La huella que dejas

Vámonos

Anda, corazón, aquí no pertenecemos. No hagas un berrinche, por favor.
Vámonos en silencio.

Camina, corazón. No mires atrás, sé valiente. De aquí no somos ni seremos... Ni debemos.

Dejemos a ese corazón que conserve su espacio.

Arrastra los pies si crees que eso no nos alejaría más rápido, o si crees que me arrepentiré y te pediré que nos quedemos.

Anda mi corazón. Aquí no pertenecemos.

Mira, corazón... ¿Cómo te lo dejo en claro?
Ese corazón tiene demasiada luz y no lo queremos apagar.
Ese corazón no ha sido perturbado.
Di un paciente: "adiós" y retírate.

Sigamos encontrando nuestro brillo.
Ven, vámonos.
Yo te seguiré cuidando.

Tómalo por el lado amable: por lo menos volvimos a latir como nunca antes.
Nos vamos sabiendo que lo que dejamos es peso de una pluma y no el de una ancla.

Lo sé, lo sé, querido corazón... Duele.

Por favor, no hales de mi brazo que es más fuerte que tú y al final terminarás partiendo de un tirón conmigo.

Te entiendo.
Su luz es cegadora. Atrae demasiado.
Sé que resplandece de una manera inigualable.
Y es por eso mismo que te digo:
Vámonos, corazón, aquí no pertenecemos.




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