Como propósito de año nuevo, Alek se había planteado sacar a pasear a Volk ahora que se había recuperado de su pata lastimada.
El único tiempo disponible que tendría cuando regresara a clase iba a ser por la mañana antes de ir a la escuela. Tendría que enseñar a Volk a correr con correa al mismo paso que él para evitar que tirara demasiado y Alek terminara el doble de cansado, regresar a casa a dejar al cachorro, tomar su cambio para poder ducharse en la escuela y llegar a tiempo a su primera clase.
Ya llevaba media semana haciendo la misma rutina: corría toda la cuadra de su casa para cruzar la misma intersección, con el muñeco inflable en forma de Santa Claus que había pasado mejores años en la casa de la esquina, el semáforo de la calle parpadeaba solo en amarillo hasta las ocho de la mañana; cuando retomaba su habitual secuencia; y donde habían una camioneta blanca estacionada desde hacía días.
Alek no reparó mucho en detalles, ya que tuvo que jalar a Volk cuando se había detenido a marcar un poste de luz, continuando con su rutina una vez el can volvió a correr a su lado.
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—Hey —Alek respondió con una sonrisa a la llamada que había hecho sonar su teléfono a las once de la mañana.
—Hola.
No era extraño que Tai lo llamara más temprano que sus habituales video llamadas. Pero escucharla decaída en definitiva lo puso alerta, silenciando a la televisión mientras se sentaba en el sofá en el que había estado acostado y llamando la atención de su madre sentada en el comedor.
—¿Está todo bien?
Alek la escuchó suspirar fuerte del otro lado de la línea, mientras Tai movía su teléfono de un oído a otro.
—Intentaron atacar a Kai mientras corría por el parque en la mañana.
—¿Él está bien?
—Sí, logró escapar con apenas unos rasguños.
—¿Escapar? —Alek se levantó del sofá para comenzar a caminar en círculos alrededor de la mesa de centro—. ¿Cómo que escapar?
Alek se mordió la lengua cuando escuchó a Tai sollozar calladamente después de la pregunta, claramente afectada por lo que estaba sucediendo.
—No estoy muy enterada de cómo fue que pasó. Uno de nuestros guardaespaldas logró interceptar a las personas que intentaron llevárselo y vinieron directo a casa —la voz mormada de Tai indicaba que había estado llorando por un rato, y el llanto no iba a detenerse en un momento cercano—. Mis padres lo llevaron al hospital para hacerle una revisión, pero parece ser que se encuentra bien. De ahí se fueron a la estación de policía para levantar una denuncia y me dejaron sola en casa. No han regresado y yo solo…
—Oye —Alek suavizó su voz cuando escuchó la voz de Tai quebrarse—. Tranquila. Te dije que podías llamarme cuando necesitaras ayuda, ¿no es así?
—Eso fue respecto a Jayden…
—Respecto a Jayden. Respecto a perros en la calle. Respecto al intento de secuestro de tu hermano —Alek decidió subir a su habitación cuando su madre lo miró escandalizada.
—Solo… no quiero estar sola.
—Estoy enseñando a Volk a sentarse —Alek balbuceó lo primero que se le vino a la mente, y ver al cachorro acostado en su cama alzando la cabeza cuando cerró la puerta fue lo mejor que se le pudo ocurrir. Además, para Tai podía ser el mejor distractor—. No sé si lo estoy haciendo bien porque es el primer perro que tengo, pero estaba viendo tutoriales en YouTube y creo que llevo algo de progreso.
Tai sorbió por la nariz antes de suspirar un poco más tranquila, tratando de poner atención en lo que le decían.
—¿Qué estás haciendo para incentivarlo?
—Al principio vi un video que decía que no debería de darle premios desde la primera vez, solo darle mimos si llegaba a hacer lo que le indicaba —Alek le rascó detrás de las orejas mientras Volk cerraba los ojos—. También decidí que las órdenes tendrían que ser en ruso. Así que sidit es su indicación.
El perro abrió los ojos ante la palabra extranjera, pero no hizo más que sacar la lengua, contento con la caricia.
Tai no dijo nada por un segundo.
—En realidad el comando es sadis. Sidit es una conjugación diferente. On sidit na divane. Él está sentado en el sillón.
De nueva cuenta, el estómago de Alek se revolvió al escuchar a Tai hablar en ruso, como si fuera la cosa más natural del mundo. Pero respiró hondo. Ese no era el momento para hacerse puré por la chica que estaba pasando por una crisis nerviosa.
—¿Sabes comandos en ruso?
—Solo los básicos. Riajam es para que se coloque a tu lado. Lagis es para que se acueste, stoy para que se quede quieto. Jarasho es la palabra para felicitarlo.
—Voy a necesitar que me mandes por mensaje la forma en que se pronuncian para practicarlas con él —resopló Alek.
Pero el otro lado del teléfono se quedó en silencio por medio segundo antes de que Alek suspirara y se sentara en la cama junto a Volk.