A lo largo de una semana, pueden pasar muchas cosas.
Los rumores sobre las supuestas fotografías de Tailime Nazarova que Jayden Rogers pudiera tener, comenzaron a perder fuerza. Para el final de la semana, todo parecía volver lentamente a la normalidad.
James había empezado a comportarse diferente. Ya no buscaba entablar conversaciones triviales con Tai, y cuando lo hacía, era con una sonrisa suave en los labios. Tai, por un instante, deseó poder tomar el rechazo con la misma dignidad con la que lo había hecho el inglés. Pero, viéndolo en retrospectiva, ella también estaba enfrentando el suyo de la mejor manera posible.
Se preguntó si James también sentía cómo se le desgarraba el corazón cada vez que ella le sonreía... de la misma forma en que a ella se le estrujaba el pecho cuando Alek le dirigía una simple mirada.
Después de la conversación que tuvo con Alek tras la competencia, las cosas entre ellos habían regresado a cierta normalidad, aunque nunca terminaron de hablar del todo sobre lo ocurrido. Esta vez, Tai se sintió agradecida de que el rechazo hubiera sido pacífico: directo, sin rodeos, sin drama.
Y lo más sorprendente de todo, es que aún conservaba esa extraña "amistad" con Alek, considerando que él siempre había sido más amigo de Kai que suyo.
El beso con Isabella había confirmado lo que ella ya sospechaba. Pero le costaba entender por qué Alek no había seguido adelante con la relación, al menos no como lo sugerían los rumores que se propagaron gracias a la fotografía que Arizona y Anna habían filtrado.
Tai se enteró que ambas la habían tomado desde sus asientos en el estadio, anticipándose sospechosamente a que "algo" pudiera ocurrir... aunque el beso no hubiera durado más de un segundo.
La mayoría aseguraba que era evidente que Alek e Isabella se atraían. Pero, más allá de ese beso, no parecía estar ocurriendo nada entre ellos.
Durante las clases, las cosas eran... incómodas. Tai notaba una atmósfera extraña entre los amigos de su hermano. No sabía si esa hostilidad estaba dirigida hacia ella —lo cual no sería nuevo— o si era una tensión entre ellos mismos.
Después del almuerzo de aquel lunes, Alek, Arizona y Anna dejaron de hablarse. Afortunadamente, la tensión parecía más contenida del lado de ellos, lo que le permitía a Tai ignorarla por completo cuando se reunían para trabajar en el proyecto del semestre. Bastaba con sentarse entre Alek y James, bajar la cabeza y enfocarse en tomar nota de lo que le dictaban.
Por eso no le sorprendió que, al iniciar una nueva semana, las cosas siguieran ocurriendo de forma inesperada.
Aquella mañana, Tai se había despertado con el estómago revuelto. Desde la madrugada no se había despegado del inodoro, devolviendo la cena una y otra vez. A duras penas había logrado peinarse, así que descartó el maquillaje por completo.
Llegó al colegio acompañada de Kai, sintiéndose un poco mejor, aunque el aire frío le calaba hasta los huesos. Por las prisas, había olvidado el saco del uniforme.
Después de estacionar su bicicleta, los mellizos se separaron para ir a sus casilleros.
Tai se acomodó el gorro sobre el revoltijo que era su cabello, mirando de reojo su reflejo en el espejo del casillero. A sus espaldas, el pasillo comenzaba a llenarse de estudiantes. Intentó ignorarlos, concentrándose en contener una nueva oleada de náuseas.
Pero justo cuando iba a cerrar la puerta del casillero, sus ojos se desviaron al espejo. Fue un reflejo inconsciente. Y entonces, el malestar se esfumó de golpe, como si toda la sangre hubiera huido de su cuerpo.
Jayden Rogers estaba al final del pasillo.
Recargado contra la pared, de brazos cruzados, con la mirada fija en ella.
Su suspensión había terminado.
Tai recordaba lo que Mia había mencionado: Jayden tenía estrictamente prohibido acercarse a ella después del escándalo en la cafetería. Pero, siendo tan temprano y con tan pocos alumnos en los pasillos, parecía haber encontrado la manera de evadir esa restricción.
No había hecho ningún intento por acercarse... aún. Tai respiró hondo, cerró su casillero y se colocó la mochila al hombro, girando en dirección opuesta a donde se encontraba Jayden.
Tendría que rodear un poco más para llegar a su salón, pero al menos evitaría pasar frente a él. ¿Pero y si le decía algo? ¿Si intentaba hablarle? No estaba preparada para enfrentarlo. Mucho menos sola.
Dobló por la tercera esquina, buscando el camino hacia las escaleras, cuando percibió unos pasos apresurados detrás de ella.
Miró disimuladamente sobre el hombro. Una silueta la seguía. Fue al pasar frente a una vitrina de trofeos cuando lo vio claramente en el reflejo: Jayden, a solo unos metros de distancia, las manos en los bolsillos, aparentando una actitud desinteresada.
Tai sintió cómo el aire en toda la escuela descendía al menos cinco grados. El frío amenazaba con paralizarla.
Aceleró el paso, tratando de recordar cómo llegar a su salón, pero el miedo le nublaba la memoria. Sin darse cuenta, tomó un pasillo equivocado. Si no podía llegar al aula, al menos debía encontrar un baño donde esconderse.
¿Y si Jayden decidía seguirla hasta ahí? ¿Y si no había nadie cerca?