En tres días es el cumpleaños de Daya. Cumple 16 años y quiere que Daina acuda.
Será una gran fiesta, y esto abruma a la muchacha. Necesitará un nuevo vestido, no conviene repetir.
Meicel la observa. Parece feliz e ilusionada con la invitación. Está como loca intentando estar perfecta para ese día, ¿será por algo en concreto, o por alguien? Ya se lo había advertido, tarde o temprano caería bajo los encantos de ese mundo, pero en realidad no hay nada de malo en ello.
-¿Qué podría regalarle? –se pregunta en voz alta mientras da vueltas por la habitación.
-¿Una joya? –sugiere él desde la entrada.
-No, eso es muy caro.
-¿Y algún traje?
-Ni siquiera tenemos para que me compre uno para mí.
-Bueno aún te quedan tres días para pensar en algo. Ahora deberías relajarte, te vas a acabar mareando de tanto dar vueltas.
Daina se deja caer sobre la cama.
-Estoy tan nerviosa –Confiesa mirando sus piernas.
Meicel se sienta a su lado para tranquilizarla.
-Ya has estado muchas veces en palacio, ¿En qué se diferencia esta vez?
-Pues... -comienza ella.
-Entonces no hay más que hablar. Verás cómo irá bien.
-Gracias Mei.
-Ahora vamos, el trabajo nos espera.
Los dos amigos salen juntos de la habitación para reunirse con Ezla en la taberna.
Daina y Gabelt pasean entre los puestos. Ella camina medio ausente seguida de cerca por sus perros. Él guarda silencio intentando adivinar sus pensamientos.
-Mañana es el cumpleaños de Daya y aún no sé qué regalarla –confiesa ella por fin.
-Realmente no hace falta que la regales nada, creo que lo entenderá.
-Seguramente, pero me sentiría mal si apareciese con las manos vacías.
-¿Entonces porque no le regalas un ramo de flores con una tarjeta?
-¿Flores? Podría servir, pero tampoco es que sean precisamente baratas si se quiere comprar un ramo decente.
-Seguro que mucho más que una joya o un traje digno de una princesa.
-En eso tienes razón... -comenta ella pensativa- pero será mejor que las compre justo antes de ir a palacio, se verán más bonitas frescas.
-¿Quieres que te ayude a escogerlas?
-No te preocupes Gabelt, creo que escogeré bien sola.
-No dudo que lo harás, tienes buen gusto.
Ella sonríe algo roja.
-Gracias por el consejo, me has quitado un gran agobio de encima.
-De nada Daina, Es lo menos que puedo hacer.
-¿Y si me ayudas a escogerlas? –pregunta tras unos minutos de silencio.
-¿No decías que las comprarías mañana y que sabrías elegir las adecuadas?
-Sí, pero así sabré cuales quiero e iré más rápida al palacio. No sería correcto llegar tarde por tener que comprar el regalo en el último momento.
-Bueno, en ese caso hay un puesto un poco más adelante.
Los dos amigos se dirigen hasta el puesto para seleccionar las flores que formarán el regalo de Daya.