La historia de un amor jamás vívido

"UN MOMENTO PERFECTO"

Había terminado el receso, la siguiente hora la teníamos libre la profesora ingles había faltado; me alejé de mis amigas quería estar a solas un rato, me fui para el lado del patio más retirado; tenía un prado, un gran árbol en medio, bancas para los estudiantes, desde allí la vista era hermosa. Me senté en una de las bancas más alejadas pase unos minutos observando el firmamento, las grandes montañas que allí se podían ver, tratando de acomodar todo el caos que había en mi cabeza. Sentí alguien a mi lado, gire estaba allí con su enorme sonrisa.

- Hola, que haces aquí tan sola -

- hola, David - dije mientras me acomodaba bien en la banca

- has estado muy extraña, te sucede algo -

- no -  agache mi mirada y con una corta pausa continúe – no me sucede nada - 

Su preocupación me aceleraba el corazón, sentía una gran emoción de saber que se preocupaba por mí.

- violeta me comento algo - hizo una corta pausa - no mucho - dijo mientras sonreía 

Sabía todo lo que ocurría, había algo en sus gestos que me decían que no le extrañaba nada de todo esto, porque el sabia también lo que sucedía quizás mejor que yo.

-  tu sabes más de lo que me estás diciendo - sonrió - ¿verdad? - finalice sin dejar de mirarlo 

- se lo que tengo que saber - lo mire con asombro realmente lo sabía ¿era quizás él la causa de que yo estuviera allí? – Pero quisiera que me contaras más - dijo mientras me miraba corriendo suavemente el cabello que cubría mi rostro. Le sonreí nunca antes había sentido la suavidad de sus manos rosando mi rostro

- que podría decirte - le sonreí mientras mi rostro se sonrrojaba

La conversación había tomado otro rumbo ya no solo era un amigo sentado preocupado de mi bienestar. El silencio estuvo presente unos segundos, lo miré, sus ojos brillaban mientras humedecía sus labios

- qué te parece si nos vemos hoy, así me refrescas la memoria - esa pícara sonrisa después de esas palabras confirmaban que él sabía todo lo que ocurría, pero era evidente con sus palabras y su invitación que decidió al igual que yo cambiar el rumbo de nuestra historia

- que dices… ¿nos vemos hoy? - reiterando una vez más su invitación

- ¡claro! - dije mientras intentaba ocultar la emoción que sentía 

- te parece si te recojo a las 3 en tu casa - no espero a que le respondiera pues sabía que no pondría resistencia a todo lo que me digiera, estiro su mano tomando la mía

- vamos te acompañó a tu aula - lo dijo con un tono dulce y una mirada cálida

Me levanté, caminamos por el patio en ningún momento del recorrido soltó mi mano; caminar junto a él con nuestras manos entrelazadas había vivido ese instante por mucho tiempo en mis sueños, una sonrisa se plasmó en mi rostro había regresado tantos años atrás para sentirlo, en ese instante entendí que valía la pena todo solo por tenerlo a mi lado.

Frente al aula de clase, ya habían iniciado pero solo estaba en un mundo donde el a mi lado era lo único que importaba. El giro, soltando mi mano dándome un beso muy suave y dulce en mi mejilla muy cerca de mis labios, me miro, susurrándome al oído

Sabes de algo que jamás olvidare es del momento en que toque tus labios por un leve instante en la fiesta de graduación- sonrió  - te recojo a las 3 - y se alejó 

Antes de bajar las escaleras se detuvo, giró, me miro ahí sin decir nada solo me miraba, en sus ojos se veía el deseo de no irse, de devolverse y besarme tanto como yo a él; sus besos los había anhelado por casi ocho años, donde solo esperaba verlo tocar a mi puerta para decirme lo que sentía por mí, abrazándome tan fuerte, para nunca poder olvidar su calor y  aroma.

Mientras esos segundos pasaban muy lentos, su imagen detenida solo ahí parado mirándome, me hacía recordar en el momento en que su imagen jamás se podrá desvanecer, parado en un puente mirándome yo desde abajo lo miraba queriéndole gritar que no se fuera, en ese momento quería gritarle mi amor, deseaba correr para impedir que se fuera, decirle lo mucho que lo amaba, pero me contuve como en infinidad de oportunidades que tuve.  

Y de nuevo estaba allí viéndolo en una imagen detenida, esta vez no era un adiós si no un hasta pronto, giró, y se marchó.

Entré al aula, todos me observaban, habían captado toda la escena con David, mis amigas me recibieron con una gran sonrisa marcada en sus rostros, como buenas amigas que eran querían saber hasta el más mínimo detalle de lo ocurrido, se emocionaron mucho cuando les conté de la cita que tendría en la tarde.

Termino la jornada al fin, había sentido que había pasado una eternidad, al  llegar a casa miraba el reloj una y otra vez, las horas pasaban lentamente era como si el reloj se pusiera en mi contra, tratando de que no pasara el tiempo, pero aun así me sentía emocionada de saber que al fin había llegado ese tan esperado día.
 


 




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