La Historia De Un Soft Boy

Cap. 2: El Chico Raro

Cuatro semanas habían transcurrido ya, y el día del regreso a la escuela se acercaba cada vez más. A pesar de haberme propuesto abandonar el miedo y las inseguridades para cumplir mis sueños, me resultaba difícil olvidar los malos momentos vivido el año anterior en la institución.

No sabía cómo iba a enfrentar esos días en los que me sentía tan vulnerable. Cada vez que recordaba los comentarios hirientes y las miradas despectivas, mi confianza se desvanecía.

Solía ser objeto de burlas y apodos como "ovejo", "fenómeno" o "sistema óseo". Las chicas se limitaban a llamarme únicamente "el chico raro". Nadie me llamaba por mi nombre

Era molesto escuchar cómo hablaban mal y me criticaban sin siquiera tomarse la molestia de conocerme antes. Aunque debo aceptar que yo tampoco es que fuera un ser muy social. También sabía que había más personas como yo en el instituto, pero simplemente no sentía el mínimo interés en conocer a nadie.

Rara vez los chicos y las chicas se acercaban a mí, pero sabía que lo hacían esperando recibir algún favor por mi parte.

La idea de regresar a la escuela hacía que me sintiera como si estuviera caminando hacia un campo de batalla. No quería enfrentar el odio y la negatividad que parecían rodearme constantemente. Me preguntaba qué había hecho para merecer ese trato, y por qué parecía que nadie me entendía o apreciaba.

Mi familia también era así. Mi padre siempre estaba ocupado trabajando fuera de casa y solo me hablaba para preguntarme sobre mis calificaciones o sobre lo que había aprendido en la escuela. Mi madre, en ocasiones, parecía darle más importancia a la religión, a mi hermano mayor y mis hermanas.

En resumen, me sentía insignificante.

Aunque disfrutaba de mi soledad, era como un paraíso personal, pero a medida que el tiempo transcurría, la idea de estar solo y no socializar con nadie dejó de ser graciosamente atractiva. Comencé a experimentar una profunda melancolía. A veces, sentía ganas de llorar, pero ocultaba ese sentimiento detrás de una sonrisa falsa que pareciese creíble.

Mi conciencia me decía que necesitaba ayuda, que debía desahogarme con alguien; sabía que necesitaba ayuda, pero no me atrevía a hablar sobre la depresión tan profunda que sentía. Pensaba que sería un caso perdido además nadie me inspiraba suficiente confianza. Tenía el presentimiento de que, si tocaba ese tema con alguien, lo único que haría seria criticar.

Preferí callar y guardar el problema para mí. No importaba que tan solitario me sintiera, sabía que nadie se preocuparía por mi bienestar, o al menos eso acostumbraba a creer.

Solía pensar que las personas eran seres sin sentimientos, o si los tenían, estaban muy ocultos. Me preguntaba constantemente ¿cómo algunos pueden reír mientras otros lloran?

  • "Este mundo es realmente extraño"-, me repetía a diario.

Mis pensamientos sobre las personas solían ser negativos en su mayoría, pero no siempre fue así.

El año anterior, durante el mes de mayo, ingresó a la escuela una chica llamada Alexa. En cierta forma, era muy parecida a mí.

Aunque estábamos en salones distintos, ella demostraba interés en ser mi mejor amiga, pero yo anhelaba ser algo más que eso. Desde el primer momento en que la vi, capturó toda mi atención. Me encantaban sus ojos cafés, su hermosa sonrisa y su personalidad.

No pasó mucho tiempo antes de que nos convirtiéramos en confidentes. Sentía una conexión única con ella y, al pensar en su nombre, toda la negatividad se alejaba de mi vida.

Era una chica comprensiva, amable y hermosa. Cuando estaba cerca de ella, experimentaba paz y seguridad, Alexa era una chica capaz de comprender mis sentimientos.

Al mes siguiente, decidí confesarle lo mucho que me gustaba.

Sin embargo, ella me respondió amablemente que solo me veía como un buen amigo. Trate de entenderla y me limite a ser únicamente un amigo, después de que pasaron algunos días ella y yo dejamos de hablar de repente.

Al principio, no le di mucha importancia, pero luego me preguntaba por qué nos habíamos distanciado tanto. No entendía qué había sucedido.

Me sentía confundido y angustiado por la repentina falta comunicación. Intenté hablar con ella, pero cada vez que lo intentaba, ella parecía esquivar el tema o simplemente no contestaba mis mensajes. Me sentí aún más insignificante y abandonado.

Pasaron los días y me sumergí en un estado de tristeza y soledad más profundo que nunca. Me di cuenta de que había perdido la oportunidad de ser feliz al lado de alguien que realmente me entendía. Lamenté no haber valorado la amistad que teníamos y no haberme conformado con eso.

Después de aquello comprendí que no quería estar solo durante toda mi vida, y verdaderamente necesitaba romper el hielo, de lo contrario me quedaría verdaderamente solo.

No quería seguir sintiendo esa sensación de vacío en mi corazón ni esa tristeza que me invadía cuando me encontraba solo en mi habitación.

Trate de volverme un chico más social, pero cada vez que me acercaba a alguien se alejaban o me molestaban con burlas.

  • Ábrete de aquí chico raro, nadie quiere ser tu amigo; vete. - era de esperar nadie, quería la amistad del chico raro.




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