La Historia de un Zombi

El sabor agridulce del amor

Con la luz del sol que entraba por su ventana y el sonido de su despertador que marcaban las 7, ella abrió los ojos.

Una joven de piel blanca y largo cabello castaño, pero si algo llamaría la atención de cualquiera era su voluminoso busto que parecía inflarse más mientras estiraba sus brazos para quitarse el adormecimiento.

Rápidamente se comenzó a mover con diligencia, arreglo la cama, preparo su mochila y alisto una camisa blanca con una falda a cuadros de diferentes tonalidades de azul, solo entonces se dirigió al baño mientras se desvestía retirando de su cuerpo esbelto la pijama celeste que lo cubría.

— ¿Algo interesante sucederá hoy?—se pregunto retóricamente en el espejo; por alguna razón estaba muy feliz esta mañana, dándole la sensación de que sería un gran dia.

Mientras sentía el agua de la ducha caer sobre su rostro recordó algo que la hizo sonreír.

Luego de arreglarse se miro en el largo espejo que tenía en una esquina de su habitación y vio que estaba bien vestida con su uniforme y sus medias negras que llegaban casi a su rodilla, entonces miro su peinado y acomodo los mechones que se desalineaban.

Su cabello tenía dos delgadas trenzas que rodeaban toda su cabeza hasta atrás como una corona sujetando su largo cabello, estaba orgullosa de lo bien que le quedaba y otra vez sonrió.

Entonces escucho una voz que la llamaba.

— ¡Airi!... el desayuno está listo; si no bajas ya llegaras tarde…

—Sí, ya voy… —contesto saliendo de la habitación con su mochila que más parecía un maletín por su forma rectangular y delgada.

Ella era Airi Yamamoto Taylor, su padre era japonés y su madre era americana o esa seria sus nacionalidades si el mundo fuera como hace 300 años atrás.

Por 100 años la humanidad estuvo al borde de la extinción en un apocalipsis Zombi, ahora la humanidad comenzaba a recuperarse lentamente mientras el mundo aun le pertenecía a los Zombis.

“en otras noticias… el grupo de avanzada logro recuperar la ciudad de Beijing donde esperaran la construcción del muro de la ciudad antes de abandonar la posición”

Conforme descendía por la escalera escuchaba el sonido de las noticias en la televisión mientras se mesclaba con el silbido de la caldera, al bajar las escaleras el aire se llenaba con el olor a café.

— ¡buenos días padre! —saludo al hombre que estaba sentado en la mesa con la cara detrás del periódico mientras su tasa de café desprendía vapor a un lado de su plato con huevos y pan.

—buenos días… —contesto este sin dejar el periódico, en la primera plana se encontraba una fotografía de hombres armados con el título de “Beijing regresa a los humanos”.

—Buenos días madre —saludo a la mujer con rubio cabello corto y de tés blanca que se encontraba en la cocina a pocos pasos de la mesa.

—Buenos días Airi, toma lleva esto a la mesa —dijo entregándole su plato.

—Si…  —contesto realizando el mandado para luego tomar su lugar en la mesa.

Tomando atención al titular del periódico y las noticias de la televisión sintió intranquilidad.

—papá…

— ¿mm? —respondió este con un sonido mudo.

— ¿a los 18 todos tienen que estar dos años en la avanzada no?

—sí, pero no tienes que preocuparte eso es obligatorio solo para los hombres…

—tu estuviste, ¿no?... ¿cómo es?

— ¿te da curiosidad?

—mas que curiosidad yo diría que esta intranquila por su amigo… —comento su madre tomando asiento.

—ah… ¿cómo se llamaba?

— ¡¿qué?!... ¡qué dices madre!

—Willem, querido —contesto la mujer ignorando el enrojecido rostro de Airi.

— ¡ah! Sí… él, ¿estás preocupada por Willem hija?

— ¡papa! ¿Tú también? —Replico Airi inflando los cachetes—. No es eso… ¡solo es curiosidad! — contesto con el rostro colorado mientras jugaba con la comida.

Al ver la reacción de la joven los padres se miraron y sonrieron.

—bueno, veamos… no diré que es algo divertido pero no te preocupes la mayoría regresa a salvo e incluso muchos lo escogen como profesión…




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