La huella que dejas

Tus ojos, mi hogar

Lo había intuido desde el momento cero antes de conocerte.

Como un diente de león que soplan pidiendo un deseo desesperadamente y que cae donde huellas de bienvenidas y despedidas terminan.

Sabía que ahí mismo quedaría estancada.

En una esquina solitaria por dónde nadie pasa.

Sin un espacio de tierra en dónde ser plantada.

Sin tus ojos que eran mi cálido hogar.




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