempre estoy pensando en ella pero más allá de que seas el padre de Nohely, yo no te veo como nada más Paul.- Intente decírselo de la manera más tranquila posible. –Debo llevar las rebanadas del pastel. Permiso.- Finalice la conversación saliendo de la cocina.