Despertó sintiendo el rostro tibio. Cuando Mirah abrió los ojos vio las copas de los árboles merecerse con tranquilidad, y a través de sus hojas, se filtraba la luz del día. Se sentía tan calmada, tan tranquila, evitó pensar en cualquier otra cosa. Entonces escuchó un gritó.
—¡No puedes hablar en serio! —era la voz de Mathis—. Muérete si quieres
Mirah se sentó y vio a un par de metros a Mathis de pie frente a Julian.
—Yo hago lo que quiero —replicó Julian—. Si quieres volver a tu pueblecito, puedes hacerlo, nadie te detendrá… Pero ¿no querías ayudar a tu amiga?
La frustración en el rostro de Mathis era evidente, después de unos segundos de silencio, se dio vuelta y se perdió entre los árboles.
Creo que hasta los hace feliz pelearse pensó Mirah con diversión. Algo dentro de ella se preguntó si había alguna posibilidad de que acabasen juntos cuando salieran de ese lugar, pues siempre peleaban y Mirah sabía por experiencia propia que solo te enojabas con alguien cuando te importaba lo que decía o hacía.
Agarraron sus hombros y le dieron una pequeña sacudida.
—¡Bu! —había acompañado al agarrón.
A Mirah le pareció que su corazón se le saldría del pecho, pero se fue calmando cuando escuchó una risa tras ella, casi una carcajada, era Katria.
—¿Ves que puedo asustarte? —dijo.
Mirah volteó, jadeando y mirando a Katria sin saber cómo sentirse al respecto.
—Venga, no pongas esa cara —dijo tomando algo que había dejado en el piso, pan duro y un odre y luego se los tendió—: Toma, come, solo te esperamos a ti.
Dos rápido pensamientos llegaron a la mente de Mirah, donde se había dormido y que se había saltado su guardia, ambos le provocaron una puñalada de vergüenza. Comenzó a balbucear, tratando de hacer ambas preguntas a Katria, pero parecía que sus ideas se enredaron en su garganta, porque solo salían palabras cortadas.
—Calma, calma —dijo Katria, sonriéndole con ternura—. Más despacio.
Mirah tomó aire.
—¿Cuánto dormí?
—Mucho —respondió Katria, presionando el pan y el odre contra el pecho de Mirah para que aceptase—. Come, que realmente dormiste mucho y solo nos faltas tu para partir.
Mirah aceptó ambas cosas y las miró un momento, luego levantó la mirada, Katria le continuaba sonriendo.
—Yo… me dormí, ya sabes…
Katria se mordió los labios, aun sonriendo y Mirah quiso besarla cuando lo hizo, pero se contuvo.
—No quise despertarte, aunque me sorprendió que no despertaras cuando te moví y te acosté en el piso.
Mirah se ruborizó.
—Lo siento —balbuceó, agachando la cabeza—. Se sintió muy… relajante y solo me dormí.
—Todos sabíamos que necesitabas dormir, por eso no te despertamos. No sé cómo, pero el otro día dormiste en la tarde varías horas, y aun parecías cansada.
Mirah se apenó por el comentario, si había dormido mucho. Cuando se desmayó y durmió largamente, y luego de un par de horas de guardia volvió a dormir. Eso había sido dos días atrás. Katria pareció darse cuenta de que la había hecho sentir mal, pues esbozó una sonrisa de arrepentimiento.
—Han sido días difíciles —dijo Mirah, bajando la mirada—. A principio estaba ansiosa y con miedo, después seguía ansiosa… pero por otra cosa.
Mirah levantó la cabeza y encontró a Katria sonriéndole.
—¿Te pongo nerviosa? —dijo mordiéndose el labio inferior.
Mirah se ruborizó.
—No importa —dijo Katria entre una risita—. ¿Fue un buen sueño al menos? Mi papa decía que cuando dormíamos mucho, pero porque no queríamos irnos del sueño.
Mirah frunció el ceño, no podía recordar nada. Pero había despertado sintiéndose bien, los moratones ya no le dolían tanto y se sentía muy relajada. Asintió con la cabeza. Empezó a comer y escuchó con gusto los planes de Katria, sobre qué hacer cuando salieran. Si buscaban ayuda en Mitan, si volvían a Sheram y buscaban a un general o alguien importante que fuera decente, o si iban a Lovatra. Para Katria no parecía una opción hacerse a un lado.
Editado: 14.02.2020