La Historia Entre Los Dos

41 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 2

Arizona miró aburrida a su alrededor. Anna no dejaba de hablar, con un hotdog en las manos esperando ser devorado. Serge se limitaba a mirarla con el semblante serio. 

A veces, Arizona creía que Serge tenía la habilidad de desprender su alma de su cuerpo, fingiendo atención a su alrededor mientras que su espíritu divagaba por el resto del mundo. Probablemente un lugar tranquilo y sereno. Algo así como un viaje astral. Lo envidiaba.

No la malinterpreten. Arizona adoraba a Anna con toda su alma. Tenían una amistad retorcida y divertida. Siempre estaban en la misma página y eran cómplices una de la otra. Las preguntas a veces estaban por demás cuando alguna de ellas pedía ayuda a la otra. Pero había un límite en el número de palabras que Arizona podía soportar escuchar en el lapso de una hora. 

Pasó sus ojos en la pequeña área que la madre de los mellizos había apartado para ellos. Harry, Max, Asher con Mia sentada en su regazo hablaban entre ellos, la última con una sonrisa enorme mientras se reía de algo que sus amigos comentaban. Asher tenía la mirada perdida en Mia, algo así como una palomilla deslumbrada por una bombilla. 

Arizona puso los ojos en blanco con la voz de Anna siendo estática en el fondo de su mente. Los siguientes en su lista eran Luka y Kai hablando con Emma sobre algún evento periodístico que estaba en la portada de alguna de las revistas que la chica leía. Aunque decir que Kai estaba hablando con ellos era una exageración, ya que Luka era el que parecía más interesado en hacer preguntas, mientras el mellizo se limitaba a escuchar lo que ambos tenían que decir.

Ver a Luka tan animado hablando con alguna otra chica; y a pesar de que Arizona sentía que el estómago se le hacía un nudo por los celos; sin dejarse llevar por la necesidad de intervenir, era algo bizarro. 

Muchos años pasaron en los que las chicas hablaban con él, y Arizona siempre terminaba de malas por culpa de Luka. Porque era su naturaleza ser coqueto.

Y a pesar de ahora Arizona sabía que Luka era un arromántico; cosa que a veces le costaba comprender; sabía que no era nada en serio. Se llegó a preguntar si era solo una fachada. Un mecanismo de defensa para que las personas no se dieran cuenta de la orientación sexual de Luka. 

Después del berrinche de Arizona por haber sido rechazada frente a Alek y Tailime; y de que se diera cuenta que en realidad sí, todo fue sacado de proporción gracias a sus tácticas para estropear la relación de ambos; Arizona se presentó en casa de Luka para hablar y aclarar las cosas entre ellos.

Claro que después de tres semanas de no hablar con él y de aparecer en su puerta principal como perro abandonado, había alertado a Luka al principio, pensando que le había sucedido algo grave. 

Sentados en la banca del jardín de su casa, Luka le explicó a Arizona que nunca había sido su intención que malinterpretara los sentimientos que tenía por Tailime. Siempre la había tratado como parte de su familia, y al no convivir con familiares femeninas, además de su madre, supuso que era normal que los chicos las trataran así.

Luka también le había pedido disculpas por nunca haber notado la prolongada atracción que sentía por él, pero incluso bromeó con Arizona porque nunca había actualizado su técnica de coqueteo del jardín de niños, donde molestabas a la persona que te gustaba.

Así que una vez aceptadas disculpas por parte de ambos, Arizona comenzó a preguntarle sobre su reciente revelación. Luka había contestado que siempre lo había sabido, solo que no sabía cómo llamarlo hasta que comenzó a indagar si existían personas con su misma situación. 

Arizona se sorprendió cuando aprendió que no solo existían las orientaciones hetero, homo y bisexuales. No todo era blanco o negro, había varías tonalidades de gris, incluso algunas que salían fuera del espectro.

Por eso, ahora al menos podía controlarse al ver cómo Emma se acercaba a él para mostrarle algo que tenía en su teléfono, y supuso que Luka estaba realmente interesado en lo que sea que estuvieran diciendo.

Sus ojos se detuvieron entonces en Alek y Tailime. Arizona hizo una mueca cuando se dio cuenta de lo que estaban haciendo. 

No era raro verlos sentados uno junto al otro compartiendo audífonos, escuchando música. Era como su pasatiempo favorito. Lo hacían entre clase y clase, a veces en los viajes escolares. 

Era enfermizo. 

Pero Alek lucía contento. Y como amiga, Arizona solo exigía que quien fuera la pareja de sus amigos, al menos los hicieran idiotamente felices.

Tailime le hizo una pregunta a Alek, moviendo la cabeza al son de la música. Alek le contestó sin perder la sonrisa, cosa que hizo reír a Tailime. Alek hizo otra pregunta, y comenzó a hacer una pobre imitación de una guitarra eléctrica, desconcertando a Tailime al principio, poniéndola completamente roja al soltar una carcajada.

Arizona volvió a girar los ojos. Bien podría salvarla de esa terrible humillación y matar dos pájaros de un tiro. Se levantó de la tumbona, haciendo que Anna guardara silencio.

—Voy a ir por algo de tomar —comentó Arizona tomando los shorts de mezclilla que había usado para ingresar al recinto.

—¡Oh! —Anna exclamó, haciendo que Arizona sonriera, sabiendo lo que seguía—. ¿Podrías traerme una soda con mucho hielo?




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