La huella que dejas

Quedó

Su perfume se encuentra embotado en mi nariz, disuelto el fantasma de su estela en mi lengua.
El ventilador lo revoloteó en mi cabeza.
No dejó de pensar en toda su belleza.
He olvidado leer un renglón en mi vida, para no olvidar llenar mis pulmones de aire.
Un aroma, nunca, había hecho temblar los pliegues que retienen memorias inservibles. Crepitaron, las soltaron. Y su perfume se zambulló. Nada más que quedó él.




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