La Humana es Mia ( Alpha x humana )

CAPITULO 32- ¿Y Terry?

* * * * * * * * * * CAPITULO 32- ¿Y Terry? * * * * * * * * * *

Narra James:

A la mañana siguiente, me levanté más temprano que ella, me di una ducha y ordené que trajeran panqueques y jugo a la habitación. Empecé a desayunar y decidí llamar a Terry, estos últimos días ni siquiera se había contactado conmigo para darme un reporte de lo que estaba haciendo. Estaba muy preocupado por él, aunque sabía que se podía cuidar solo.

La llamada fue directamente al buzón de voz; no contestaba el teléfono, pero al menos no parecía que el teléfono estuviera apagado.

Dejé de insistir y volví a la habitación para despertar a Elena. Aun se encontraba placidamente dormida; hoy tenía que ir a la universidad, por lo que recordaba, así que tuve que despertarla.

Se despertó entre quejidos y le mandé a darse una ducha. No quería que la ayudara, así que se duchó sola, y preparé también el desayuno para cuando saliera.

Mi teléfono volvió a sonar y contesté la llamada.

—< Alpha James, tengo llamadas perdidas de usted, ¿necesita algo? >— Contestó

—< Sí, tienes razón Terry. ¿Necesitaré algo? >— Cuestioné.

—< Estuve muy ocupado...

—< ¿Ocupado en dónde? >— Interrumpí sus palabras.

—< Estuve vigilando a la señorita Camila, la hermana de Elena >— Se justificó.

—< ¿Y para qué la estuviste vigilando? >—

Terry casi siempre se mantenía en el margen, incluso si lo dejaba para ir a investigar por mi cuenta, él elegía entre dos opciones: quedarse a mi lado como mi sombra o avanzar con algún trabajo extra. Así que me parecía extraño saber que no estaba donde lo dejé, porque por la bocina podía escuchar que había mucho ruido.

—< Te llamaré luego, espero que tengas tu reporte >— mencioné y colgué la llamada.

Elena salió de la habitación con una toalla sobre la cabeza y vestida con la misma ropa. Andaba tan apurada que casi se cayó corriendo hacia la sala.

—¡Ya es tarde! — Exclamó dando un gran bocado a los panqueques. —¡Qué rico! —

—Come más tranquila, te dolerá el estómago —Recalqué, pero hizo caso omiso a mis palabras. —Pediré un taxi — Le comenté, abriendo la app de taxis.

Parecía que después de años sin estar en el mundo humano al mismo tiempo que la tecnología, me dificultaría, pero no. Lo que no sabía lo aprendí demasiado rápido.

—Me llamas para ir a recogerte — Le recordé, mientras ella salía apresurada por la puerta, dejando la toalla en el sofá.

Narra Terry:

Mis planes no habían sido buscarla; simplemente fue una coincidencia. —Recalqué en mi mente mientras volvía a ingresar a esa universidad.

—Buenos días, docente — Saludaron algunos estudiantes y profesores, y devolví el saludo.

Me encontraba siendo docente de música, para ser específico, de violín en la universidad. Era como un taller extracurricular que podías elegir y tenía que llevar.

Me había enterado de que a Camila le gustaba mucho la música, pero mis planes no eran acabar siendo su profesor. El primer día, cuando sus ojos se encontraron con los míos, lucía confundida y algo furiosa, pero después de casi una semana, se había acostumbrado a mi presencia.

Los tres alumnos destacados realizarían su presentación al final del curso y tenían ayuda de los docentes para practicar una sonata complicada, por eso esperaba que ella se acercara hoy a pedírmelo.

James llamó antes de que comenzaran las clases, me sorprendió, pero solo escribiría un reporte y estaría listo.

La clase transcurrió y llegó el momento de cambiar de curso.

—Señorita Camila, acérquese, por favor — Mencioné, aún de pie enfrente.

Poco a poco la habitación se fue vaciando y ella se despidió de algunas compañeras.

—¿Sí, profesor? — Preguntó, cuestionándome sobre por qué la había llamado.

—¿Ya sabe qué pieza practicará? — Comenté, ordenando los papeles que sostenía en la mano.

—¿Cómo...? — Preguntó, confundida.

— La he elegido como una de las alumnas que presentarán su pieza. ¿Tiene algo en mente para tocar? —

—Eh...

—Te ayudaré a decidir. Tocarás la "Waltz In B Minor, Op. 69, N°2" —

—Oh, así que ya tiene al estudiante que la representará — La otra docente de música interrumpió en el salón. — Soy la profesora Sonia, por cierto, muy linda pieza, aunque solo la he escuchado en versión piano. La anotaré. — Comentó mientras escribia con su bolígrafo en la hoja que traía

—Por supuesto —

—Buena suerte, Camila — Dijo y se retiró tan rápido como ingresó.

Le di una sonrisa a Camila y empecé a salir del salón.

—¿Qué fue eso? — Cuestionó Camila, sujetando mi mano. Volteé a verla y tenía el ceño fruncido.

—La ayudaré a prepararse para la pieza —

—¿Me ayudarás? ¿Eres de verdad maestro? — Me interrogó.

—Sí, lo soy —

—No mientas, estoy segura de que no puedes tocar bien los instrumentos — Sujeté su agarre y lo fui deslizando con mi mano hasta lograr soltarme.

—Sé muchas cosas, señorita Camila. Le informaré del horario de entrenamiento para que acomode su horario — Recalqué y salí.




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