Eran las 5 am el despertador sonó abrí mis ojos, todo a mi alrededor se me hacía familiar aunque desconocido, reconocía todo pero no era donde debía estar, la noche anterior al acostarme me encontraba en mi casa en mi habitación y donde me hallaba en ese instante era mi casa donde había vivido hace ya más de ocho años, ¿qué hacía allí? Que era lo que pasaba, una y otra vez me preguntaba esto, pasaba por mi mente que era un sueño, un recuerdo, un instante del tiempo que recordaba con tanta realidad y claridad.
Me senté en la cama mientras me corría el cabello del rostro tratando de resolver lo que sucedía; miré el reloj habían pasado quince minutos, desde la otra habitación empezaba a gritar mi madre
– Levántate iras tarde al colegio -
Aumentó mi confusión al escuchar esas palabras ¡el colegio! pues hacía ya más de ocho años me había graduado; no podía creerlo, era un sueño o toda mi vida como la recordaba lo había sido. Pues anoche estaba a unas semanas de caminar al altar, me encontraba en mi departamento sentada mirando ese vestido blanco que estaba sobre la cama, como podría ser posible que hoy estuviera viviendo una vida que ya había dejado atrás, o todo fue un sueño cada una de las cosas lo fue, o necesitaba despertar inmediatamente de este sueño tan real.
Pasaban los minutos más largos que se puedan presenciar, el reloj era como si se detuviera una hora en cada minuto que la manecilla se movía, todo silencioso, aterrador, pero no me despertaba aún seguía allí pasmada esperando a que mis ojos se abrieran de verdad.
Me levanté confundida y temerosa de recorrer esos pasillos de infinidad de recuerdos, la casa era igual a como la recordaba, grande con sus corredores luminosos, ese toque de casa burgués que mi madre siempre le daba, éramos de un estrato medio, la situación económica era muy buena, y lo reflejaba en cada lujo y adorno de la casa. Me aliste como de costumbre en aquellos tiempos para ir a estudiar.
Al llegar al colegio, frente al gran portón era más grande de lo que podría recordarlo, emociones me invadían; me encontraba paralizada, mis pies no respondían. Era inminente el miedo que me daba entrar al colegio que años no veía; aunque algo de mi confusión entraba esa emoción de volver a recordar los días de estudiante, a mis amigas, todos mis compañeros de aula sus risas y bromas, muchas cosas más que se extrañan después de graduarse. No tenía el valor de atravesar esa inmensa puerta, ya todos habían entrado y yo seguía ahí parada esperando despertar del sueño que creía estar teniendo. Alguien toco mi hombro empujándome a entrar, gire, no podría creerlo era violeta mi mejor amiga
- ¡Vamos! te quedaras ahí parada todo el día vamos - con una gran sonrisa
Era tal cual la recordaba en esos años de estudiante, siempre con su pelo recogido, su uniforme bien portado; aunque lo que se suponía que había sido mi vida no había cambiado mucho, pero no era igual a como la estaba observando en ese instante, ya era más madura portando siempre sus trajes ejecutivos, como la buen abogada en que se había convertido, mi futura dama de honor.
Me entro casi a empujones hasta el aula de clase; todo se veía igual me senté dudosa donde solía hacerlo, mis amigas detrás. Laura quien con su corta estatura era imposible creer su edad; era la más aplicada de las cuatro siempre centrada, responsable, su cabello negro y pequeños ojos, por otro lado estaba paloma todo lo contrario, era la mayor de todas, carismática y muy extrovertida sus frases algo toscas siempre la destacaron, tenía una figura envidiable aunque de ella era poco el contacto en mi vida actual.
Ellas reían, no sabía ni como hablarles, hacía mucho no las veía aunque para ellas había sido horas. Se sentaron rodeándome pues era evidente la cara que traía, no era para menos estaba reviviendo una historia que había creído terminada. Mi cabeza solo eran nudos y enredos, pero no podía desahogarme con ellas pues no crearían ni una sola palabra que pudiera decirles.
Pasaban las horas no veía el momento de irme a casa quizás si volviera a dormir despertaría de nuevo en mi realidad o eso creía. Al final de la mañana ya había terminado la jornada no sé cómo lo soporte pero llegue a casa; acostada en mi cama pensando, que había sucedido, porque no podía despertar, así que intente dormir con gran esfuerzo luego de unas horas al fin pude conciliar el sueño.
Nada había cambiado en el nuevo día, estaba de nuevo alistándome para iniciar otra jornada escolar. Aun con muchas más dudas que el día anterior porque seguía viviendo lo mismo; porque no había recobrado mi vida, empezaba a sentir que todo había sido un sueño, todo lo que había vivido era una mentira, un sueño muy real
De nuevo me encontraba en esa aula de clase con la nostalgia en mi pecho, con el miedo inminente de no tener la certeza de lo que estaba sucediendo y porque lo estaba reviviendo todo, no podía dejar de pensar por un instante todo lo que sucedía. En clase de literatura el maestro explicaba la poesía de Mario Benedetti aunque con mente confusa al cansaba a escuchar que citaba un segmento de unas hermosas palabras que decían:
“Se avanza a tientas / lentamente
Por lo común a contramano
De los convictos y confesos
En búsqueda tal vez
De amores residuales
Que sirvan de consuelo y recompensa
O iluminen un pozo de nostalgias
Se avanza a tientas / vacilante
No importan la distancia ni el horario
Ni que el futuro sea una vislumbre
O una pasión deshabitada
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Editado: 09.05.2019