La Humana es Mia ( Alpha x humana )

CAPITULO 36 _ ¡Me gustas!

CAPITULO 36 _¡Me gustas!

Narra Camila:

Miriam estaba preocupada. Al día siguiente, por la tarde, fuimos a ver a las chicas; eran dos años mayores que nosotras.

¿Realmente estaba pasando esto? Parecían niñerías de niñas y ya estábamos en la universidad. Supongo que era porque la mayoría eran personas con mucho dinero y engreídas; solo unas cuantas éramos becadas.

La verdad no estaba interesada y un solo beso o cualquier cosa no significaría nada, el dinero sí de Miriam sí, pero también hablé con ella sobre la apuesta y fue porque le andaban molestando de los artefactos que traía, eran de nueva tecnología y ella no se los pudo haber comprado, así que esparcieron rumores de ella, y después de chantajearla perdió el dinero.

Lo malo es que no había muchas pruebas y lo mucho que haría la universidad ya que ellas sí pagaban dinero sería una amonestación, e incluso podrían quitarle la mitad de la beca a Miriam.

Eran cinco chicas las que estaban esperando dentro del estacionamiento, ya que era el lugar sin cámaras de seguridad, solo había una a la entrada para registrar los autos que ingresaban y salían.

— Que bueno que llegaron, ya íbamos a ir a escribir una queja al decano de la facultad, Miriam — Mencionó una de ellas al vernos llegar junto a Miriam.

Íbamos las dos junto a Estefany, quien decidió acompañarnos porque no teníamos clases por la tarde.

— Sería más divertido ver una declaración, porque sería más vergonzoso —

— ¿Primero quién de todas irá? — Dijo otra de ellas.

— Y... yo — Dijo Miriam.

— No, iré yo — Dije, ya había accedido a ayudarla; además, ella me debería un favor por algo como esto.

— Bien, lo plantearemos más fácil aún... — Lo pensó un momento — Te declaras a la siguiente persona que ingrese con el auto, no importa si es una chica o un chico. ¿Comprendes?

Tenían razón, era más fácil que su anterior petición, y asentí con la cabeza, esperando a la siguiente persona que ingresaba. Pasaron un par de minutos y un auto que se me hizo algo familiar ingresó y se estacionó cerca de la entrada; el resto de chicas se posicionó cerca de la puerta fingiendo conversar.

La puerta del auto se abrió, y claramente pude ver a Terry bajar de ahí.

Voltee a ver, queriendo buscar ayuda porque sabía que le gustaba a Estefany, pero no la vi entre las que estaban, así que supuse que se había retirado.

Mi mente se puso en blanco, y lentamente caminé hasta su auto estacionado.

Él se encontraba buscando algo en el interior del vehículo. ¿Por qué estaba aquí? Me quejé internamente.

Le toqué el hombro para que volteara, y se sorprendió mucho. La distancia en la que nos encontrábamos no era mucha, y ya empezaba a ponerme nerviosa.

— ¿Viniste a recibirme? — Dijo algo sorprendido, y al ver que no le contestaba — Supongo que querías asegurarte de que llegara para las clases. Leí tu horario enviado ayer por la noche, así que envié un correo para que separaran algunos salones de entrenamiento.

¿Clases? ¡Mierda! Había venido esta tarde por eso; si no, no estaría aquí.

— Yo no vine por eso — Lo dije algo nerviosa, pero con velocidad rápida — ¡ME GUSTAS! — Solté de una sola palabra.

Pude ver su cara pálida, y su cuerpo se quedó estático, y supuse que aquí venía el rechazo. Ya me lo esperaba, ya que cualquier persona que me hubiera declarado hubiera hecho lo mismo.

Pude ver de reojo que las chicas se retiraban, así que todo había terminado bien.

— Camila...

Me sujetó de los hombros, y creí que me daría un sermón en vez de un simple rechazo. Cerré los ojos, esperando alguna amonestación de su parte. Sin embargo, empecé a sentir su respiración muy cerca.

Un ruido nos desconcertó a ambos; era como si hubiera caído una persona.

— ¿Quién está ahí? — Dijo Terry volviendo su cabeza hacia donde provino el ruido.

— Lo siento, por favor, olvida lo que te dije — Me apresuré a decir y voltee para dirigirme hacia la cafetería o los baños.

— ¡Espera! — Sujetó una de mis muñecas — Lo que dijiste, ¿iba en serio?

Me safé rápidamente y escapé. Corrí a mi dormitorio, y debido a que nadie estaba, me duché y me acosté en la cama. Ya con el cielo oscuro, recién desperté, revisé primero mi celular y vi la hora: siete de la noche marcaba el reloj.

Una mano en mi espalda me sorprendió; era Miriam.

— ¿Te asusté? Lo siento mucho, también andaba en mi celular cuando me asusté al verte levantar — Dijo algo apenada — Por cierto, muchas gracias por lo de hoy.

— ¿Y Estefany? — Pregunté.

— No vino hasta ahora, supongo que clases extra — Dijo en broma porque no había clases hasta esta hora. — Creí que vendrías con ella, ya que se quedó esperándote, o al menos me dijo que te esperaría.

— ¿Qué? No todas salieron.

— No, Estefany ya se había acercado demasiado, así que no le pude decir que ya nos fuéramos; yo me fui con las otras, porque nosotras sí teníamos clases por la tarde; iba a quedar esperándome, pero parece que el profesor te iba a dar un sermón.

— Tienes razón, fue algo así — Mentí.




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