La Historia Entre Los Dos [libro #1] (editado)

34 ⌘ Asher y Mia

—Me estaba preguntando...

Tai abrió la puerta de su casillero, esperando a que Alek continuara la frase.

Lo miró de reojo. Alek se mordía los labios, intentando parecer relajado… aunque el balanceo en sus talones y las manos escondidas en los bolsillos del pantalón delataban su tic nervioso. Le parecía tierno —casi surreal— que Alek pudiera ponerse nervioso al hablar con ella.

—¿Qué te parecería ir al cine conmigo este sábado?

—¿Al cine? —repitió Tai, sacando el pesado libro de biología y dejando la mochila en el suelo para abrirla e intentar meterlo dentro.

Alek se agachó y le sostuvo la mochila abierta para que pudiera guardarlo. De todos modos, tendrían que pasar después por ese mismo libro a su casillero antes de ir a almorzar a la cafetería, rumbo a la siguiente clase.

—Acaba de salir una nueva película de James Bond, y entre todos los entrenamientos no había podido tener un fin de semana libre —le explicó, mientras Tai acomodaba el resto de sus libros en el casillero—. Solo tienes que prometer que no te vas a dormir.

—No creo que alguien se pueda dormir en una película de James Bond —Tai cerró el casillero y lo miró, avergonzada, desde debajo de sus pestañas.

—Esa mirada me dice que planeas dejarme plantado —Alek entrecerró los ojos, incriminándola.

—No pienso dejarte plantado —Tai soltó una risita—, pero el sábado es la competencia de Mia.

—¿El concurso de canto?

Tai asintió.

—Tenía pensado ir con mis amigos a apoyarla.

Alek maldijo en silencio el día en que Tailime había aprendido a morderse el labio de forma inocentemente letal… aunque estaba seguro de que no lo hacía con ese propósito.

—¿Quieres ir conmigo?

Alek hizo una mueca, escaneándola de pies a cabeza, como si realmente se planteara la opción de no pasar tiempo con ella. Pero luego sonrió. Y justo antes de que pudiera abrir la boca para responder, Mia apareció a su lado, tomó a Tailime del brazo y la arrastró en dirección opuesta a la cafetería, con el ceño fruncido y clara molestia.

Sorprendido por el desplante, Alek alcanzó a ver la expresión confundida de Tai mientras intentaba entender qué estaba pasando.

No habían doblado la esquina cuando Emma llegó corriendo detrás de ellas, ofreciéndole a Alek una disculpa rápida por la brusquedad de su amiga. Lo dejó ahí, perplejo a la mitad del pasillo… y con la mochila de Tai aún en las manos.

—Ouch —se quejó Tai cuando finalmente logró acomodar el paso para seguir a Mia—. ¿Qué sucede?

—El idiota de Asher, es lo que sucede —bufó Mia entre dientes.

No volvieron a hablar mientras caminaban con paso apresurado por los pasillos, hasta que llegaron a su ya acostumbrado baño de niñas, ese que casi siempre estaba vacío a la hora del almuerzo.

Mia soltó a Tai y comenzó a dar vueltas por el lugar, cerciorándose de que no hubiera nadie más en los cubículos. Una vez segura, lanzó una mirada hacia donde Emma había entrado, y esta cerró la puerta del baño con seguro.

—¿Qué está pasando? —preguntó Tai, al ver a Mia caminar como león enjaulado frente a los lavabos—. ¿Qué hizo Ash?

Pero Mia no respondió. Estaba demasiado molesta como para articular palabra. Tai se giró entonces hacia la chica de cabello rosa, buscando alguna explicación.

—Fuimos a buscar a Asher para darle uno de los pases que el club reparte para el evento del sábado. Mia quería entregárselo en persona —comenzó Emma, cruzándose de brazos—. Fuimos hasta su salón para que pudiera dárselo, pero cuando cruzamos la puerta...

—¿Sabes quiénes integran el equipo de tu hermano para el proyecto del semestre? —interrumpió Mia, visiblemente alterada. Tai no supo si estaba molesta por la situación en sí o si estaba empezando a enfadarse con ella.

—¿No? —Tai se pegó al lavabo que tenía a su espalda ante la falta de espacio personal con su amiga—. No hablamos de cosas de la escuela.

—No te haría mal enterarte de vez en cuando de la vida de tu hermanito —le recriminó Mia.

Sí. Mia estaba enojada con ella.

—Mia —la regañó Emma con una sola palabra, como quien pone freno sin levantar la voz.

Mia volvió a caminar de un lado al otro, como si necesitara moverse para no explotar.

—El equipo de semestre de Kai lo integran Asher… y otras tres chicas.

Tai no pudo negar esa información. Al final de cuentas, el salón de Asher y Kai estaba compuesto en un noventa y ocho por ciento por mujeres, así que supuso que no habían podido librarse de tener a unas cuantas chicas con ellos. Lo extraño era que eso afectara tanto a Mia. A pesar de negar en voz alta cualquier atracción por Asher, estaba desatando un ataque de celos en toda regla.

—Y una de ellas es Sasha.

—Oh.

Eso lo cambiaba todo.

Sasha Keller era la archirrival de Mia desde que ambas entraron al club de coro. No solo era bonita y tenía una voz privilegiada: se la vivía intentando opacarla, especialmente en las canciones que compartían, donde su tono grave siempre terminaba por imponerse al soprano de Mia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.